21/11/2024 19:41
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Vivimos en la “Era del DIVORCIO”; no creo que admita discusión esta afirmación. Sobre todo si pensamos que a ojo de buen cubero, los dos tercios de los matrimonios de menos de setena años han acabado deshechos. Oyes hablar del tema y lo habitual es oír  “¡Es que hoy nadie aguanta nada!”… Efectivamente, hoy por la menor confrontación,  se tiran los trastos a la cabeza y cada cual se va por su lado.

¿Qué ha pasado en la sociedad moderna?

¡Sí, ya sé la respuesta! … “antes eran hipócritas y vivían separados sin separarse…Se aguantaban como matrimonio cuando éste ya no existía, y hoy la gente es más sincera… ¡ja!,¡ja!…¡Cuentos chinos! que explican una pequeña parte de la realidad. La verdad no la descubriremos por ahí… sino yendo al fondo de la cuestión. 

Antes la gente se casaba sabiendo que era “para toda la vida” y, hoy,  se casan ya pensando en que cuando me canse de ésta –o de éste—me busco otro u otra…  (Si no la tienen preparada ya) 

El matrimonio ha dejado de ser una cosa seria para convertirla en un juego sexual. Nadie enseña a los jóvenes –antes tampoco… pero  les “educaba  el ejemplo de lo que veían” –que,  por lo general, era estable–. Van al matrimonio — según dicen–  “¡muy enamorados!”… pero ignorando lo que es el verdadero amor.
¡Esa es la realidad! Hoy  se confunde el “amor” con la “atracción sexual” la del perro por la perrita.  Desde que el hombre existe, se sienta atraído por la mujer y la mujer para el varón,  no es invento del siglo XX,  ni del XXI.

Nadie enseña a los jóvenes que el instinto no es amor. Un semental se aparea con las yeguas sin amor se rige por su instinto y basta. Es una bestia y no sabe  ni lo sabrá nunca,  lo que es el amor.  Todo cambia  cuando el animal es, además, racional y no es una bestia.  Aunque tiene el instinto animal,  tiene una cabeza sobre los hombros  que ha de gobernar siempre y domeñarlos  sus “instintos”, si no quieres ser una triste bestia. Pues bien,  a nuestra juventud, al parecer,  nadie le dice que no sea un animal salvaje,  sino todo lo contrario, ahora el Gobierno, se está empeñado en “bestializar a los niños” que aún no tiene,  ni asomo de instinto sexual pero, estos canallas,  se lo van a “crear artificialmente” dándoles lecciones de sexo desde las guarderías… Esos ministros son tan degenerados que  hacen las leyes para imponerlo. ¿Caben las dudas sobre si son animales descerebrados, o más bien de “animalas” (femeninas)

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¿Querrán demostrarnos las feministas que la mujer es más bestia que el macho? No creo que se pueda dudar de esa pregunta viendo su proceder diario como gobernantes. Sin duda las féminas lo son más que los varones… ateniéndonos a lo demostrado por este gobierno de “ministras. ¡Menudo descubrimiento hemos hecho algunos varones. Nunca había pasado por mi mente hasta que vi actuar a estos genios de la política y de la moral.

Volviendo al tema central, no cabe duda de que la causa de los divorcios es única:  el “desamor”, o en otras palabras, haber confundido lo que es amor con un sucedáneo que no es ni asomo de lo que éste es en esencia.

El verdadero amor debe tener un fundamento trascendente;  sin la solidez de lo que permanece, eso que llamamos amor solo es  “humo” que se esfuma en poco tiempo. Por supuesto, la trascendencia la dan los valores del espíritu.

El próximo siete de octubre se cumplimos sesenta y tres años de casados y quienes nos tratan,  alguna vez me han preguntado, sobre el secreto de  pasar juntos tantos años y vernos tan enamorados como si fuéramos novios. Mi respuesta es muy sencilla: tomar en serio el matrimonio como un camino de vida y felicidad compartida con la ayuda de vida religiosa  intensa.  Sin la fe es muy difícil sortear los obstáculos de nuestra siempre dura existencia.  Ciertamente, hay excepciones gente sin fe y que resisten los años de matrimonio,… pero no es la regla general.

Lo comprobable a diario es que los divorciados no frecuentaban las iglesias, ( y menos aún después de divorciarse).  Muchos matrimonios por la Iglesia,  o sea,  como debieran ser todos, son  simplemente un “acto social” que “viste bien” a quienes  celebra  matrimonio religioso…  pero,  sin sentir la necesidad de   vivir luego en consecuencia.

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Tres cosas considero el ideal para casarse con garantía: amor a la Religión, ilusión por los hijos  amor a España –los españoles–. Si los futuros esposos no sienten esas tres cosas como imprescindibles, mejor que no se casen.  Pero hay algo más. Es preciso que se traten antes el tiempo suficiente para conocer si encajan los gustos propios con el de la futura pareja. Me he fiado poco siempre del amor que ciega… pues el hombre, es un ser racional, no un ser “sentimental” que vive de emociones.

La mayoría de los divorcios tienen algo que ver con el desconocimiento de esas reglas elementales. No es posible que habiéndolas guardado, salten los matrimonios hechos pedazos a la primera de cambio.

Ciertamente a lo largo de la vida hay circunstancias que son pruebas tremendas y que solo el verdadero amor ayuda a superar.  Mi mente –y creo que no soy tonto–  nunca  ha logrado entender que se deshaga un matrimonio a las pocas semanas de haber tenido un hijo, o después de veinte años de casado… ,(no digamos cincuenta como hay caso  de personajes), Repito que mi caletre no llega a esas profundidades.

Resumiendo el amor que no tiene un cimiento trascendente no es amor y eso sí explica los divorcios y que vivamos una “era del divorcio”, porque hemos perdido los valores y  los hombres –sentido genérico—viven sobre “tembladeras” y no en tierra firme.

Es sorprendente ver que el 90%  — o más–  de los personajes que vemos en los media, todos están divorciados (futbolistas, artistas, empresarios, etc….)

 

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