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Jorge Lázaro Carrillo es de Toledo, lleva casado 17 años con su mujer Isabel. Como regalo de cumpleaños le animó a inscribirse a Chartres. Tiene 6 hijos y trabaja como profesor de secundaria en un centro perteneciente a la red de colegios diocesanos de Toledo. Se convertió con 19 años en una peregrinación de la diócesis y tras varios encuentros mundiales con el Papa y varios veranos en países de misión, descubrió que el Señor le pedía ser reflejo de su ternura y del deseo de amar a aquellos que más le necesitan, en primer lugar formando una familia que trata de ponerle en el centro y desde ahí llega a la gente que Él pone en su camino. Analiza su experiencia en la peregrinación París Chartres que se acaba de celebrar este año.
¿Por qué decidió ir a Chartres el primer año?
Era algo que llevaba tiempo planteándome, pues conozco a varios peregrinos españoles que habían hecho otros años esta peregrinación, como los organizadores de la peregrinación de Nuestra Señora de la cristiandad de España a Covadonga. Antes de empezar, hablando con mi mujer, ella me preguntó si ya sabía por quién ofrecía todas las dificultades del camino, y me vino inmediatamente a la cabeza ofrecer la peregrinación por mi familia, para que conozcan al Señor.
Lo que no me imaginaba es que dentro de las cosas que habría que ofrecer algunas de ellas serían caminar durante más de diez kilómetros bajo una lluvia torrencial que convirtió el camino literalmente en un río con algunos momentos en los que cayó granizo. Unido a esto me salieron unas ampollas enormes en los pies y se me pusieron los muslos en carne viva hasta el punto de adherirse el pantalón a las heridas y pasando momentos de muchísimo dolor. No obstante, me animaba y me daba fortaleza el Señor recordándome por quienes había ofrecido el camino y sabiendo que ningún sufrimiento por Él cae en saco roto. Al final del primer día iba pensando todo el rato en volverme a París, pues me había quedado totalmente descolgado de mi grupo, pero nuestro jefe de capítulo José María y otro peregrino, Balles, vinieron donde me encontraba yo y empezaron a animarme y a tirar de mí para que consiguiese acabar la etapa, y gracias a ellos al final seguí caminando los días siguientes llegando a Chartres. Si en ese momento no dejé de caminar es porque no hacía más que pensar una y otra vez en ofrecer todo el dolor que estaba pasando por mi familia.
¿Qué supone hacerlo por segunda vez?
Esta segunda vez veía mucho más difícil asistir, y de hecho estuve a punto de tirar la toalla porque había muchas dificultades para conseguir ir los tres días, sin embargo el Señor al final lo arregló todo para que fuese posible volver de nuevo.
Esta segunda vez me planteé aprovechar mucho mejor lo que el Señor me fuese regalando, y traté de ir mejor preparado desde el punto de vista físico y espiritual. El año pasado verme tan limitado me ayudó a ser mucho más humilde, y darme cuenta, una vez más, que es el Señor el único que nos sostiene y de quien viene la fuerza. En esta ocasión iba pensando en ser ayuda para otros peregrinos que pudiesen necesitarlo y por eso traté de ir mejor preparado en todos los aspectos. Además he vuelto a ofrecerlo por la conversión de mi familia, y con un poco de humor también digo, pero totalmente en serio, que espero volver más años, pero en algún momento no para pedir por la conversión de mi familia, sino para dar gracias porque ya se han convertido.
¿Cómo ha sido el ambiente y el fervor de este año?
El ambiente maravilloso y de muchísima alegría. Pero sobre todo muchísimo fervor, ver todos los capítulos rezando, aprovechando las largas caminatas para meditar, las canciones, las conversaciones compartiendo tu fe con otros hermanos de procedencias tan diferentes y sin embargo con tantísimos puntos en común, la Santa Misa, un estilo de vida más apegado al catolicismo tradicional, el tratar a Cristo como Rey de nuestras vidas y tratar de que sea el rey de este mundo. Todo eso es muy edificante y llena a uno de muchísima esperanza.
¿Qué supone el hecho de que vaya en aumento cada año?
El Papa Francisco ha hablado muchas veces de dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas. Dios nos sorprende viendo como muchos fieles jóvenes, familias jóvenes con niños, gente alejada, etc. se están convirtiendo directamente a través de la liturgia tradicional. Dios está hablando a su Iglesia a través de la gran cantidad de gente que se va acercando a una visión de la fe más tradicional, más semejante a la que se ha vivido durante tantos siglos. Creo que es una llamada fuerte del Espíritu Santo, que habla muy claramente y a la que no se puede dar la espalda, ni cerrar los oídos. Lo contrario creo que sería caer en la soberbia de querer enmendar al Espíritu Santo que parece que está soplando en estas comunidades.
Si se han convocado en los últimos años varios sínodos para escuchar lo que tiene que decir Dios a través de los fieles, ¿por qué no escuchar el clamor de tantos hijos de la Iglesia que quieren mantenerse fieles a su fe viviéndola como se ha vivido durante tantos siglos? Nuestra experiencia en Toledo es que el número de fieles que forman nuestra comunidad ha crecido enormemente, principalmente de gente que estaba totalmente alejada de la Fe y de familias jóvenes. Esta peregrinación a Chartres ha batido récords este año, la peregrinación de Covadonga en dos años ha duplicado su número y a lo largo del mundo muchos de los apostolados de Misa Tradicional también han visto multiplicarse por 2 y por 3 el número de fieles en apenas cinco años. Creo que Dios quiere decirnos algo ¿Está tanta gente en la Iglesia dispuesta a dejar sus prejuicios y discernir el qué quiere decir el Señor con todo esto?
¿Qué gracias espirituales ha recibido?
Las gracias espirituales que he recibido han sido muchas, tanto el año pasado como éste. Por ejemplo, que debo ser mucho más humilde, que yo solo no puedo llevar mi vida, que necesito a los demás, a los hermanos en la Fe, como el año pasado, que fue el empuje de otros peregrinos lo que me ayudó a terminar la peregrinación. También que el Señor me hizo ver mi pequeñez, que esto no depende sólo de mis propias fuerzas, que es Él quien me sostiene y me guía por la vida. Sobre todo hubo un momento precioso en la noche del domingo durante la adoración. Llegué bastante cansado y aunque se nos estaba animando a hacer el esfuerzo de pasar un rato con el señor, yo estaba autojustificandome para quedarme descansando pues ya había hecho suficiente esfuerzo. Pero no sé cómo al final salí de la tienda donde estábamos instalados y me puse en camino buscando donde era la adoración.
Cuando llegué allí encontré un profundo y reverente silencio, y decenas de peregrinos de rodillas y en silencio ante el cual no había llegado prácticamente a ponerme de rodillas y comencé a llorar como un niño pequeño que llega a contar a su Padre cómo le pesa la vida y todo lo que le hace sufrir. Y el Señor entró en lo más hondo de mi corazón. Fue un momento de mucha Gracia en el cual Él me hizo ver todos los regalos que tenía en mi vida, empezando por mi mujer y por mis hijos. Varias preguntas no paraban de resonarme una y otra vez en mi interior «¿Qué has hecho con los talentos que te he dado para que los administres? ¿Qué estás haciendo con la familia que te he regalado? ¿Qué estás haciendo con tu vida?» Y en ese momento le volví a repetir como otras veces quebpor desgracia se me olvidan «Sólo quiero ser para ti, Señor». Sólo para Él a través de mi mujer, sólo para Él a través de mis hijos, sólo para Él a través de la Iglesia.
¿Qué anécdotas edificantes recuerda?
Una anécdota edificante sería que he llevado todo el camino una bandera de España con el Corazón de Jesús y mucha gente se acercaba diciendo con admiración «España, España» y se ponía a hablar conmigo, aunque fuese en inglés. Si en España llevas esa misma bandera podía suponer un problema, pero para esos peregrinos que se acercaban representa esa hispanidad católica que tanto extendió la Fe durante tantos siglos y tanto hizo por el Señor y por la Iglesia.
Anécdotas edificantes tengo muchas más, sería interminable todas las que recuerdo, pero la mayoría de ellas tienen que ver también con la organización y los voluntarios. Desde las personas que preparan tanto el desayuno como la cena, así como los voluntarios que van con bolsas de basura recogiendo todos los desechos. Pero hay una que para mi se lleva la palma, y es que también hay voluntarios limpiando los baños que usamos cientos de personas y que quedan en un estado lamentable. Todo eso me hace ver cómo de grande es la entrega por el Señor de esas personas anónimas sin las cuales no seria posible juntar a casi 20.000 personas y que todo saliese tan bien. El hecho de que uno esté dispuesto a hacer esas labores tan escondidas e ingratas por gente a los que no conocen me interpela sobre mi propia entrega. Por supuesto también están todos aquellos voluntarios que cargan y descargan maletas, que montan y desmontan las tiendas, etcétera
También es muy edificante la entrega de los sacerdotes. En nuestro capítulo el padre José Manuel, de nuestra iglesia de El Salvador de Toledo, ha hecho una labor impresionante por cuidar nuestras almas, y también un sacerdote dominico de Argentina que vino en nuestro capitulo. Es un regalo tener padres así en nuestra comunidad de Toledo. También el resto de peregrinos y la confianza y amistad que se forja en interminables jornadas de caminar kilómetro a kilómetro edificarían a cualquiera.
¿Cómo ve en todo lo que cuenta un signo de esperanza para la Iglesia?
Veo muchos signos de esperanza en esta peregrinación en particular y en todo lo que tiene que ver con el catolicismo tradicional en general. Me centraría en dos aspectos: uno más externo y otro más interno. El más externo para mí sería el hecho de que yo con cuarenta y tres años recién cumplidos fuese prácticamente de los que más años tenían, mirase hacia donde mirase. La edad media de los 16.000 peregrinos es de 20,5 años debido a que hay infinidad de niños, de jóvenes, y especialmente sorprendente para mi fue el hecho de que más de la mitad de los sacerdotes que participan son mucho más jóvenes que yo.
Pero hay otro aspecto aún más importante que el de la edad, que sería el interior, y para mí es el deseo tan grande de todos por buscar que Cristo reine en las vidas de todos los peregrinos que asisten a la peregrinación. Pude hablar con gente de procedencias muy distintas y había un mismo sentir en cuanto a la centralidad de Cristo en la vida de cada uno de nosotros y llevarlo a toda la sociedad para intentar que vuelva a ser católica sin medias tintas.
¿Por qué invitaría a otros a repetir la experiencia?
Yo ya estoy animando a todo aquel que puedo a ir a la versión española de esta peregrinación este verano en Covadonga, pues aunque no sea idéntica a la de Chartres y cambie el paisaje de campos infinitos de trigo por las montañas de Asturias, el espíritu con el que se organiza y los fines que se buscan son idénticos: que Cristo reine en nuestras vidas y en nuestros países. Se respira el mismo ambiente, alegría, y deseos de santidad de los peregrinos. Nosotros por supuesto iremos a Covadonga con nuestros 6 hijos, pero lo que estoy tratando es de animar a mis hijas mayores a que cuanto antes puedan acompañarme a Chartres si el Señor dispone que pueda volver pronto.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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