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El héroe español, más querido y laureado en Estados Unidos, que fue clave, para rescatar las colonias a los ingleses, aunque después de ganadas, se la diéramos a los Gringos. Siempre hemos sido unos “Quijotes”

La consecuencia para España fue la recuperación de las dos Floridas (Florida Occidental y Florida Oriental), lo que hizo que los ingleses se quedaran sin plazas en el golfo de México, exceptuando la isla de Jamaica. Por la recuperación de la Florida Occidental fue recompensado con los grados de mariscal de campo y teniente general-gobernador del territorio conquistado. El rey Carlos III le concedió el título de conde de Gálvez, y le permitió incluir en sus armas el lema: Yo solo, en reconocimiento por la toma de Pensacola

Oficialmente se confirmaría la vuelta al gobierno español de las dos Floridas en el Tratado de Versalles (1783). Esta actuación le valió el grado de teniente general y en mayo de 1783 los títulos de vizconde de Gálvezton y conde de Gálvez.https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_G%C3%A1lvez – cite_note-FOOTNOTEGuerrero_Acosta201530-31,_35-148​ Ese mismo año regresa a España, pero vuelve a las Indias el año siguiente, como gobernador y capitán general de Cuba.

El 4 de febrero de 1785 arribó a Cuba y tomó posesión como gobernador y capitán general. ​ En este puesto, como ya había hecho en la Luisiana, se apoyó en la oligarquía local, a la que favoreció.

El 24 de enero de 1785, se lo nombró virrey interino de Nueva España, ante la enfermedad de su padre Matías, que desempeñaba el cargo.https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_G%C3%A1lvez – cite_note-FOOTNOTEQuintero_Saravia2015643-644-150​ El 16 de mayo se embarcó con rumbo a Veracruz.https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_G%C3%A1lvez – cite_note-FOOTNOTEQuintero_Saravia2015644-151​ El 17 de junio, llegó a la ciudad de México y tomó posesión del cargo. Conservó al mismo tiempo el de Gobernador de la Luisiana, por petición de la población, aunque la relación natural de la región era con Cuba, no con México.

 

LA BATALLA DE PENSACOLA

La dura guerra entre Gran Bretaña y sus trece colonias rebeldes de América del Norte se saldó con la victoria de los independentistas y con el nacimiento de USA, pero esto no habría sido posible sin la intervención de Francia y también de España, cuya contribución aún no ha sido debidamente estudiada.

Habitualmente el protagonismo se lo lleva Francia. Los relatos de muchas películas se basan en la historiografía anglosajona y se evita poner de manifiesto el papel que tuvo la Corona española en la Guerra de la Revolución Americana (1775 – 1783)

El propio George Washington reconoció, poco antes de que España decidiera su intervención, la importancia que tendría la participación de la Corona española en la guerra de independencia americana: «Con España en guerra, Inglaterra seguro que se vería obligada a renunciar a sus proyectos americanos».

Por supuesto que la colaboración de España y Francia con los rebeldes americanos no fue desinteresada. Ambas potencias deseaban desgastar la capacidad de militar de Gran Bretaña y lo iban a conseguir en sus colonias americanas además de vengarse por la derrota de la Guerra de los Siete Años.

Era el 8 de mayo de 1781, cuando un gran soldado español de Málaga, Bernardo de Gálvez y Madrid, contribuyó con su heroísmo y decisión a la independencia de los Estados Unidos. Bernardo logró una importantísima y decisiva victoria del ejército español sobre los casacas rojas de la Gran Bretaña. El hecho tuvo lugar en la Florida, en el Golfo de México, en la ciudad que dio nombre a tan importante batalla: PENSACOLA.

“Yo solo”, símbolo reconocido por el rey español Carlos III, aparece como lema en el escudo de armas de Bernardo y era uno de los símbolos de los adelantados españoles en Estados Unidos. Cuando las baterías de costa inglesas cañoneaban la flota española y en contra de la opinión de José Calvo de Irázabal, que estaba al mando de la escuadra hispana, Bernardo de Gálvez y Madrid decidió entrar con su nave en la bahía de Pensacola, logrando con sus tropas rendir la guarnición inglesa.

La conquista de Pensacola supuso una revancha a la humillación de la guerra de los Siete Años, que había supuesto la pérdida para España de Menorca y la Florida.

Bernardo de Gálvez sería nombrado años más tarde Gobernador y Capitán General de West Florida. Se casó con una criolla de Nueva Orleáns, ciudad a la que amaba como propia. Además de español, Bernardo Gálvez se sintió como un auténtico americano más.

 

 ANTES DE LA BATALLA:

Estos españoles establecieron las bases de la exploración y colonización del continente Norteamericano que perduró durante cuatro siglos. La organización de la presencia española se basó en las misiones y en las ciudades.

Alrededor de las misiones, dirigidas por los jesuitas y franciscanos, se desarrollaron huertas y ranchos donde se cosecharon las hortalizas y la cría de ganado que traían los españoles desde México y que entonces eran desconocidos en estas tierras americanas.

Posteriormente a las misiones de los jesuitas y franciscanos, los españoles impulsaron la fundación y desarrollo de un gran número de ciudades desde la Florida hasta California: San Agustín, reconstrucción de Nueva Orleans, Galveston (en honor de Bernardo de Gálvez), Santa Fe, San Antonio, Alburquerque, Los Ángeles, San Francisco y otras muchas ciudades más pequeñas y menos conocidas por nosotros.

Pensacola era una posición estratégica para los ingleses. Después de la victoria de Bernardo en Mobile (Alabama), los ingleses tuvieron que refugiarse en Pensacola, cuya defensa estaba bajo la responsabilidad del general inglés John Campbell.

Una de las mayores dificultades estratégicas para la toma de Pensacola, estaba en su entorno geográfico. Bernardo opinaba que debería tomarse por mar y que por consiguiente se precisaba de una importante flota para asegurar el éxito del proyecto. Pero había un problema: Miguel de Goicoechea aseguraba ante el Consejo de La Habana que el ataque debería realizarse por tierra. Esta falta de unidad en el criterio, hizo que el ataque se retrasase mucho tiempo.

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Bernardo de Gálvez se desplazó a La Habana para convencer al gobernador de Cuba, Diego Navarro, y al Comandante General Navia de su estrategia. Logrado su objetivo, se le autorizó la entrega de 3.900 soldados y provisiones para seis meses. México le cedió unos 2.000 soldados más y Puerto Rico y Santo Domingo contribuyeron también.

El 16 de octubre de 1780, 2 meses después de la toma de Mobile, una impresionante flota, bajo el mando de Bernardo de Gálvez, puso rumbo al continente norteamericano con objeto de atacar y tomar Pensacola a los ingleses. La flota zarpó de la Habana, el entusiasmo de la multitud y el tañir de las campanas y las oraciones de los fieles, empujaron con determinación a Bernardo y su flota hacia la conquista de Pensacola.

A los pocos días ocurrió un hecho importante, que en circunstancias habituales, habría obligado al comandante de la flota a suspender definitivamente su proyecto: el día 18 de octubre, se desencadenó una terrible tormenta huracanada, ocasionando el hundimiento de una nave y la total dispersión de la flota en el Golfo de México. Algunas naves terminaron en Mobile, otras en Nueva Orleans e incluso algunas acabaron en Campeche, Península del Yucatán. Pero Bernardo no se intimidó por las circunstancias adversas. Pensacola caería tarde o temprano en manos españolas, ése era el objetivo y estaba decidido a conseguirlo. Bernardo volvió a la Habana para someterse a un Consejo de Guerra.

El general inglés John Campbell, que estaba al mando de la guarnición de Pensacola, tuvo conocimiento del desastre de la flota española y ordenó al coronel van Hayleden salir de Pensacola con 700 soldados , 400 casacas rojas y 300 indios aliados de los ingleses, para recuperar Mobile.

El 7 de enero de 1781 los ingleses sitiaban Mobile y atacaban a la guarnición española por la noche. Pero los españoles, con menores recursos, al mando del joven Ramón Castro, rechazaron completamente el asalto de los británicos e incluso el propio coronel inglés cayó muerto. Los ingleses se retiraron sin poder recuperar Mobile.

Bernardo de Gálvez no se desanimó y se enfrentó al Consejo de Guerra y de nuevo le apoyaron en dicha empresa. Pasaron tres meses hasta que la flota estuvo lista, ahora contaba con unos 1.315 soldados y 5 navíos de la armada

El 13 de febrero de 1781, Bernardo salió de la Habana y puso rumbo al Golfo de México. Bernardo iría repasando los errores y causas de lo ocurrido en su anterior intento de recobrar Pensacola para la Corona española y el Virreinato Mexicano. Ahora repetiría el intento de desembarco con un navío de línea, el buque insignia «San Ramón» de 64 cañones, 3 fragatas, un paquebote y varios pequeños transportes más, con una fuerza de sólo 1.315 soldados.

 

La odisea del cuadro de Bernardo de Gálvez: De Málaga a presidir el Capitolio

El 23 de febrero de 1781, la flota divisa Santa Rosa, pequeña isla muy próxima a Pensacola. Durante la noche, Bernardo desembarca en Puerto Sigüenza, ataca a la guarnición inglesa y toma siete prisioneros. Durante la operación, dos fragatas inglesas fondeadas en la bahía son alertadas por los disparos y cañonean a los españoles. A las órdenes de Bernardo se produce el contraataque y las dos fragatas inglesas huyen en dirección a Pensacola.

El 9 de marzo de 1781, finalizada la escaramuza, Bernardo de Gálvez decide iniciar la fase final de la operación y ordena poner rumbo a tierra cruzando el estrecho entre la isla y tierra firme. El resultado es una sorpresa, ya que el “San Ramón”, buque insignia de la flota, encalla. Se hunde parcialmente y durante toda la noche trabajaron duro para poner el barco a flote. Bernardo ordenó a Calvo de Irázabal abandonar el San Carlos, para evitar otro posible hundimiento, y que continuara con el resto de la armada.

Calvo de Irázabal , junto a varios oficiales, se negó a obedecer, llegándose a una situación muy complicada. El problema surge porque José Calvo de Irázabal era el jefe de las fuerza navales, y aunque Gálvez fuera el Comandante en jefe de todas las fuerzas, en las decisiones de temas navales Irizabal tenía la última palabra, quien rehusó entrar en la bahía de Pensacola.

 

 YO SOLO:

Ante este motín, Bernardo de Gálvez decide entrar solo en la bahía de Pensacola. En este momento se manifestó su valentía y su capacidad de asumir riesgos. Bernardo estaba dispuesto a demostrar que sabía navegar con su barco y que asumía en solitario tan arriesgada misión. A bordo del  Galveztown inició la entrada en la bahía de Pensacola, acompañado del navío de Valenzuela.  Estas dos naves venían de La Luisiana y estaban directamente bajo el mando de Bernardo. El resto de la flota quedó fuera de la misión sin poner rumbo al interior de la bahía.

Cuando los ingleses castigaban duramente con su artillería las dos naves, el resto de las naves de la flota española decidieron seguir el rumbo iniciado por Bernardo. Calvo de Irázabal se quedó atrás con el San Ramón y acusó a Gálvez de traidor. La reacción de Gálvez fue decisiva para la misión, éste no hizo caso de tal acusación e izó la bandera de Almirante de la flota, recibiendo el aplauso y reconocimiento del resto de las embarcaciones. La fragata San Ramón, capitaneada por Irázabal se volvió y puso rumbo en solitario a Cuba.

Con la flota fondeada en la bahía, Bernardo esperó la llegada de refuerzos de Mobile y de Nueva Orleans. Durante la espera el general inglés, John Campbell, ordenó la quema de edificios civiles de Pensacola, lo que produjo indignación a Bernardo por la falta de humanidad y mala fe del general inglés.

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El 19 de abril de 1781 llegó una escuadra de combate procedente de Cádiz, los refuerzos eran una realidad, Bernardo contaba ahora bajo su mando con 7.498 soldados y 19 navíos de línea. Era la hora de iniciar el asalto a Pensacola.

 

Enfrente estaban dispuestos a resistir 3.600 hombres pertenecientes al 16º y 60º Regimiento  inglés, el 3º Regimiento alemán de Waldeck, los Regimientos de Realistas de Pensilvania y Maryland, los West Florida Royal Forresters, la Royal Artillery, los Dragones de Maryland, y unos 950 indios,  civiles armados y marinos de los buques HMS «Mentor» y «Port Royal» .

El 1 de mayo de 1781 los españoles van desplegando baterías de veinticuatro libras, desde donde disparan a las posiciones de los ingleses.

El 6 de mayo los españoles efectúan 560 disparos con morteros y 200 de metralla causando graves daños a los ingleses, neutralizando numerosos cañones.

 

 BANDERA INGLESA CAPTURADA POR GÁLVEZ:

El día 8 de mayo de 1781, una vez neutralizadas las defensas británicas externas, Bernardo ordenó disparar al interior de Fort George. La fortuna de un disparo de mortero de los españoles produjo la explosión del almacén de pólvora de los ingleses. El resultado fue dramático, de golpe habían muerto más de 100 soldados.

 Aprovechando el desconcierto, el capitán Cajigal inició el cañoneo sobre la fortaleza donde ondeaba todavía orgullosa la bandera de la Gran Bretaña. Bernardo ordena el asalto a sangre y fuego a la fortaleza inglesa, desencadenándose un durísimo combate cuerpo a cuerpo.

 

Finalmente, las tropas inglesas se ven desbordadas por el ímpetu y decisión de las tropas españolas. John Campbell se ve obligado a levantar bandera blanca y rinde la plaza de Pensacola a la Corona Española.

El 9 de mayo el general Campbell firma las capitulaciones. El acuerdo consideraba la entrega no sólo de Pensacola, sino también de los fuertes al norte del Golfo de México, excepto San Agustín y la isla de Jamaica. En el mismo documento se garantizaba la repatriación de las tropas inglesas a Inglaterra.

El 10 de mayo de 1781, a las 3 de la tarde, las tropas inglesas arrían su bandera y se iza  en su lugar la de la Corona Española. Las tropas española tomaron posesión de Fort George.

Bernardo nombró a Arturo O’Neill  gobernador de general de La Florida y logró acuerdos y alianzas con tribus locales, lo que supuso un periodo de paz en el norte del Golfo de México, mientras perduró la presencia de tropas españolas en estos territorios.

 CONSECUENCIAS DE LA BATALLA DE PENSACOLA:

La victoria se celebró con júbilo y sonaron las campanas en Nueva Orleans, La Habana, México y Madrid. Pero seguramente la mayor satisfacción la tuvo George Washington, que estaba luchando con sus tropas rebeldes contra el Imperio Británico.

CON LA SALIDA POR BARCO DE LAS TROPAS INGLESAS SE PUSO FIN DEFINITIVO A LA PRESENCIA DE TROPAS INGLESAS EN NORTEAMÉRICA.

En una batalla clave para la independencia de EE.UU., el marino malagueño Bernardo de Gálvez entró con cuatro navios en una bahía atestada de ingleses. Valiente y decidido, sus acciones contribuyeron a la victoria de los americanos frente a los ingleses. «El que tenga honor y valor que me siga», dijo. Tras aquel fuego en Pensacola en su escudo luciría el lema «Yo Solo», porque así fue como entró en el bastión de la Florida. El 20 de enero de 1783 se firmó la paz entre Gran Bretaña y Estados Unidos. En el desfile de la victoria, un orgulloso Bernardo de Gálvez cabalgó a la derecha de George Washington.
Los Premios Bernardo de Gálvez y el Retrato de Bernardo de Gálvez en el Congreso de los Estados Unidos.

 

AutoradminPublicado el15 de septiembre de 2014

 

La Asociación Bernardo de Gálvez y Gallardo, Conde de Gálvez, fundada el año 2008, es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es rescatar del olvido tan egregia figura de la Historia de España. Durante el reinado de Carlos III desempeñaron también puestos clave en la gobernación de nuestra Patria su padre Matías y sus tíos José y Miguel.

 

¡¡GLORIA Y HONOR AL HÉROE GALVEZ!!

 

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.