06/10/2024 01:34
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Cierro, con esta Carta, la secuencia de cinco de ellas publicadas durante la presente semana y redactadas con la humilde intención de abordar cuestiones, que creo, de interés, para ser tenidas en cuenta tanto en la próxima moción de censura como ante cualquier cita electoral en nuestro país.
 
¿Alguien conoce a algún político que ejerza dicha labor por obligación? Yo NO.
 
Dicen que lo hacen por España, por el servicio público, y tratan de aparentar, en mi caso con nulo éxito, lo altruista de su interés por llegar al poder. Pero existe una parte de esa afirmacion si es verdadera, y me refiero al INTERÉS, desde luego no es un interés por España y los españoles, es un interés por convertirse en una agencia de colocación «rumbosa» para compañeros de pupitre, concubinas, cuñados, y la miriada de acólitos y asociaciones diversas de sus estructuras políticas cuyo principal activo es disponer del carné de marras… y, por supuesto, sacar «tajada». 
 
Y en eso han estado, en los últimos 40 años, ese contubernio mendaz, hipócrita y corrupto del PSOE-PP, siempre con la inestimable colaboración de los supremacistas vasco-catalanes, que en lo de sacar tajada no tienen nada que aprender.
 
Pero el listón, en cuanto a felonias y traiciones, ha ido subiendo con el paso de los distintos malgobiernos llegando a la inmundicia del actual. La fallida democracia del 78 no contempló mecanismos de control que impidieran la perpetuación en el poder de organizaciones políticas que han convertido la mentira y la hipocresía en el «alma», y en el «modus operandi» del malgobierno de la nación (y en muchos otros, como los autonómicos y locales). 
 
El Contrato de ética y responsabilidad, entre quienes nos gobiernan y los contribuyentes, vinculado al voto emitido en las elecciones debería ser respetado aunque se ha demostrado que se lo pasan por el Arco del Triunfo. Porque es gravisimo que este podrido sistema democrático no disponga de contrapesos para limitar el poder de «partidas» que mienten más que hablan para llegar al gobierno e implantan después unas políticas traidoras y contrarias a los intereses de los españoles y la supervivencia de la nación. 
 
La urgencia en articular ese mecanismo de control y contrapeso es esencial no ya solo para corregir el actual desastre ocasionado por las fatuas boñigas endemoniadas que nos malgobiernan, si no para prevenir casos futuros. Desde el momento en que existiera, se asearia enormemente la acción política, y gubernamental, aislando a los satrapas mentirosos e hipócritas que verían cercenada la barra libre para cometer sus fechorías.
 
Habrán observado que la primera vez que nos ponemos a hacer alguna cosa suele ser la de peor resultado. ¿Por qué motivo? Creo que la causa, en mi caso así lo es, se debe al proceso de aprendizaje, porque en la primera «toma de contacto» nos damos cuenta de los fallos, las imperfecciones, los retos y las mejoras intrínsecas en cualquier actividad que se precie. Esta democracia estéril y fallida ha sido un fracaso colosal que lejos de ir corrigiendo los errores y pleitesias de su redacción las ha ido agravando. Nos creímos más chulos que la pana lisa con nuestra «ejemplar» Transición e instauración de una «democracia» pero los resultados han sido fúnebres. 
 
Y como no se debe hacer una exposición como la que he hecho sin plantear una propuesta. Ahí va la mía: la figura del Jefe del Estado debe disponer de una capacidad política, de la que ahora carece (su única misión, ahora, es firmar lo que la grey política le pone delante, aunque sean auténticos desafueros), para con el apoyo de La inmensa minoría (un homenaje a D. Fernando Paz de Intereconomia por su magnífico programa) del poder legislativo (por ejemplo el 40 %), poder convocar unas elecciones cuando esos «Contratos» entre los votantes y sus representantes hayan sido, grave y espuriamente, vulnerados y mancillados.
 
Y, por supuesto, aquellos partidos que no crean en España que no pudieran presentarse a unas Generales, si a la de esos «territorios históricos» en los que creen, pero el seguir condicionando el gobierno de un país que no reconocen y desprecian, ni hablar ¡ya está bien! A pesar de esa medida, dispondrian estos felones de unos de los más grandes dones que pueden tener las personas y que mencionaba en mi Carta de anteayer: la Justicia y la Libertad, que para nada están reñidas con este planteamiento. Porque es inadmisible que sigan socavando el Estado, viviendo a costa, además, del dinero de todos. 
 
Y, por cierto, los aforamientos y privilegios de los políticos suprimidos; sus «reposos del guerrero» en todo tipo de Consejos de Estado y demás pocilgas institucionales eliminados (¿que bueno van a aconsejar quienes han llevado a España al desastre?). Todas las subvenciones a sindicatos, organizaciones empresariales suprimidas, si quieren «irse de copas» que se las paguen ellos porque para lo que sirven. Y de privilegios territoriales TODOS IGUALES SIN EXCEPCIÓN tanto en lo económico y fiscal como en lo político. Yo soy de Teruel y, entre otros lugares, he vivido también en Madrid. Tanto debe valer el voto de un contribuyente de un sitio como el del otro (las ponderaciones territoriales han sido un completo lastre y una absoluta inutilidad). 
 
Considerando el ineficaz y estéril control parlamentario sobre la institución del Jefe del Estado, y teniendo en cuenta esas futuribles atribuciones especiales de las que ahora carece, sería conveniente que dicho control se ejerciese por parte de los electores, por ejemplo cada 10 años (creo que Juan Carlos I, que tanto chanchulleaba con los gobiernos socialistas, no hubiese disfrutado de un reinado tan largo, porque los sufridos contribuyentes le habrían puesto coto a sus excesos). 
 
¡Ojalá, tengamos la capacidad de aprender de los gravisimos errores «democráticos» del 78 y hagamos algo que sí merezca la pena!
 
P.D.: Por si algún estadounidense lee esta Carta: Vote for TRUMP (Vote a TRUMP si es hispanohablante)

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REDACCIÓN