17/05/2024 05:27
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Miguel Ángel Barbero Barrios. Es doctor en Psicología Escolar y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid, psicopedagogo especialista en orientación educativa y maestro de Educación Primaria. Investigador y apasionado del campo educativo, ha escrito numerosos artículos en revistas científicas y libros relacionados especialmente con las temáticas TIC, inclusión y orientación educativa, emprendimiento, estrategias de aprendizaje, inteligencia, altas capacidades y religión.

Ha sido educador de calle en proyectos de inclusión social (1998-2005) y profesor de Educación Primaria (2005-2011). Profesor universitario desde 2014, actualmente es Director de los Grados de Educación de la Universitat Abat Oliba CEU de Barcelona y colaborador del Centro Universitario Sagrada Familia de Úbeda (Jaén) en varios proyectos de carácter educativo, emprendedor y editorial.

Fue premio nacional español de literatura «Amigos de la Soledad» en 2004 con la obra «Soledad y solidaridad» y es creador de los proyectos educativos «Golilandia» (desde 1992) y «En clase con Jesús» (desde 2008).

En esta entrevista nos habla de la editorial Didacbook y del programa del vídeo “Virtus”, en donde se nos muestran las virtudes de algunos deportistas como estímulo para esforzarnos en nuestra carrera por la santidad. “Corred de tal modo que alcancéis la corona que no se marchita” (San Pablo)

¿Cómo nace y cuál es la finalidad de la editorial Didacbook?

Somos una editorial católica con centro en el fomento de la educación, la cultura y el entretenimiento. Buscamos que a través de nuestros productos las personas puedan crecer en virtudes y ser lo que están llamadas a ser: personas felices y a salvar el alma.

¿Qué tipo de contenidos ofrecen y a quienes van dirigidos?

A día de hoy, ofrecemos fundamentalmente, dos tipos de contenidos: libros y contenidos audiovisuales. Siempre guiados por el Magisterio y sabiduría de la Iglesia católica, y con el apoyo de las tecnologías actuales, ofrecemos materiales para todos, sin importar sus creencias o ubicación, con un enfoque en la formación innovadora al tiempo que acudiendo a las fuentes filosóficas cristianas que sabemos que llevan a la felicidad plena de las personas. Como editorial católica, aspiramos a contribuir a una sociedad más ilustrada; pero no solo; también más compasiva y hermanada.

Vamos a centrarnos en la serie audiovisual Virtus. ¿Por qué han decidido acercanos a las virtudes a través de los buenos hábitos de grandes deportistas?

Desde que trabajamos en el material audiovisual de “En clase con Jesús” (lista de capítulos accesible aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=2He_lOIo4M8&list=PLTbROr5cGVIKVSduqTPtKCrLbS55GVZKH )

Nos dimos cuenta de que la educación en virtudes ofrecía un horizonte motivador a los niños. Contar de un modo atractivo cómo Jesús es un modelo en medio de situaciones cotidianas activa la conducta hacia el bien y este fue un gran descubrimiento, o más bien, constatación sobre la práctica. En este caso, a través de “Virtus”(Acceso a la lista de programas de VIRTUS, disponibles en abierto: https://www.youtube.com/watch?v=J-ql0ns3OWY&list=PLTbROr5cGVIJRt2vkx35FluUmWQoX5O4s)

Pretendemos poner sobre la mesa situaciones de personas que han sido percibidas como exitosas pero cuyas dificultades en el camino a menudo se desconocen. El deporte ofrece un marco privilegiado y muy considerado por la sociedad actual, que puede actuar de puente hacia las virtudes, sin embargo, no tan potenciadas o protagonistas en el plano público.

Todo, gracias a mi hermano Domingo Barbero Barrios, experimentado periodista de completísimo recorrido, que me ha acompañado en la realización material de estas obras audiovisuales y sin cuya colaboración hubieran sido totalmente imposibles. Hay mucho en estos materiales de esta hermandad y familia, en este caso, literal. Eso, nos lo dicen, se nota. No es nuestro, es un regalo de Dios.

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¿Por qué quieren recuperar la palabra virtud, hoy un tanto en desuso y sustituida por valores, actitudes, cualidades….?

A través de la innovación y de un mensaje esperanzado, Didacbook aspira a contribuir con su granito de arena a poner en valor la noción de virtud que siempre ha defendido el catolicismo. La preferimos sobre términos, también interesantes, como valores, actitudes o cualidades, debido a su significado intrínsecamente más profundo y su relevancia perdurable y relacionado con conductas concretas bien dirigidas que se repiten en el tiempo, más allá de ser meras intenciones o ideas éticas. La virtud, definida como «una disposición habitual y firme a hacer el bien,» según el Catecismo de la Iglesia Católica, abarca no solo el actuar rectamente, sino también el ser en su plenitud, permitiendo a la persona dar lo mejor de sí a través de acciones concretas. Este enfoque huye del relativismo y compromete a todos. Más allá, incluso de las creencias personales, invita a una necesaria transformación personal y colectiva hacia el bien, lo busca y lo elige, resonando con el llamado a una vida plena.

¿Cómo ha sido el proceso de selección de los deportistas?

Hemos elegido deportistas con vidas que poseen potencial educativo y capacidad para encarnar y comunicar conductas alineadas con la misión de la editorial de promover una visión universal de la persona, tan universal como lo es la ética del humanismo cristiano católico, que todos pueden comprender y entender. En realidad, los deportistas que elegimos no son perfectos, pero sí hay algún momento en la historia que destacamos de ellos que brilla con luz propia y que puede ser ejemplo, en ese aspecto, para los jóvenes de hoy.

¿Qué virtudes principales podemos destacar de ellos que nos sirvan para nuestra vida cristiana?

Las cristianas. Con “Virtus”, pretendemos ofrecer a los estudiantes ejemplos vivos de cómo las virtudes cristianas (infusas, intelectuales y cardinales) pueden manifestarse y tener un impacto positivo en diversos ámbitos de la vida, a través de personajes tan públicos y difundidos como son los del mundo del deporte. Independientemente de la fe personal de cada individuo, las virtudes cristianas tienen el poder de guiar a todos hacia una vida más plena.

¿Se podría decir que trabajar las virtudes humanas es un primer nivel, pero falta el gran salto a la vida sobrenatural? ¿Cómo predisponen estas virtudes naturales a la vida de la gracia?

Para entender el fondo del guión de “Virtus”, es fundamental entender esto. Trabajar las virtudes humanas constituye, sin duda, un fundamento esencial en la formación integral del individuo, operando como un primer nivel hacia la realización personal y colectiva. Este enfoque, centrado en el desarrollo de virtudes como la humildad, la perseverancia, el sacrificio o la solidaridad, refleja un camino hacia la excelencia humana que, aunque valioso en sí mismo, puede considerarse preliminar al «gran salto» hacia la vida sobrenatural, tal como Didacbook lo contempla en su misión educativa.

Las virtudes naturales, al ser cultivadas y vividas, predisponen y preparan el alma para la vida de la Gracia, actuando como «puentes» hacia una dimensión más profunda de existencia que trasciende lo meramente humano y que nos lleva a una puerta de felicidad aún mayor… ¡y estamos llamados a eso!

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Pensamos que la práctica de estas virtudes, incluso en contextos seculares como el deporte, puede abrir el corazón y la mente a la receptividad de esta Gracia divina, ofreciendo un terreno fértil para el crecimiento espiritual.

Igualmente los filósofos clásicos relacionaban la vida virtuosa con la sabiduría…¿Cómo el cristianismo sublimó estas virtudes? ¿Cómo puede un deportista, que además no es declaradamente cristiano, mostrar por alegoría las principales virtudes cristianas, las teologales y las cardinales…?

Los filósofos clásicos ya vinculaban la vida virtuosa con la sabiduría, una noción que el cristianismo ha elevado, digámoslo así, otorgando a las virtudes un carácter divino. Las virtudes teologales —fe, esperanza y caridad—, introducidas por el cristianismo, trascienden las capacidades humanas naturales al originarse y perfeccionarse con la gracia de Dios. Así, deportistas famosos, aun sin profesar la fe cristiana, pueden encarnar estas virtudes en sus actos de perseverancia, solidaridad y sacrificio personal, ejemplificando la fe en sus propios talentos y esperanzas en sus objetivos, además de una caridad manifiesta en su trabajo en equipo y en la comunidad.

Las virtudes cardinales —prudencia, justicia, fortaleza y templanza—, si bien reconocidas y valoradas en la antigüedad, encuentran en el cristianismo una profundización, al ser consideradas fundamentales para la vida de la gracia. Estas virtudes se presentan en los deportistas a través de decisiones sabias (prudencia), trato justo con competidores y equipos (justicia), valentía frente a desafíos (fortaleza) y moderación en el éxito y la derrota (templanza).

Pasadas por el tamiz y sabiduría cristiana, las virtudes no son un fin en sí mismas, sino que orientan hacia la gracia divina. Por eso, no solo mejoran el carácter humano, sino que también predisponen el alma para una relación más profunda con Dios, su creador. Pensamos que reflejar la excelencia humana en el deporte, incluso aunque expongamos ejemplos de personas no explícitamente cristianas, nos llama a la santidad y la comunión con lo divino.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Nadie ha substituido la expresión «virtudes» por la de «valores», salvo en la imaginación de ciertos círculos endémicos. Cuando se habla de virtudes, se habla de la condición del ente humano que le permite orientar su existencia, por medio de decisiones, comportamientos, hábitos y, finalmente, carácter, hacia fines existenciales, morales y ontológicos superiores. En el noble hinduismo, el atman apunta a Brahma o absoluto como una flecha apunta a su diana. Para ello, necesita, disciplina, visión u otras virtudes. Hablar de sabiduría como virtud conlleva reconocer la verdad como uno de los tres transcendentales o fines axiológicos (valor) y ontológicos en sí mismos; es decir, transcender el mundo de la ilusión o maya y conocer, en último término, a Dios.

Esto es así tanto para las virtudes cardinales como para las teologales. La misma etimología de virtud apunta a la fortaleza como al sustento de todas las otras virtudes. Es decir, la fortaleza sería la virtud base, la virtud sine qua non no puede haber otras virtudes. Sin fortaleza no hay caridad que valga porque el individuo optaría por satisfacer sus propias necesidades primero. Las personas egoístas son débiles.

Es lo que pasa cuando se hace «arte al servicio de la revolución proletaria» o lo que pasa cuando se hace «filosofía cristiana», que el arte o la filosofía resultante no son auténticas sino dispositivos para colocar de rondón un conjunto de nociones. Existe, felizmente, una filosofía de inspiración cristiana pero la filosofía no puede ser ni cristiana ni budista sino, ante todo, filosofía en cuanto filosofía y sus orígenes son «paganos»; lo que eso pueda, tal vez, significar si es que significa algo.

Haber escogido como parte del nombre de esta empresa el lexema «book» es una forma infame de gringuización y burda protestantización. Por favor, más Aristóteles y menos propaganda gringa para masas irreflexivas. A eso le añadimos la figura en el vídeo de un «jock» o sujeto irreflexivo testosterónico para que sus experiencias de esfuerzo y determinación puedan pasar por las virtudes que no son, porque falta el componente fundamental de la introspección y la personalidad independiente.

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