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El milagro de Janucá o Fiesta de la Luces conmemora la reedificación del del Segundo Templo de Jerusalén y la rebelión de los Macabeos contra el Imperio seléucida. Los helenos fueron derrotados y se recuperó la independencia. EL milagro se refiere a que pudo encenderse el candelabro del templo durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba solo para uno. Este milagro está vinculado, según el Talmud, a la celebración del solsticio de invierno. El encendido de las luces simbolizará la expulsión del invierno. ¿Por qué hablamos de la Janucá?

Era el 17 de diciembre de 1775. Inglaterra y las colonias estaban en lucha. Es lo que se conoce como guerra de la Independencia. Era la primera noche de Janucá y el soldado Haym Salomon intentaba encender la primera vela. Estaba, con el resto del ejército, en Valley Forge, en Pensilvania. Esperó que todos estuvieran durmiendo para empezar el ritual. Sacó una menorá de Janucá -candelabro de nueve brazos también conocido como januquiá-. Mientras cumplía la mitzva -mandamiento- encendió la primera vela y se puso a rezar. “Baruk ata Adonai…”. En ese momento detuvo el rezo. Alguien, detrás de él, acabada de poner su mano sobre uno de sus hombros.

¿Qué estás haciendo? ¿No serás un espía?, le dijo aquel misterioso personaje.

Haym Salomon se giró, para ver quien le hablaba, y reconoció al general George Washington, comandante de aquel ejército.

¡No mi general!, respondió. ¡Adonai no lo permita! Soy un judío observante. Creo en Adonai y este es uno de los preceptos que nos ordenó. No soy espía, mi general.

¿Qué tipo de precepto es este?, preguntó Washington. ¿Qué significa este candelabro?

Los judíos, en todo el mundo, encienden velas esta noche, ya que es Janucá, la fiesta del gran milagro. Hace aproximadamente 2.000 años estábamos luchando en una guerra muy parecida a esta, y ganamos esa guerra porque luchábamos por la verdad, luchábamos por la libertad. Éramos menos en número, muchos menos que nosotros ahora. Los judíos eran una proporción de 1 a 100, pero ganaron porque creían en una causa justa, y Adonai nos ayudó. Y mañana triunfará también a usted, señor general, de la misma forma que ganaron los Macabeos. Adonai nos ayudará de la misma forma en que nos ayudó en ese momento. Se lo aseguro.

George Washington permaneció callado oyendo el relato. Cuando este finalizó le dijo…

Tú eres judío. ¡Eres de la nación de los profetas! ¡Tomaré tus palabras como si hubieran sido pronunciadas por el mismo Dios!

Le dio la mano al soldado Salomon y se marchó.

Tuvieron que pasar 8 años hasta que, el 3 de septiembre de 1783 se firmara el tratado de París o de Versalles, por el cual se ponía fin a la guerra de la independencia. George Washington fue declarado primer presidente de los Estados Unidos. ¿Qué pasó con Haym Salomon?

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Este había nacido en Leszno (Polonia) el 7 de abril de 1740. En el año 1778 fue detenido bajo la acusación de destruir la propiedad inglesa en New York. Lo condenaron a muerte por sabotaje. Por suerte pudo sobornar a sus captores y huir antes de que se llevara a cabo la sentencia. Se convirtió en un rico banquero que, no sólo financió al ejército de Washington, sino que salvó a la floreciente nación del colapso financiero.

En cierta ocasión, estando en su casa de Brome Street, en New York, celebrando el Janucá, oyó que llamaban a la puerta. Se levantó para abrir. Delante suyo vio un grupo de oficiales del ejército junto con George Washington, en aquel momento ya primer presidente de los Estados Unidos.

Veo que sigues fiel a las tradiciones de tu pueblo, le dijo Washington. ¡Feliz Janucá! Si mal no recuerdo, este era el nombre de la fiesta. Estamos aquí por un presente que quise traerte en persona.

Uno de los ayudantes del presidente sacó un estuche de terciopelo. Se lo entregó. Salomon lo abrió y dentro pudo ver una medalla de oro. En ella había grabada una menorá y estas palabras: “Una muestra de gratitud por la luz de tu vela. Con admiración George Washington”.

Señor Salomon, dijo Washington, usted no sabe lo que hizo en Filadelfia hace unos años. Esa noche yo no podía dormir, pues creía que era imposible ganar. Había pensado que era mejor rendirnos, ya que no teníamos suficientes municiones, y sólo contábamos con un reducido grupo de soldados, y la comida era insuficiente. Cuando vi a los soldados durmiendo a la intemperie, con el frío intenso azotándolos, pensé que no había nada que pudiéramos hacer. Sin embargo, cuando lo escuché a usted y vi esas luces, me dio una nueva energía para que no nos rindiéramos, y así poder seguir adelante y ganar la guerra. Sentí que estábamos del lado correcto, y que nuestra causa era justa. Por eso vine hasta su casa, para agradecerle, condecorarle, y decirle que esta noche también es mi fiesta. Para mi Janucá significa la luz de la esperanza. La luz de la libertad.

Salomon se convirtió en uno de los hombres de confianza del presidente Washington. Sobre él dijo…

Sin la actitud de Salomon, los acontecimientos de la historia habrían sido distintos, debido a que el ejército de los Estados Unidos no había resistido en su guerra contra los británicos y el resto de los enemigos, que querían impedir su existencia”.

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Haym Salomon falleció el 6 de enero de 1785 en la más absoluta pobreza. A pesar de la gran fortuna que consiguió, la guerra lo empobreció. Debido a que los gobiernos y los prestamistas privados no pudieron pagar la deuda contraída por la guerra, se quedó sin un centavo. Los cientos de miles de deuda continental que compró -353.000 dólares- con su dinero valían 10 centavos de dólar cuando murió. En el Independent Gazetteer publicaron el siguiente obituario…

El jueves pasado, expiró, después de una enfermedad prolongada, el Sr. Haym Salomon, un eminente bróker de esta ciudad, era nativo de Polonia y de la nación hebrea. Era notable por su habilidad e integridad en su profesión, y por su parte generoso y humano. Sus restos fueron depositados ayer en el cementerio de la sinagoga de esta ciudad”.

El presidente George Washington quiso rendirle homenaje a él y a la comunidad judía de los Estados Unidos, los cuales donaron alimentos y ropas procedentes de Europa a los soldados, así como dinero. Por ello decidió dejar constancia de esto en el Gran Sello, de 1782, que luego se usaría en el billete de 1 dólar. Encima de la cabeza del águila aparece una gloria con 13 estrellas en un campo de azur. Las trece estrellas forman el Maguén David, la estrella de 6 puntas símbolo del judaísmo. El escudo, que está en el cuerpo del águila calva, que representa la defensora, tiene dos diferencias principales con respecto a la bandera de los Estados Unidos No tiene estrellas en el jefe de azur. A diferencia de la bandera, las rayas exteriores son de color blanco, a fin de no violar la regla heráldica de la tintura. Es más, si se da la vuelta al escudo, estas rayas blancas, siete, son la representación del menorá judío. Así pues, en el gran sello de los Estados Unidos, aprobado el 20 de junio de 1782, se homenajea a la nación hebrea con sus dos grandes símbolos. Como dijo George Washington…

El pueblo americano jamás olvidará la ayuda que aportaron los hijos del pueblo judío en los mas importantes momentos de la creación de los Estados Unidos de Norteamérica”.

Autor

César Alcalá