04/05/2024 07:54
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Corría el 2 de septiembre de 1775 cuando en Castrillo del Duero vio la luz, en el seno de una familia de campesinos, Juan Martín Díez, el cual habría de pasar a la historia con el apelativo de “El Empecinado”, debido a que así se denominaba a los naturales de la citada localidad vallisoletana por pasar por ella un arroyo rico en pecina. Dada su temprana vocación militar, con tan solo 18 años Juan Martín participó en la Guerra del Rosellón, en la que los reinos de España y Portugal se enfrentaron a la Francia revolucionaria. Tras la guerra El Empecinado se casó con Catalina de la Fuente y se instaló en el burgalés pueblo de Fuentecén, volviendo a sus quehaceres labriegos. Sin embargo, la invasión de España en 1808 por las tropas napoleónicas habría de cambiar su vida para siempre, ya que, a raíz de dar muerte a un soldado francés que violó a una muchacha del pueblo, Juan Martín organizó una guerrilla con la noble finalidad de combatir al ejército francés, siendo tales sus hazañas en el campo de batalla que pronto fue ascendido a capitán de caballería. En 1814, ya finalizada la guerra con los franceses derrotados y expulsados de España, Juan Martín fue ascendido por Fernando VII a mariscal de campo, ganándose, a su vez, el derecho a firmar como El Empecinado.

Valga esta breve semblanza de un héroe nacional como fue El Empecinado a modo de introducción de otro personaje que va camino de hacer historia, como es Santiago Abascal, el cual movido exclusivamente por sus convicciones y su coraje, abandonó la comodidad de una vida placentera en el seno del Partido Popular, para aventurarse por la senda de la incertidumbre al fundar Vox, un partido político cuya principal seña de identidad ha sido desde el comienzo de su andadura el firme e innegociable compromiso con la nación española y los valores que la forjaron.

Tras un largo camino lleno de sinsabores, pero también de innegables éxitos tanto en las calles como en las urnas, el pasado domingo 27 de noviembre, Santiago Abascal convocó de nuevo a los españoles a manifestarse en la Plaza de Colón en defensa de la unidad de España, la democracia y el Estado de Derecho.

A pesar de la permanentemente criminalización de Vox perpetrada por una izquierda política cada vez más fanática y totalitaria, así como por un circo mediático cada vez más subvencionado y falsario, y a pesar de la falta de apoyo de la derechita acomplejada y cobarde, lo cierto es que la convocatoria congregó en Colón a miles de personas que representaron la viva imagen de la dignidad ofendida. En una clara demostración de su capacidad de liderazgo, Santiago Abascal pronunció un discurso lúcido rotundo y valiente que propició, una vez más, que el espíritu patriótico sobrevolara el madrileño enclave, llenando de esperanza el corazón de los allí reunidos.

 A grandes rasgos el discurso de Santiago Abascal giró en torno a la necesidad de que el pueblo español se exprese en las urnas para detener el proceso de destrucción nacional que esta llevando a cabo la triple alianza sanchista-podemita-separatista. Tomando como punto de partida este planteamiento general, el líder de Vox fue desgranando uno por uno los grandes males que asolan a la sociedad española, como consecuencia de las políticas llevadas a cabo por un Pedro Sánchez definitivamente sometido a los enemigos de España. Así, pasando de los conceptos a los hechos, Santiago Abascal señaló que actualmente la unidad y la soberanía nacional están en riesgo, la democracia se está degradando, los derechos y libertades individuales se están suprimiendo, las instituciones han dejado de ser sólidas e independientes, la seguridad ciudadana se está debilitando y la convivencia y el bienestar se están dinamitando. Además de todo ello, acusó al Gobierno socialcomunista de sembrar el caos social al eliminar el delito de sedición, poniendo una alfombra roja a la comisión de un nuevo golpe de Estado, al imponer la “ley del sí es sí”, que rebaja las penas a violadores y pederastas, poniendo de manifiesto que el fanatismo ideológico asociado a la incompetencia más absoluta constituyen la carta de presentación de Irene Montero, al impulsar una “ley trans” que amenaza la salud mental y la integridad física de los niños y jóvenes, a partir de una negación de las características biológicas propias del ser humano, al propiciar una “Ley de Seguridad Ciudadana” que maniata a la policía y favorece la impunidad de los delincuentes y al diseñar una “Ley de Memoria Democrática” que suprime la libertad de pensamiento y expresión al imponer por la fuerza una interpretación única y falsificada de la Historia de España. Asimismo, condenó el que el Gobierno socialcomunista esté sumiendo a la nación española en la dependencia energética al impedir la exploración y explotación de nuestros recursos naturales, al mismo tiempo que amenaza la supervivencia de la agricultura y a la ganadería mediante unas políticas medioambientales que solo responden a los intereses espurios de las élites globalistas. Y finalmente, por si este muestrario de disparates no fuera suficiente, denunció la absoluta permisividad con el asalto de nuestras fronteras y la ocupación de las viviendas, la inclusión presupuestaria de un gasto político desmesurado y la creación de redes clientelares subvencionadas gracias a una política impositiva abusiva y confiscatoria, todo lo cual está provocando la desaparición de la clase media y el crecimiento de la miseria.

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En definitiva, todo lo expuesto por Santiago Abascal responde a la indisimulada deriva totalitaria de un Gobierno socialcomunista comprometido con la ruptura del orden constitucional y con la colonización y control de los Poderes Legislativo y Judicial. Como demostración evidente del proceso ya iniciado de eliminación de la separación de poderes, tras la manifestación hemos asistido  atónitos a un ataque sin precedentes al Poder Legislativo, cuando el diputado del PSOE Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que en ese momento presidía la Mesa del Congreso, expulsó de la tribuna de oradores a la diputada de Vox Patricia Rueda por denominar filoetarras a los diputados de Bildu, es decir, por decir la verdad, lo cual solo puede entenderse como un intento del Ejecutivo de silenciar al Parlamento, esto es, al órgano de representación de la soberanía popular. Asimismo, sin esperar, como es preceptivo, a que el CGPJ designe a sus dos candidatos, la coalición socialcomunista pretende colocar en el Tribunal Constitucional a dos ex altos cargos de su Gobierno, como son el exministro de Justicia Juan Carlos Campos, tristemente célebre por firmar los indultos de los golpistas catalanes, y a la exdirectora general del Ministerio de Presidencia Laura Díez Bueso, cuestión ésta que no es baladí, ya que es este órgano judicial el que debe resolver los recursos de inconstitucionalidad relativos al conjunto de leyes que son objeto de negociación entre el Gobierno socialcomunista y sus socios independentistas, entre las que se encuentra la ley que ha de posibilitar la celebración de referéndums de autodeterminación en todas aquellas Comunidades Autónomas que así lo deseen.

En conclusión, de todo lo expuesto solo cabe deducir que de la mano del psicópata monclovita hemos entrado de lleno en un proceso de desconstrucción de la nación española y transvaloración de todos sus valores.

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Decía Rudyard Kipling en su maravilloso poema “If” que “Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones, a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados, y así resistir cuando ya no te quede nada salvo la voluntad que les dice: Resistid (…) tuya es la Tierra (…) y -lo que es más- serás un Hombre, hijo mío”. El Empecinado fue capaz de resistir y enfrentarse a los invasores franceses, Santiago Abascal también ha dado muestras de su capacidad de resistencia y enfrentamiento a la marea socialcomunista y separatista. Sin embargo, para que una nación salga victoriosa de cualquier embate no solo requiere de héroes, sino también de un pueblo que los secunde. Corresponde, por tanto, al pueblo español estar una vez más a la altura de las circunstancias.

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Geppetto

Se ha pasado Vd de frenada, pero mucho oiga
Comparar al Empecinado que monto un ejercito guerrillero en contra del invasor frances con Santiago Abascal es como minimo ridiculo.
La desmesura del comentario solo merece una pedorreta a quien lo ha escrito

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