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Cuesta creer la extraña ingenuidad de Feijóo quien agota todas las posibilidades para investirse incluso proponiendo a Pedro Sánchez un gobierno por dos años y convocar a continuación elecciones generales. No se puede implorar de ese modo a alguien que ha demostrado jugar en otra división marrullera lejos del juego limpio parlamentario, al menos el deseable cuando es inexistente. Con la negativa, era más que previsible, del presidente en funciones, Feijóo busca apoyos en Sumar.
La formación de la chiripitiflaútica, super megafashion comunista Yolanda Díaz, mezcla de cursilada y radicalidad indisimulada, se ha negado a cualquier atisbo de negociación defendiendo un gobierno entre Sumar y PSOE para seguir adelante con la agenda progresista. Por contra ha exigido que el PP retire los recursos de inconstitucionalidad a la reforma laboral y la Ley Trans. La altiva vicepresidente no se ha dignado a reunirse con Feijóo delegando la responsabilidad en Marta Lois, portavoz del grupo parlamentario.
La esperanza de que haya una escisión de voluntades entre los socialistas y que Núñez Feijóo pueda obtener algún apoyo autónomo se puede dar por perdida, siendo el PSOE una piña que prescinde de todos los aspectos de conciencia cuando se trata de seguir al líder Pedro Sánchez esperando su oportunidad para reeditar legislatura. El gallego sigue sin enterarse.
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Es incomprensible el largo silencio de Santiago Abascal antes los reiterados intentos de Núñez Feijóo para conseguir el apoyo del PNV a su investidura. ¿Ese silencio demuestra que Abascal aprueba el acercamiento entre el PP y el PNV, a pesar de que este último partido es independentista?. Abascal no termina de comprender que el PP no es un partido de fiar y que en cuanto tenga la menor oportunidad dejará tirado a VOX, cuya compañía le incomoda, y llegará a acuerdos con los partidos nacionalistas. VOX debe buscar su propio camino para llegar a gobernar España en el futuro, en solitario o con el apoyo minoritario de lo que quede del PP.