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El P. Nilton Bustamante, de nacionalidad peruana; incardinado en la Diócesis de Cuenca, fue Ordenado sacerdote el 1 de mayo de 2016. Cursó los estudios de licenciatura en Teología Fundamental en el Instituto Teológico San Ildefonso de Toledo. Le recomendamos su canal de entrevistas y conferencias en Youtube SURSUM CORDA-VCR

En esta entrevista reflexiona con gravedad sobre la trascendencia de la peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga.

¿Cómo valora la I peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga?

Dice Nuestro Señor: “por sus frutos los reconoceréis. (Mt. 7, 16). Es una peregrinación que ha dado mucha gloria a Dios, creo que esto es lo más importante y lo único importante. El mejor fruto que hemos ofrecido a Dios en la peregrinación es la adoración; ésta es un acto de la virtud de la religión, como explica Santo Tomás (II-II q. 84, a. 1). “La religión implica propiamente un orden a Dios. A Él es a quien debemos ligarnos como a principio indefectible; a Él, como a fin último, debe tender sin interrupción nuestra elección.” (II-II q. 82 a. 1). Esta definición de la virtud de la religión que hace el Aquinate, a mi juicio, resume muy bien lo que hemos hecho en la peregrinación: ha estado totalmente ordenada hacia Dios; a Él nos hemos ligado, especialmente, por medio del Santo Sacrificio de la Misa Tradicional; y Él ha sido nuestro fin último, por tanto, ha estado presente desde el inicio de nuestra elección tanto para los que la han organizado como para los que hemos ido como peregrinos a postrarnos a los pies de Nuestra Señora. Ella siempre nos conduce hacia su Hijo, y el Hijo siempre nos lleva hacia su Madre.

¿Qué ha supuesto para usted poder participar en ella y cómo le ha ayudado en su vida sacerdotal?

Un gran gozo. Un gozo que no se puede describir con palabras humanas; porque ¿cómo no va a ser causa de alegría el contemplar multitud de peregrinos: niños, jóvenes, adultos, familias enteras, y hasta algunos ya que pasaban los 60 años, peregrinar hacia aquel lugar donde empezó la reconquista de España? ¿Cómo no va a ser un gran gozo ver la alegría, a pesar del cansancio, en los rostros de los peregrinos? Es que solo Dios puede causar tal alegría. Sólo Dios. Además, me ha llenado de gran esperanza puesto que he podido palpar que la Tradición, la Santa Misa Tradicional nunca será vencida; perdurará hasta el final de los tiempos a pesar de sus enemigos. Es un estímulo para no desalentarnos en medio de este mundo en el que parece que todo está perdido, pero no lo está porque aún hay gente que “lucha el noble combate de la fe” (1 Tm 6, 12).

¿Por qué es importante que se haga una peregrinación de estas características en España?

Un servidor, a España le debe todo porque como hispanoamericano he recibido de mi Madre Patria, como solemos llamar a España en Perú, el tesoro más grande: la fe en la Santísima Trinidad y el amor a la Virgen María. España es el país que más gloria ha dado a Dios, la que más defendió la fe, la que más mártires y santos ha dado a la Iglesia, la que más países ha engendrado para Dios… España es la hija predilecta (aunque no la primogénita) de la Iglesia. Pero, claro, quien diría que España es ahora uno de los países más secularizados; un país que reniega de sus raíces. Es que España sin Dios y sin fe no es España, porque “España será católica o no será España.” Por eso el Enemigo y los enemigos de la Iglesia han atacado tanto a España, se han encargado de desnaturalizarla al quitarla la fe, al desvincularla de la Tradición, de sus tradiciones. Justamente por esto es importante una peregrinación de estas características: para recordar cuál es el fin de España, a la que ha sido llamada; para mostrar que la grandeza de España radica en la fe. Hemos ofrecido a Dios por España nuestros sacrificios, nuestros dolores, nuestras alegrías de la peregrinación; pero especialmente le hemos ofrecido la Santa Misa Tradicional. No hay nada más grande sobre la tierra. Con esta peregrinación hemos dicho a España: “Santa España, inquebrantable España, que ningún término medio has aceptado jamás. Cuando todos los cobardes hacían traición, una vez más tú no transigiste. Ha llegado el momento de escoger y desenvainar el alma.” (Paul Claudel).

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Covadonga fue bastión de la reconquista contra la invasión musulmana…¿Podría llegar a serlo ahora de una nueva reconquista espiritual de España?

Puede ser un inicio para que todos los españoles tomen conciencia de lo que es España. Si algo queda de España es lo que de católico queda en ella. A los pies de la Virgen inició Don Pelayo la reconquista que duró unos 780 años. Aquel tiempo el gran enemigo era el islam, pero es que ahora no sólo es éste, sino hay un sin número de enemigos que vencer: el liberalismo, el naturalismo, el inmanentismo, el relativismo doctrinal y moral, el capitalismo, el hedonismo; para ahorrarme la lista podría resumirlo, en una palabra: el modernismo. No es fácil de vencer, pues se ha infiltrado ya muy hondamente dentro de la Iglesia; pero no es imposible. La Virgen María ha vencido todas las herejías; y España ha sido martillo de herejes, como diría Don Marcelino Menéndez Pelayo. Cristo tiene que reinar en España en todos los órdenes: en el arte, la música, la literatura, la política, la economía (¡no el liberalismo económico que proclaman algunos partidos que dicen ser católicos!), en la familia y en la escuela. Cristo tiene que ser Rey tanto en el ámbito temporal como en el espiritual. No olvidemos las palabras del Cardenal Pie: “El error dominante, el crimen capital de este siglo, es la pretensión de apartar la sociedad pública del gobierno y de la ley de Dios”. En resumen, se trata de volver a hacer Cristiandad. Que España sea toda de Cristo y para Cristo por medio de la Virgen.

¿Hasta qué punto es un signo de esperanza ver a tantos jóvenes tan fervorosos ante el Santo Sacrificio del Altar ?

Estos jóvenes son el rescoldo que se conserva en medio de las cenizas de este mundo; rescoldo que está llamado a prender fuego en la tierra; el fuego del amor divino, el fuego del celo por las almas. Ver a tantos jóvenes peregrinando hacia la Virgen, verles arrodillados durante la Santa Misa, verles confesar buscando el perdón de Dios, verles comulgar de rodillas, verles arrodillados delante del Santísimo por la noche a pesar del cansancio, es simplemente un motivo de esperanza cierta y firme. Estos jóvenes han comprendido que no estamos llamados a vivir en el naturalismo, sino que estamos llamados a lo sobrenatural, a la santidad, a vivir en gracia; hay algo más real e importante que lo simplemente cuantitativo, que es la vida de gracia, es la vida eterna.

Durante esos días conversé con muchos jóvenes, muchos de ellos asiduos a la Santa Misa Tradicional, otros recién empezando, y otros asistían por primera vez. Todos tenían una impresión semejante de la Misa Tradicional; sus palabras eran: “es que esta manera de decir la Santa Misa te eleva a Dios; es más trascendental; hace que caigas en la cuenta que lo que estás ofreciendo a Dios es lo más sagrado que existe. Es todo mucho más serio”. Esto es señal de que la Verdad ilumina a la juventud, el Bien arrastra y atrapa; y la Belleza cautiva a cualquiera. Los jóvenes están llamados a cosas grandes y no a pequeñeces. Y la mayor grandeza es la santidad. Estamos llamados a conocer la Verdad y a amar el Bien. Por eso es muy importante formar bien a los jóvenes, presentarles la Verdad en su esplendor, sin contemplaciones; es importante enseñarles a amar el Bien. Pues, como explica Santo Tomás de Aquino, la inteligencia conoce la verdad, mientras que la voluntad ama el bien; pero la inteligencia antecede a la voluntad ya que solo es posible amar lo que previamente es conocido. La voluntad ama aquello que la inteligencia le presenta como bueno. Por ello, la formación de la inteligencia en el conocimiento de la verdad es de capital importancia para el bien obrar.

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Muchos de los lugareños decían no haber visto nada igual, cientos de jóvenes y no solo jóvenes peregrinando con ese entusiasmo…

Es verdad, se quedaban como anonadados contemplando aquella multitud de peregrinos gozosos que externamente estaban dando muestra pública de su fe en Dios, de su amor a la Virgen y a España. Claro, es que lo que tiene que ser natural y normal, profesar nuestra fe, se ha vuelto hoy una cosa superflua, rara; y cuando la gente veía a tantos jóvenes cantar, rezar, elevar vivas a Cristo Rey, a la Santina, a la España Católica…, es normal que se les ensanche el corazón. A más de uno de aquellos observantes, bien desde sus ventanas, bien de las calles, se les ha escapado algún Avemaría, y algún viva Cristo Rey. ¡Qué gozo más grande!

También han peregrinado un buen número de familias católicas…un nuevo signo de esperanza….

La familia es para la sociedad lo que la sangre es para el cuerpo. Si la sangre está estropeada se verán los efectos en el cuerpo; de igual modo, si la familia está desgarrada se notarán los efectos en la sociedad. Por el contrario, si una familia está bien constituida, enraizada en el amor a Dios y a la Virgen, el bien que harán a la sociedad es incalculable. Por eso la masonería ha atacado tanto la familia con diversas ideologías, como con la ideología de género, el aborto, el feminismo, el materialismo, el egoísmo, el individualismo etc. Ver, por tanto, a familias numerosas peregrinar, y a niños (me viene a la memoria José María, un niño de ocho años que hizo los 90 kilómetros con el mástil del Sagrado Corazón de Jesús) peregrinar es, ciertamente, una señal de esperanza, porque los niños necesitan ver, palpar algo de cristiandad; que vean que la fe no debe quedarse en el ámbito privado, en las cuatro paredes de casa, sino que debe manifestarse públicamente.

Además, esas familias, han ofrecido un sacrificio agradable a Dios; porque les aseguro que cómodas no iban; pero gozosas sí. Es lo que importa: el gozo que nace del amor a Dios aún en medio del sacrificio. Debemos cuidar y formar familias cristianas, familias que recen el Santo Rosario, donde se practique la virtud, donde se ame la pureza; es que en la familia se forman los hombres, los santos; por ello decía Chesterton: El lugar donde nacen los niños y mueren los hombresdonde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia.”

¿Por qué es importante que encuentros como este, con tanto fruto, se consoliden en el tiempo?

Quizá las palabras de Pío XI en Quas Primas nos pueden ilustrar para descubrir la importancia de estos encuentros: “cuanto mayor es el indigno silencio con que se calla el dulce Nombre de Nuestro Redentor en las conferencias internacionales y en los parlamentos, tanto más alta debe ser la proclamación de ese Nombre por los fieles y la energía en la afirmación y defensa de los derechos de su real dignidad y poder.”

Es, pues, necesario proclamar públicamente nuestra fe en medio de este ambiente contrario a Dios, en esta sociedad anticristiana y apóstata. Debemos ser luz del mundo y sal de la tierra. El Corazón de Jesús tiene que reinar, especialmente en España. Por Cristo, por María, por España más, más y más. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España Católica! ¡Viva la Santa Misa Tradicional!

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