21/11/2024 15:01
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Ya lo ven, España no es Andalucía, ni junio del 2022 es enero de 2024. Ni Núñez Feijóo es Isabel Ayuso.

 

A efectos nacionales suben PP y PSOE, pero sin posibilidades de formar gobierno por separado o sin aliados.  Así que no hay más remedio que  buscar combinaciones.  Y aun así resulta imposible cuadrar los números.

Porque imposible parece (que en política todo es posible) que el moderado Núñez Feijóo  pueda formar Gobierno con el mentiroso Sánchez.     

           

Porque imposible parece que el Sánchez pueda formarlo con el Abascal de VOX (ojo, aunque no diría yo tanto con Macarena Olona de VICE).

 

Así que sólo abría una posibilidad, la del Centro-Derecha (PP y VOX) que sumaría una mayoría absoluta de 186 escaños.

 

No obstante, es imposible ver en la bola de cristal lo que pueda pasar en dos años y estando en la Moncloa el mentiroso y traidor Sánchez (lo de la OTAN y la foto de la señora presidenta y su abrazo alargado  con el presidente Biden le ha supuesto un «subidón» electoral casi increíble.)

 

 Aunque para el caballero Sánchez no hay imposibles, como para aquel dictador Napoleón, que fue el Amo de Europa durante 18 años, los hubo… Y creo que merece la pena que les cuente la historia de Napoleón con la palabra imposible.  

 

Y como explicación les cuento la anécdota que se contaba de Napoleón. Según André Castelót, su mejor biógrafo, cuando Napoleón, ante lo mal que les iba a sus generales y Mariscales en España, por culpa de las guerrillas, se decidió a venir y tomar Madrid en persona… y con un gran ejército (70.000  hombres y 7.000 caballos) cruzó los Pirineos y en tres días se plantó ante Somosierra, que era el único obstáculo que tenía que salvar para entrar en Madrid victorioso.

 

Pero, ahí se le complicaron las cosas, ya que los guerrilleros y algunas unidades del deshecho ejército español se apostaron y ocuparon tan bien los pasos de la Sierra que rechazaron todos los ataques de la vanguardia francesa.    

 

Entonces, con su soberbia de Emperador y amo de Europa, tomó él en persona la dirección de la toma del puerto y mandó a uno de sus batallones preferidos que rompiera las defensas españolas, creyendo la victoria segura.

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Pero, no había pasado ni una hora cuando volvió el coronel que mandaba el batallón que había mandado para abrir el puerto, herido, lleno de sangre, con el uniforme desgarrado y sin poderse sostener apenas sobre el caballo…y cuadrándose ante Napoleón sólo pudo decir:

                     —  Sire  ¡imposible!

 

Y sin inmutarse el orgulloso general invencible hasta ese momento, se dirigió al Mariscal Berthier, el Jefe del Estado Mayor de su Ejército, y le ordenó con voz seca:

 

                        — Mariscal, que fusilen a este hombre.

 

Y Berthier, que como todos los generales o mariscales, obedecía sin rechistar, mandó fusilar al pobre coronel.

                          —  Berthier, mande al de Húsares a tomar ese Puerto — dijo el emperador sin mirar siquiera a su hombre de confianza.

Y el coronel  jefe de los Húsares se cuadró y aceptó la orden, incluso con orgullo por haber sido elegido por su Dios.

Sin embargo, volvió a pasar lo mismo… y sólo había pasado media hora cuando el coronel Francois Sagán, así se llamaba el pobre, bajó de la sierra con una pierna colgando y arrastrándose.

                      — Sire, ¡¡imposible !!  –y sin más cayó del caballo sin conocimiento.

                      —  Mariscal, que fusilen a este hombre.

Y sin mirarle siguiera se alejó caracoleando con su caballo (aquel día montaba a «Bijou») y mandó que subiera a tomar el puerto a otro Coronel y a otro batallón…  por desgracia con el mismo resultado y la misma escena y otro hombre fusilado.

Pero, cada vez más molesto y lleno de ira, mandó al Coronel Jefe de la Guardia imperial, el valiente Moutón capaz de morir por él (como demostraría años después marchándose con el Emperador al destierro de Elba y siendo ya general)… el resultado fue bien distinto. El coronel se cuadró y con el uniforme impecable dijo:

                     —  Sire, el Puerto ya está abierto y el general Morle, que mandaba a los españoles es nuestro prisionero.

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Fue entonces cuando según el biógrafo Castelot se volvió al Mariscal y le dijo, hasta con cierta ironía:

                      —   Mariscal Berthier, mande a los de la Academia que borren del diccionario francés la palabra IMPOSIBLE.

 

Pues, piensen que el señor Sánchez es como Napoleón. Para él no existe la palabra Imposible, como viene demostrando y va a demostrar de aquí a las elecciones (si es que las hay, insisto).

  

Ficha Técnica

Universo:

Españoles a partir de los 18 años

Tamaño de la muestra:

350 entrevistas

Error de la muestra:

2,17% y grado de confianza de 99,5%

Metodología de trabajo:

Mixto: entrevistas personales calle y entrevista telefónicas

Procedimiento:

Forma aleatoria proporcional por edad y género

Estratificación:

1.    Pueblos de menos de 2.000 habitantes

2.    De 2.0001 a 10.000 habitantes

3.    De 10.001 a 50.000 habitantes

4.    Más de 50.000 habitantes

Trabajo de campo:

27,28 y 29 Junio

Empresa:

“EJUME-DigitalPRESS”

En la realización han intervenido:

José Manuel Nieto, Belén Rocío Bernete, Pilar Redondo, Francisco Muñoz.

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.