06/10/2024 01:27
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Nacido en Zaragoza y residente en Barcelona, disfruto como un niño en la noche de reyes cuando en alas de ave viajo a Madrid y exprimo cada gota del limón horario, deslizándome plácido por el empedrado de sus vetustas calles, rebosantes de historia, con las placas alusivas a los ilustres personajes que allí otrora vivieron, pero sobre todo propiciando acogedores encuentros con los viejos amigos.

Hacía tiempo que tenía pendiente quedar con nuestro director Eduardo García Serrano. En las dos últimas ocasiones, como el contestador de la canción de Sabina, me dijo que estaba fuera de Madrid. A la tercera fue la vencida y con un lujoso regalo sorpresa a mi vera. Aprovechando que también el Padre Apeles se hallaba en los Madriles, pensé que sería una ocasión inmejorable para que se conociesen, intuyendo que se podían caer muy bien, como así fue. A mí me cayeron siempre de purísima madre los dos.

En los 90 quedé embelesado por las brillantes actuaciones del P.Apeles, que revolucionó la televisión en España, con un estilo incisivo y mordaz y con unas refulgentes reflexiones que subían sideralmente el nivel de la televisión. El Padre Apeles fue el inventor del zasca. Estilo que años después tratarían de imitar otros con menos gracia. Él era la estrella indiscutible de Moros y Cristianos. El Padre siempre quiso hacer programas serios: culturales, de análisis político y de actualidad para evangelizar la cultura, algo que nunca le concedieron, con promesas de Judas y cantos de sirena de viles engaños. Era muy peligroso para el inicuo Sistema darle tanto poder a una persona de orden y tan inteligente. Y luego, como tanta gente, le perdí la pista, coincidiendo con el injusto veto que sufrió en las grandes cadenas. Años más tarde tuve la oportunidad de conocerlo en persona y providencialmente tratar mucho con él, lo que, como en el final de Casablanca, fue el comienzo de una gran y fiel amistad.

A Eduardo García Serrano lo empecé a ver cuando Intereconomía no había sido expulsada vergonzosamente de Cataluña y podía emitir en abierto. El Gato al Agua fue una referencia para todos los patriotas y Eduardo era la estrella indiscutible. Cuando quedaba con los amigos hacíamos un simpático plagio de El Gato al Agua, imitando un servidor la voz cascada de Antonio Jiménez. También recuerdo lo bien que me sentaba la comida cuando veía a Eduardo presentando los informativos de las tres con sus certeros análisis de actualidad en donde rodaban las cabezas de los títeres del circo político. En cierta manera le pasó lo mismo que al Padre Apeles, fue poco a poco apartado del foco porque era un hombre peligroso para el establishment, en este caso el conservador. Y por diferentes caminos años después coincidimos en el mismo digital, y gracias a la confianza de Álvaro Romero, acabé siendo subdirector del medio que él dirige, El Correo de España. Con Eduardo al vivir en Madrid he tratado menos, pero he de decir que siempre ha tenido conmigo una exquisita atención, por lo que le estoy eternamente agradecido.

Pues bien, hecho este resumen de la riquísima vida de ambos personajes, excelentes personas, con dos trayectorias, desde un cierto punto de vista, similares, tuve la dicha de presentarlos en Madrid y que se fundiesen en un efusivo abrazo. Eduardo, con su espontaneidad habitual, dijo que había que inmortalizar el encuentro con una foto, reconociendo que el Padre había sido su ídolo y el de su familia. El Padre Apeles, con sincera elegancia, le contestó que la admiración era mutua, por él y por su padre, el afamado escritor Rafael García Serrano, al que había leído con agrado. Tras la foto, en la que me temblaba el emocionado pulso, tocaba el turno de relajarse y disfrutar del relaxing cup of café con leche, no del de Ana Botella en Plaza Mayor, sino de un delicioso café italiano en el corazón de Chamberí.

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Era un deleite para mis párvulos tímpanos captar como a los dos les dolía España y diseccionaban, cual cirujano con el bisturí afilado de su lengua, los últimos años, el último siglo más bien, de la desgarrada piel de toro en la que han convertido a nuestra patria. Daba gusto oírlos hablar, no solo con erudición, sino con gran criterio y conocimiento de causa y también, ¿por qué no?, poder intervenir y dar mi modesta opinión, en total sintonía con ellos. A mí me gusta mucho hablar, pero en esta ocasión, milagrosamente, disfrutaba mucho más escuchando absorto.

Además de sus brillantes análisis, lo interesante era comprobar como llegaron a coincidir en el tiempo con algunos de los personajes más importantes de la vida social y política de la España de los últimos años. Interesantísimas y jugosas anécdotas muy divertidas y variopintas que forman parte del secreto de sumario de una conversación privada.

La verdad es que puedo decir que contemplándolos en la terraza nunca vi tanto talento junto en un metro cuadrado. Pero parafraseando a D. Latino, tras la muerte de Max Estrella en Luces de Bohemia, también afirmo que en España es delito el talento…y aunque ya no sean asiduos de la televisión su genio no ha muerto, porque el genio es inmortal.

Dos personas cultas, inteligentes, brillantes, con las ideas muy claras, con gran sentido del humor, en un toma y daca muy fluido e intenso, era un opíparo banquete para mis neuronas, ávidas de sabiduría. La amena hora se evaporó en un suspiro y con pena sonaron los acordes del final, que no tuvieron el amargo sabor del adiós sino el dulce regusto de un hasta luego.

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Y volviendo a la comparación con el final de Casablanca, en la capital de España no había niebla, sino soleado polen primaveral y concluyo con el protagonista afirmando que siempre nos quedará Madrid y el recuerdo de este inolvidable encuentro.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.