21/11/2024 15:48
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Iba a titular este artículo con un “como ahora”, pero prefiero enarbolar la página con ese nombre insigne por el que el tiempo no hace mella en su irrefutable talento católico, político, filosófico y patriótico, de amor a la estructura fundamental en la que ha de anclarse todo programa que se precie de sentido común, de amor a la verdad lógica, sin la cual no puede haber ley justa, ni paz consecuente, ni libertad edificante de patria religiosa, ni felicidad estricta como conquista última de ese proceso que nace de la ley eterna divino-positiva, para traducirse en el orden sapientísimo del Creador.

En ese marco o escenario de actuación regido por la Razón y la Fe (sobrenatural), nos conducimos a la felicidad individual y colectiva de una Humanidad creada para compartir nada menos que el fin último de la bienaventuranza eterna con el Dios sempiterno, amante de todo lo creado para sus creaturas.

Es sorprendente el paralelismo existente entre la sociedad española de los tiempos vividos por José Antonio y los que actualmente presenciamos y padecemos.

1º. – José Antonio, se encontró con ese espíritu decadente de una España desorientada políticamente, por dos siglos desgobernada y la pérdida de sus colonias. Una vida de juventudes sin orgullo nacional de sus glorias seculares pasadas y sin rumbo a ninguna parte, “vida chata” –decía –el- (como ahora).

Había que cimentar un espíritu nacional para aspirar a programar una recuperación nacional en todos los órdenes de una Patria completa, en la que “ser español fuese uno de los títulos más honrosos de los que poder presumir” –decía José Antonio-.

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2º. – Se encontró con el problema machacón y peligrosísimo del intento de independentismo de vascos y catalanes (como ahora), y el fanatismo contra la unidad de la Patria, metiendo las narices, como siempre, la masonería.

3º. – Se encontró con un Estado difuso y sin dirección gubernativa¸ al estar mediatizado por familias oligárquicas, influyentes y parcializadoras de una autoridad secuestrada (como ahora). Se exigía, pues, un Gobierno firme para todos: totalitarismo y por eso fascismo como autodefensa contra los extranjerismos foráneos marxistas y masónicos.

El totalitarismo joséantoniano no era la tiranía con la que hoy han falsificado ese concepto. Era justicia pronta, barata y segura PARA TODOS. Era todo lo contrario a la justicia politizada de ahora, que ya entonces, era tarda, cara pero insegura (como ahora).

Su fascismo responde al concepto estricto e histórico de lucha contra enemigos invasores y más concretamente contra el amenazante comunismo antihumano, anticatólico, destructor del alma nacional tradicional, y ruina de las naciones.

Otro concepto falsificado de tiranía, insultante por parte de los ignorantes de la historia, la filosofía  y las circunstancias en que nació el Fascio, con su lema “Unidad e Imperio”, autoridad patria autodefensiva: todo lo que es el anticomunismo.

4º. – Se encontró finalmente, con una necesidad de revolución social-económica (como ahora), dando batalla a la miseria de tantos pueblos abandonados y 700.000 parados desesperados, faltos de la revolución agrícola, con latifundios inexplotados, pero que en parte arrendados, pagaban rentas a la poca producción, por falta de medios técnicos agrícolas, mal comercializada y sin poder pedir créditos bancarios usurarios, tanto para empresarios como para proletarios. Quiso nacionalizar la banca.

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5º. – José Antonio y su Falange, pedían dos cosas: Unidad Nacional, en un Estado firme de justicia imparcial para todos y Revolución Social, frente al estado de miseria nacional, por una administración despilfarradora (como ahora), y paro desesperante.

Contra el liberalismo ateo, las leyendas negras de envidia por las glorias españolas del pasado, la revancha de los enemigos de Dios y de las reservas católicas de Occidente, mantengamos la bandera roja y gualda de la ¡España, UNA, GRANDE Y LIBRE!.

 

 

Autor

Padre Calvo