Getting your Trinity Audio player ready...
|
Como advertimos anteriormente, la Asamblea Mundial de la Salud ha pasado los últimos días considerando las 13 controvertidas enmiendas de Biden al Reglamento Sanitario Internacional
Sin embargo, la primera señal de que las cosas podrían no estar yendo como los globalistas planean, se produjo el miércoles 25 de mayo, que resultó ser también el Día de África. Bostwana, en nombre de 47 naciones africanas, más Brasil, Namibia, Brunei, Bangladesh, Rusia, India, China, Sudáfrica e Irán votaron en contra de entregar su soberanía sanitaria a la OMS.
Los delegados oficiales de naciones desarrolladas ricas como Australia, el Reino Unido y los EE. UU. expresaron su firme apoyo a las enmiendas e instaron a otros estados a unirse a ellos para renunciar a la soberanía de sus países. Entre los apoyos, naturalmente, se encontraba la U.E y España como miembro comunitario. Es lamentable que esta información no haya trascendido y que ni los medios ni, por supuesto, ningún partido político haya mostrado la más mínima intención de consultar a las bases o al pueblo, que permanece ignorante y completamente al margen de tan graves decisiones.
Al final, la OMS y sus partidarios de las naciones ricas se vieron obligados a dar marcha atrás, Sin embargo no se han rendido, ni mucho menos, ya que ante su insistencia y a petición de los mismos, se convocó un nuevo grupo de trabajo para hacer «recomendaciones técnicas sobre las enmiendas propuestas» que se volverán a presentar junto con el Tratado de Pandemia, en la 77ª reunión de la Asamblea de la Salud en 2024.
Botswana leyó una declaración en nombre de sus 47 miembros de AFRO, diciendo que colectivamente retendrían su apoyo a las «reformas», y que estas preocupaban a muchos miembros africanos. Bastantes países más dijeron que tenían reservas sobre los cambios y que tampoco los apoyarían. Estos incluyeron Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Irán y Malasia. Brasil, en particular, dijo que abandonaría la OMS por completo, en lugar de permitir que su población esté sujeta a las nuevas enmiendas que la privan de su soberanía sanitaria.
También ha habido mucho rechazo por parte de los republicanos en los EE. UU., con varios grupos presentando nuevos proyectos de ley que otorgan al Congreso/Senado de los EE. UU. poderes para anular los mandatos o directivas de la OMS emitidos como parte de cualquier acuerdo internacional. Uno, llamado ‘Ningún tratado de preparación para una pandemia de la OMS sin la ley de aprobación del Senado’ tiene 15 copatrocinadores y fue presentado al Senado el jueves por el senador republicano Ron Johnson, quien dijo que «la soberanía de los Estados Unidos no es negociable” ¿Conocen algo similar en España?
Afortunadamente no toda la población está dormida y ha habido algunas encomiables iniciativas para difundir información y recoger firmas en contra de la cesión de nuestros derechos, como la presentada por las organizaciones Terra Pura o Domo Acción Galicia, aunque lamentablemente, no han tenido medios ni tiempo de llegar a muchas personas.
Por ello es IMPRESCINDIBLE que tomemos conciencia de la situación, ya que el peligro no ha pasado, tan solo es una demora en el objetivo globalista de control de la sanidad y la salud, y es necesario que aprovechemos el tiempo que “se nos concede” para expresarnos y exigir a nuestros representantes que, de verdad, nos representen.
Quizá alguien se preguntará por qué África, casi en bloque, se ha negado a confiar en la OMS. La verdad es que sus acciones en las supuestas pandemias pasadas no dejan a esta Organización Mundial de la Salud en buen lugar ni inspiran, precisamente, confianza. Más bien dibujan una organización corrupta, plagada de burócratas desconectados de los problemas reales de la salud global y completamente controlada por farmaindustria y sus adláteres vendevacunas como GAVI. Pero es que Africa, especialmente, ha sufrido como ningún continente los despiadados experimentos de la industria químico-farmacológica mientras que la OMS miraba para otro lado.
Una investigación promovida por la Iglesia católica de Kenia y el ministerio de Salud desveló en 2015 que una campaña de vacunación contra el tétanos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF provocaba la esterilidad en muchas de las mujeres que las recibían. “El 30% de las dosis recogidas durante la campaña contra el tétanos, patrocinada y promovida por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, contienen la hCG” (hormona del embarazo que al comportarse como un antígeno vacunal produce la formación de anticuerpos contra la misma y el aborto) dijo la Conferencia Episcopal de Kenia, en la difusión del informe. “Es inmoral y poco ético que la OMS y UNICEF patrocinen y financien una campaña inhumana como ésta en nuestro país”, añadieron los obispos, que también exigieron que estos organismos se disculpen con las “niñas y las mujeres de Kenia”.
En 1996, la farmacéutica estadounidense Pzifer suministró a 200 niños de Nigeria trovan, un medicamento para la meningitis. Fallecieron 11 niños. Las familias responsabilizaron de estas muertes y de las secuelas que sufrieron otros menores a la gran compañía, que terminó pagando una indemnización de 75 millones de dólares para evitar ir a juicio.
Unos años más tarde, en 2005, la Family Health Internacional (FHI) probó el tenofovir, un medicamento para prevenir la transmisión del VIH en mujeres prostituidas de Camerún. La prestigiosa revista científica The Lancet señala que la organización de sensibilización sobre el VIH, Act Up-Paris “acusó a los investigadores de actuar de manera poco ética al no proporcionar tratamiento después del estudio, y al elegir hacer su estudio en mujeres con alto riesgo en una parte del mundo donde el ensayo es barato”. La investigación en el país tuvo que paralizarse debido a este tipo de acusaciones pero continuó realizándose en otros países en desarrollo.
La India y otros países o regiones con escaso desarrollo, también han sufrido estas campañas desaprensivas de experimentación, para hacer estudios poco rigurosos que permitieran a las depredadoras farmacéuticas una rápida y fácil aprobación de costosos medicamentos y vacunas para los países ricos del primer mundo.
Los virus de la polio vivos utilizado en la vacuna antipoliomielítica oral han causado parálisis atribuida a la vacuna (de 500 a 600 casos al año en la India según la investigación médica) y la parálisis flácida aguda (PFA) que cursa con síntomas indistinguibles de polio en más de 125.000 niños hasta el año 2006, según los médicos de la Asociación médica de la India y el Jana Swasthya Abhiyan. La OPV (vacuna antipoliomielítica) también ha dado rienda suelta a una nueva cepa de la polio en la India y África. Esta vacuna OPV se ha dejado de usar en los EE.UU. y los países europeos. Una OPV monovalente se ha administrado de forma experimental a los niños indios en una flagrante violación de los protocolos de ensayos clínicos. Esto hizo que los casos de PFA se duplicarán en las zonas donde se administró esta vacuna.
Y todas estas atrocidades no son más que la punta del iceberg de los crímenes de la industria farmacéutica (según el título de la obra de P. Gotzsche) bajo el beneplácito de la OMS
REFERENCIAS:
Libro “Medicamentos que matan y crimen organizado”, Peter Gotzsche.
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=23332
Autor
- Estudió Medicina en la Universidad de Murcia, España. Es catedrática de Procesos Diagnósticos Clínicos, así como profesora de Bioquímica, Inmunología y Técnicas Instrumentales de Laboratorio. Tiene posgrados en medicina alternativa como homeopatía. Considera que todos los médicos deben unirse para combatir las supuestas falsedades de la pandemia y forma parte del grupo Médicos por la Verdad.
Últimas entradas
- Actualidad21/12/2023Oposición al Tratado de Pandemias para el 2024. Por Doctora Martínez Albarracín
- Actualidad06/09/2023Covid persistente y nuevas vacunas. Por Doctora Albarracín
- Lo más visto21/06/2023Y ahora los extraterrestres. Por la Doctora María José Martínez Albarracín
- Lo más visto24/05/2023La “vacunación” pasiva de los lactantes contra el VRS: un nuevo experimento. Por la Dra Mª José Martínez Albarracín