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Teniente General Joaquín Milans del Bosch y Carrió.

Joaquín Milans del Bosch y Carrió, era hijo del Brigadier Joaquín Miláns del Bosch y Mauri y de  Juana Carrió y López. Sus padres le bautizaron en la parroquia de Santa María del Pino  de Barcelona el día 2 de junio de 1854.

El pequeño Joaquín quedaría huérfano de padre cuando contaba tres años de edad, haciéndose cargo de su educación su tío Lorenzo. La Reina Isabel II le concedería una gracia especial para convertirse en aspirante de Marina y sentar plaza en el colegio Nabal Militar donde estudiaría desde los cinco a los trece años.

 

En 1869, el general Serrano, regente del Reino, le concedió una gracia especial para sentar plaza como alférez de menor edad, sin sueldo ni antigüedad. Ya como alférez efectivo, es destinado al arma de caballería al Regimiento de Lanceros de Lusitania nº 8 de guarnición en Alcalá de Henares. 

Con motivo del inicio de la tercera guerra carlista, Milans del Bosch quedó agregado con su Regimiento de Lusitania al Cuartel General del Norte del Ejército que luchaba por la causa constitucional, distinguiéndose en las acciones de Unzúe y Enériz en  junio de 1872.

Con el grado de Teniente continuó luchando en las operaciones de esa tercera guerra carlista, distinguiéndose valerosamente, lo que le valdría  el ascenso a capitán de caballería por méritos de guerra  tras su actuación en el ataque y toma de Alcuza y Elcano; ascenso a comandante por el levantamiento del bloqueo de Pamplona acontecido el día 2 de febrero de 1875 con la entrada en la capital de más de 35000 hombres al mando del general Domingo Moriones. Finalizada la tercera y última guerra carlista, Joaquín Milans del Bosch, con tan solo veintidós años, fue declarado Benemérito de la Patria.

En 1877 ya destinado en Madrid, ocupa el puesto de ayudante del comandante general de la 4. ª División del Ejército de Castilla la Nueva y, posteriormente, el de ayudante del subsecretario del Ministerio de la Guerra. 

En 1884 se casa con María María Teresa del Pino y Quiñones de León, de cuyo matrimonio nacieron nueve hijos.

Entre los años 1884 y 1897 Joaquín Milans del Bosch ocupó diferentes destinos. Regimiento de Húsares de Pavía, ayudante del Jefe de la Casa Militar de Su Majestad la reina regente María Cristina de Habsburgo. Agregado al Cuartel General del primer cuerpo de Ejército de África 

Entre 1889 y 1897 ocupó distintos destinos, entre ellos el de agregado al Cuartel General del 1.er Cuerpo del Ejército en África, durante la primera guerra del Rif o “guerra de Margallo” acaecida entre los años 1893-94.

Con el empleo de Teniente Coronel Milans del Bosch es destinado a Filipinas en abril de 1897. En la campaña guerrera que dirige el teniente general Fernando Primo de Rivera, opera en las inmediaciones de Cavite, tomando dicha localidad. El 11 de mayo de ese mismo año, se distingue de forma brillante en el ataque y toma de Maragandón, batiéndose en primera línea con las compañías a sus órdenes, lo que le valdrá por méritos  de guerra su ascenso al empleo de coronel de Caballería. 

De regreso a España es destinado a la guarnición de Barcelona, pasando en 1902 a mandar el Regimiento de Lanceros del Príncipe, de guarnición e Madrid. En 1904 es nombrado ayudante de su majestad el Rey Alfonso XIII, cargo que ocuparía hasta 1909. Ascendido a General de Brigada continuaría como ayudante de campo del Rey de España, quien le nombraría gentilhombre de cámara

Con motivo del inicio en 1909 de la guerra del Rif, Joaquín Milans del Bosch se hace cargo del mando  de la 2. ª Brigada de Húsares de la División de Caballería destacada en Melilla. Con esta brigada intervino en la ocupación del collado de Atlaten, donde se logró el acto de sumisión de las kabilas de Ben-sidel.

Destinado en 1910 a Alcalá de Henares como gobernador Militar, en 1914 y ya con el empleo de General de Divisan, regresa a Marruecos tomando el mando de la División y Zona de Tetuán. En enero de 1915 es nombrado comandante general de Ceuta y desde ese puesto dirigirá  la toma del Biutz, la conocida como “Loma de las trincheras” acontecida en los días 28 y 29 de junio de 1916 para lograr la dominación de la zona cercana a Ceuta  y asegurar así las comunicaciones   entre la propia ciudad,  Tetuán y Tánger, tomados en muchos casos, tramos de la carretera por las avanzadillas rifeñas armadas con ametralladoras y fusiles y magníficamente situadas. El ataque español fue ideado por el Alto Comisario de España en Marruecos  General Gómez Jordana y se desarrolló entre estrechos y empinados caminos. La Loma de las trincheras sería atacada desde cuatro puntos distintos. Cuatro columnas al mando del General Milans del Bosch partieron desde Ceuta. La 1ª Columna al mando del general Martínez Anido. La 2ª liderada por el coronel Génova; la 3ª  bajo el mando del general Sánchez Manjón y la 4ª Columna (en reserva) al mando del coronel Martínez Perales. Igualmente otra columna al mando del general Barrera partió desde Larache con el objetivo de operar en el suroeste de Anyera.  El general Ayala, con otras fuerzas, salió de Tetuán  a fin de llegar a Malalien. Por último el Teniente Coronel Cabanellas  inició la marcha desde el Fondak para realizar su labor entre Tetuán y Ceuta, al sur de donde se encontraban los kabileños

Las tropas españolas se tuvieron que emplear a fondo, derrochando heroísmo para tomar la difícil posición, magníficamente defendida por los kabileños. En el asalto fue herido de gravísima consideración, en el abdomen, el entonces capitán Francisco Franco Bahamonde,  cuando al frente de sus Regulares de Melilla,  trataba, a la bayoneta calada, de tomar la posición.  

Aquella importante acción militar española supuso la sumisión de la belicosa Kabila de Anyera y la pacificación de la zona. Por ello como comandante general de Ceuta, Joaquín Milans del Bosch fue promovido al empleo de teniente general en septiembre de 1917.

1919. Barcelona. Huelga de La Canadiense.

En septiembre de 1918 Joaquín Milans es nombrado capitán general de Cataluña, llegando a una ciudad, Barcelona, dominada por completo por el pistolerismo y enfrentamientos diarios de miembros de los sindicatos y la patronal. Una ciudad sin ley  en donde nadie se había impuesto de forma decisiva para restablecer el orden público. En esa complicada tarea se involucrará, en cuerpo y alma, el Teniente General Milans de Bosch, cuando el día 21 de febrero de 1919, estalle, de forma violenta, la huelga de Riegos y Fuerza del Ebro, perteneciente a Barcelona Traction, Light and Power Company, Limited, más conocida como  “La Canadiense”, empresa puntera en la  distribución de la energía eléctrica en Cataluña desde sus llegada en 1911 y dueña entre otras de las empresas Tranvías de Barcelona, Ferrocarriles de  Sarriá, Catalana de gas, Sociedad general de Aguas  y Compañía Barcelonesa de Electricidad .

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El sindicato anarquista CNT, en su rama de Agua, Gas y Electricidad, asesoró en un principio  a los trabajadores, liderando posteriormente la protesta. La empresa, de forma unilateral, disminuyo los salarios de sus operarios, despidiendo a ocho de ellos, lo que provocó que  el personal de facturación de la compañía  se declarase en huelga, en solidaridad de sus compañeros. La empresa contestó con el despido de 140 trabajadores, una medida que hizo que la huelga se extendiese  a todos los empleados de la empresa. El día 21 de febrero el Sindicato Único de Agua, Gas y Electricidad de la CNT, declaró la huelga en todo el sector y en  las empresas asociadas a La Canadiense, como eran Catalana de Gas, Ferrocarriles de Sarriá, Tranvías de Barcelona y Sociedad General de Aguas. El deterior de la situación, ante la negativa de unos y otros a entenderse, provocó la paralización completa de la ciudad, al unirse  a la huelga otros sectores de la vida productiva.

 

1919. Huelga de la canadiense en Barcelona. El Ejército desplegado en las calles.

Ante tal panorama el capitán General de Cataluña decretó, el día 9 de marzo, el estado de Guerra, asumiendo el mando civil en la provincia de Barcelona, En su bando publicado, el capitán general, Milans del Bosch, ordenaba la movilización de todos los obreros de las empresas en huelga y dictaba una pena de cuatro años de cárcel para aquellos que no se presentasen en sus zonas de reclutamiento. El Ejército salió a las calles  y más de 3000 obreros fueron detenidos, debido a los gravísimos disturbios y la actuación impune de los pistoleros sindicales y patronales. 

El Teniente General Milans del Bosch, autorizó incluso para reprimir la huelga,  la creación de un Somatén, pagado por los patronos, que puso al servicio del general Martínez Anido, gobernador Militar de Barcelona.

Gobierno y sindicalistas liderados por Salvador Seguí “el noi del Sucre”, lograron un principio de acuerdo,  levantándose el estado de guerra y saliendo en libertad el propio Seguí,  que de inmediato consiguió que se desconvocase la huelga, tras una asamblea celebrada en la plaza de toros de las Arenas de la capital catalana, donde informó  a los huelguistas de los acuerdos llegados con el gobierno.

El capitán General, se negó en rotundo a liberar a varios huelguistas, que se hallaban presos en el castillo de Montjuich y sometidos a jurisdicción Militar, por lo que la CNT declaró una  nueva huelga revolucionaria  indefinida. Milans, disconforme con el trato benevolente a los huelguistas presentó su irrevocable dimisión, que no fue aceptada por el Rey Alfonso XIII, pese a las maniobras del gobierno de Romanones partidario de aceptarla.

De seguido Milans volvió a declarar el estado de guerra, esta vez apoyado por el gobierno, cuyo ministro de la guerra le envió un telegrama donde se decía: “tiene completa libertad para proceder con todo rigor y energía”. Las tropas actuaron restableciendo el orden público, pues Milans del Bosch consideraba que la solución del conflicto estaba en la promulgación, por parte del gobierno de la Nación, de leyes  que amparasen y defendiesen los derechos sociales de los más débiles.  

Ante un nuevo gesto de intromisión  por parte del gobernador civil Carlos Montañés y del jefe de Policía Gerardo Doval, al poner en libertad por su cuenta y riesgo, a dos importantes cabecillas socialistas, provocó que el capitán general presentase por segunda vez su dimisión. que no fue aceptada por el Rey Alfonso XIII, quien se opuso a los deseos del presidente del consejo de ministros Conde de Romanones, que había realizado incluso unas declaraciones  a la Prensa de Madrid, subrayando que estaba muy satisfecho de la labor y proceder de  aquellas autoridades civiles barcelonesas en la solución del conflicto. El gobierno no tuvo más remedio que ratificar en su puesto al Capitán General Milans del Bosch y ordenó la sustitución del Gobernador civil y del jefe de policía, hecho que acabaría provocando la dimisión del presidente del Gobierno, Álvaro de Figueroa y Torres,  conde de Romanones y la llegada  al poder de nuevo de Don Antonio Maura.

 Teniente General Joaquín Milans del Bosch y Carrió.

En septiembre de ese año 19 el nuevo gobierno presidido por el conservador Joaquín Sánchez de Toca, concedió un indulto a loso condenados por la huelga de la Canadiense. El Teniente General Milans del Bosch adujo ante el gabinete la dificultad extrema para tramitar dicho indulto. Ante ello y sabiendo que podía levantar malestar en otras guarniciones, somatenes, así como en la industria y patronal catalanas, el gobierno no se atrevió a cesar  al Capitán General, Tuvo que mediar el Rey de España Alfonso XIII, que le envió una carta,  por la cual Joaquín Milans del Bosch, alegando motivos de salud,  dimitió de su cargo en febrero de 1920. En prueba de su lealtad el Rey Alfonso XIII le nombró jefe de la Casa Militar de Su Majestad y comandante general del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, cargo en el que permaneció hasta junio de 1924 en que pasó a la situación de reserva.

Con la llegada al poder del General Miguel Primo de Rivera, tras el golpe de estado de septiembre de 1923, Milans es nombrado gobernador Civil de Barcelona, cargo que ocuparía hasta el mes de febrero de 1930. Fue también miembro de la Asamblea Nacional Consultiva de 1927 a 1930. 

Durante ese tiempo con la ayuda y respaldo del ministro de la Gobernación Severiano Martínez Anido,  y el capitán general de Cataluña Emilio Barrera, Joaquín Milans, al frente del gobierno civil, realizó una encomiable lucha contra el separatismo catalán con decisiones que tanto dieron que hablar como la clausura del campo del F.C Barcelona, -del que hablaremos en el siguiente artículo-, o las multas al Orfeón Catalán y otras entidades culturales de marcado signo catalanista, y varios diarios y revistas.

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Con la caída de Don Miguel Primo de Rivera y la llegada a la presidencia del Gobierno del General Dámaso Berenguer, Joaquín Milans se fue  a vivir a Madrid.

La sublevación del 18 de julio de 1936, sorprende en Madrid al general Milans que en ese momento contaba 82 años de edad. Sus familiares más allegados y amigos le indicaron la necesidad de salir de la capital de España, a lo que el Teniente General se negó en redondo, pues esos instantes su hijo Mariano, comandante de Caballería, se encontraba detenido por el Gobierno del Frente Popular, tras unirse al fallido alzamiento en Madrid. Incluso sugirieron al Teniente General Milans que pidiese asilo diplomático en la embajada de Turquía, a lo que también renunció.

El día 30 de agosto milicianos anarquistas de la FAI, asaltaron su domicilio y procedieron a su detención junto  a su hijo político José Martínez Valero, comandante de Artillería. Sacados a  la fuerza y a golpes de culatazos, fueron conducidos a la checa de la calle de Fernando III El Santo nº23, que estaba al mando de Antonio Rodríguez Sanz “El Antoñito”, un librero de viejo, que tenía su librería en la calle Juan Eugenio de Hartzenbuch nº19   Madrid, donde también editaba un periódico de propaganda social denominado  “Campo Libre”.

  1936 Milicianos marxistas

Este despreciable  y malvado sujeto, dirigió también la terrible checa de Campo Libre, situada en el antiguo colegio-convento de la calle Fuencarral 126, del cual se incautaron a principios del alzamiento y por la que se estima que pasaron más de cinco mil madrileños detenidos, muchos de  ellos terminaron siendo asesinados. El edificio fue compartido, en el inicio del mes de agosto, con el comité regional de defensa de la CNT, que dirigía el camarero coruñés, Eduardo del Val.

Como le parecían pocos aquellos dos abominables lugares  “El Antoñito” y su banda, entre los que destacaban entre otros, Manuel Manteca, Manuel Valcárcel, Gregorio Sánchez-Escribano alias “El mangada”,  se incautó de un pequeño hotel situado en el término de Canillas llamada “El Quinto”. Allí, en su afán de “justiciero revolucionario”, el Antoñito tenía  una piara de cerdos  a los que daba de comer trozos de carne de los cuerpos de los asesinados por el terror rojo. Dos sujetos, Moisés y Cubillo, eran los encargados en la finca de recepcionar, tras el aviso del Antoñito, a los detenidos allí enviados, donde eran posteriormente asesinados y enterrados. De esta checa daremos cumplida referencia en un próximo artículo.

Fue tanta la vileza asesina que el canalla Antoñito terminó en un batallón de castigo que mandaba su amigo y antiguo cliente en la librería, el escritor anarquista  Gregorio Gallego, que intercedió por él, alegando que se había vuelto loco. En los últimos días de la guerra, Sanz escapó hacia el puerto de Alicante. Pero al no poder embarcar, regresó a Madrid donde fue detenido  en febrero de 1940.

Interrogado  con golpes y maltratos el teniente General Milans del Bosch fue acusado de fascista y enemigo del pueblo. Al amanecer del día siguiente, fue fusilado en las tapias del Cementerio madrileño del Este y a pesar de su avanzada edad mantuvo una postura hidalga y gallarda ante la muerte gritando ¡Viva España!, ante de caer acribillado por las balas. Curiosamente  su “juzgador”  y verdugo el Antoñito Sanz, tras ser detenido, fue juzgado en consejo de guerra sumarísimo y fusilado el día 21 de mayo de 1940,  en  el propio cementerio del Este, donde había ordenado fusilar al General Milans del Bosch. ¡Las vueltas que da la vida! 

Joaquín Milans del Bosch y Carrió era caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, caballero del Real Cuerpo de la Nobleza y Antiguo Brazo Militar del Principado de Cataluña, comendador de la Legión de Honor de Francia, caballero comendador de la Orden de Victoria de Inglaterra y estaba en posesión de la Grandes Cruces de la Orden de San Hermenegildo y de la Orden del Mérito Militar así como de las Grandes Cruces de las Órdenes Piana de su Santidad, de Leopoldo de Bélgica, del León de Persia, de Santa Ana del Imperio Ruso y de Francisco José de Austria.

Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.