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A la denominada popularmente “la España de Franco”, denominación que todos hemos terminado por aceptar a modo de contextualizar ese periodo histórico de España en su dimensión espacio temporal bajo la autoridad indiscutida e indiscutible del Francisco Franco, convendrá dividirla en dos etapas. Dos etapas marcadas por la dimensión que en cada una representó su conductor, bien como Caudillo, bien como Estadista. Doble dimensión en quien fue su conductor, que tiene su más profunda significación en el significado que cada una de ellas dio a su origen: la Victoria ganada a sangre y fuego al comunismo y a la anti-España, el 1 de abril de 1939. Siendo así, que hasta 1964 se celebraron los años de la Victoria, y a partir de dicha fecha, y ya sin remisión, los de la Paz. ¿Era lo mismo?

No. No lo era. No lo era, porque, aunque ambos términos puedan tener alguna semejanza, no expresan lo mismo. Y no lo hacen, porque la palabra paz, que en lo social se encuentra en el equilibrio y estabilidad entre las partes de una unidad, solo se consigue con la victoria que vence la inquietud, la violencia o la guerra. Tal, que sin esa Victoria (1-IV-1939) de ninguna manera se hubieran conquistado los 40 años de Paz de los que disfrutó “la España de Franco”, el mayor logro social nunca antes conocido tanto por su duración como por su desarrollo social, económico y cultural.

Aclarado lo principal, vengamos en hacer un resumen de lo que se hizo durante ese primer periodo o etapa bajo la autoridad del Caudillo, Francisco Franco.

Visto en perspectiva de tiempo, y con la objetividad que debe imperar en el relato histórico, el balance de lo que España realizó en tan solo veinticinco años, es de una grandeza impresionante: crear y consolidar desde la nada un régimen social y de progreso como nunca antes se había alcanzado tan plenamente en nuestra historia Por eso, pese a la desmemoria, la traición y a la afrenta que se ha hecho de la persona de Franco y de su Obra, que nadie dude que la Historia terminara por hacer justicia, y esa justicia será universal, y esa justicia dirá que Franco fue la figura providencial -porque Dios sí interviene en la historia del hombre: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos” (Mateo, 28:20)- con la que España, y en buena parte Europa, se encontró en una de las encrucijadas más graves y serias de su historia. La persona que Dios puso en el acontecer de España para librarla, primero de perder su fe religiosa, y después para conseguir la estabilización de un régimen de honda inspiración católica, hondura social y exacto sentido de la justicia.

Ahora bien, mientras esto no sucede, a nosotros nos ha tocado la tarea ardua, pero por eso mismo más noble, de contrarrestar la pérdida de memoria de la gran mayoría de nuestros compatriotas, sus olvidos, sus mentiras y sus rencores. Vencer todo esto, y algo más, vencer la falsificación que proyectan quienes por su profesión y oficio debiera encontrar el camino de la verdad a través de las huellas del pasado, cruzarlo honestamente y tejer los argumentos para que sus compatriotas, coetáneos suyos, y, sobre todo, las nuevas generaciones tengan un exacto conocimiento de su historia, de su pasado, y de esta forma puedan proyectar su porvenir. A nosotros nos ha tocado, y es un honor formar en esa primera línea, decir la verdad.   

Con el último parte de guerra firmado por Franco, el 1 de abril de 1939, finalizaba la Guerra de Liberación Nacional, ganada a sangre y fuego al comunismo y a la anti-España, y comenzaba la Paz que también tenía que ganarse. Ganarse, y hacerlo, además, no solo en el contexto de una España arruinada y desolada por los efectos de la acción destructiva de tres años de guerra generalizada en todo el territorio nacional, sino por la ofensiva beligerante a la que fue sometida España tras finalizar la II Guerra Mundial. Tomar medidas urgentes con una evaluación equitativa de los recursos existentes, imponer la obra de gobierno y estructurar un régimen, fueron las tres tareas que Franco se impuso y marcó como prioritarias en el acontecer de aquella España, en que la que todo estaba por hacer. 

Por hacer, decimos, porque al destrozo en vidas humanas que la guerra había ocasionado, se le unía el destrozo de ciudades y pueblo, edificios públicos y viviendas, cientos de kilómetros de vías férreas, zonas portuarias, puentes, carreteras y muelles. Una situación de baldío en miles de hectáreas agrícolas, colapso en la producción industrial que había estado subordinada a la producción de guerra. Y además de todo eso, la falta de abastecimiento debido a las reducidas existencias almacenadas de productos agrícolas, sobre todo en las zonas que durante más tiempo dominaron los rojos, lo que hizo que se tuviera que recurrir al racionamiento.

El primer Consejo de Ministros bajo la dirección y autoridad del Caudillo se reúne en Burgos, el día 5 de abril, y a su término, el ministro de Obras Públicas, señor Peña Boeuf, dice: “Vamos a hacer de España un gran país”. Veinticinco años después, el 5 de abril de 1964, otro Gobierno con el mismo Caudillo al frente ofrece un Te Deum en acción de gracias a Quien permitió que aquella promesa se hubiera cumplido. Se habían vencido todos los obstáculos, y aunque el 1 de septiembre de 1939 la Paz española se vio amenazada al iniciarse la II Guerra Mundial, la reconstrucción nacional fue desde el primer minuto de la Victoria, y en todos los órdenes de la sociedad, un proyecto definido en la mente de Franco. No otra cosa que lo que él mismo dijo: “Una rectificación histórica”.

Dar cuenta de todo lo que España realizó en veinticinco años requería varios libros. Por ello voy a centrarme en los hitos que marcaron, determinaron y consolidaron el proceso político, social, económico y cultural que terminaría con el fallecimiento de su conductor, Francisco Franco Bahamonde, el 20  de noviembre de 1975.

El comienzo de ese largo proceso se inicia el mismo año de la Victoria con la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el 24 de noviembre de 1939, institución fundamental para el futuro progreso de España, que solo podía acometerse desde la dirección de un consejo de expertos en investigación y ciencia. A la par que iniciado el año 1940 comienza la institucionalización del régimen de la Victoria con la creación de la Organización Sindical, de fecha 26 de enero; y al tiempo se producen dos acontecimientos de importancia fundamental para la normalización de España y la configuración del Estado social que se pretende. Estos dos acontecimientos son: la reapertura de la Bolsa, el 1 de marzo, y la percepción del salario de los domingos, con fecha 28 de julio, que es la primera vez que los trabajadores españoles lo perciben.

Pero no faltan preocupaciones, y muy serias, toda vez que el ejército alemán ocupa el territorio francés fronterizo con España, aumentando considerablemente la presión del llamado Eje sobre nuestra neutralidad. Situación que Franco, ideológicamente alejado de las doctrinas totalitarias y planes expansionistas de los países que conforman el llamado EJE, termina solventando con su natural sagacidad y prudencia en la entrevista que tiene con el amo de aquella Europa en llamas, Adolf Hitler, el 23 de octubre de 1940. La respuesta es clara y terminante, España se mantendrá neutral, algo que era y fue fundamental como se pudo apreciar solo unos años más tarde, aunque fiel a su compromiso anticomunista, unos meses más tarde, el 26 de junio de 1941, da la orden de crear la División Española de Voluntarios (la llamada popularmente como División Azul) para luchar contra el comunismo en la URSS.  

1941 es el año de la gran repoblación forestal nunca antes, ni después, acometida en España, se realiza en un total de 35 provincias, y se repoblaron un millón seiscientas mil hectáreas. Se promulga la Ley de Protección a las Familias Numerosas, que completa la creación de los Préstamos a la Nupcialidad que se habían creado. Y el 25 de septiembre se crea el Instituto Nacional de Industria.      

En 1942 España va retomando el pulso perdido, y prueba de ello es la organización de la Feria de Muestras de Barcelona y Zaragoza. Franco inaugura el primer embalse de los muchos que inauguraría, el de San Bartolomé, cerca de Egea de los Caballeros, en la provincia de Zaragoza, con el que podían regarse 4.000 hectáreas de secano. Y con fecha 14 de diciembre se crea el Seguro Obligatorio de Enfermedad.     

En 1943 Franco inaugura la primera legislatura de las Cortes Españolas, creada por la Ley de 17 de julio de 1942. A partir de cuyo momento un poder legislativo integra a los representantes naturales de la vida nacional. Y con ocasión de celebrarse el 18 de julio señala la base sobre la que se asienta el Régimen de la Victoria: “Nuestro Movimiento favorece a todos sirviendo al interés supremo de la nación, pero a quien más favorece es a quien más lo necesita”.  A la par de inaugurar los nuevos edificios de la Ciudad Universitaria de Madrid siguiendo esa política cultural “que solo aflora en climas morales tranquilos”, como diría Franco al inaugurar los nuevos edificios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, el 12 de octubre de 1946.

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1944 vino marcado por una asfixiante escasez de gasolina, y en febrero las restricciones obligan a suspender totalmente la circulación de turismos, y en abril la de autobuses. Consiguiendo suavizarse en junio, al permitir los aliados los suministros que como bloqueo a España habían mantenido hasta dicha fecha. Con todo, nada arredra a la España de Franco que sigue su progresivo desarrollo y crecimiento con la creación de una red de silos para depósitos por el Servicio Nacional del Trigo. Pese a la campaña internacional que ese mismo año, entre el 6 y el 10 de marzo, acusa a España sin fundamento alguno de haber cedido a los aviones alemanes algunos aeródromos o facilitado bases en Canarias a sus submarinos.

Aunque 1945 es el año de la declaración de principios del Fuero de los Españoles, aprobado el 17 de julio de ese año: “El Estado español proclama como principio rector de sus actos el respeto a la dignidad, la integridad y la libertad de la persona”, el año queda determinado no tanto por la finalización de la guerra mundial en Europa (8 de mayo), como por la réplica que el Gobierno español hace con fecha 4 de agosto, dos días después de la declaración de Potsdam (en la que Europa quedó dividida al antojo de las tres grandes potencias vencedoras), a la propuesta que hace Stalin de eliminar el régimen de Franco, que Truman y Churchill rechazan sobre el argumento de no crear una guerra civil en España. Replica que es acompañada en toda España por manifestaciones multitudinarias agradeciendo a Franco su política de neutralidad. Mientras se sigue con la labor de reconstrucción que mediante el establecimiento del Plan Quinquenal de Obras Públicas, que ese año le toca a Badajoz. Al tiempo que se reconstruye la catedral de Vich, el 15 de octubre, prácticamente destruida, como tantas otras obras de arte por la horda roja.

Y como la ofensiva contra España por lo que había tratado de impedir en la Cruzada y por lo que proyectaba para el futuro sigue, 1946 viene marcado por la condena a España por parte de la O.N.U., anunciada para el día 12 de diciembre, a la que el pueblo español responde con una inmensa manifestación. Manifestación similar a la del 1 de octubre de 1975 cuando España vuelve a ser condenada, desde el Vaticano al último sátrapa, por el ajusticiamiento de cinco terroristas convictos y confesos, tres del FRAP y dos de ETA, tras un proceso judicial con todas las garantías procesales.

1947, y con fecha 31 de marzo, Franco define la configuración política del Estado de España: “Un Estado católico y social que se constituye en reino”, y el 7 de junio las Cortes aprueban la Ley de Sucesión, aceptada por el 80 por 100 de los españoles en el referéndum del 6 de junio. El impulso al deporte culmina con la inauguración, el 14 de diciembre, del nuevo estadio del Real Madrid, el mejor estadio de fútbol de su tiempo en Europa, financiado por medio del ahorro popular. Mientras se sigue proyectando el progreso con la inauguración del ferrocarril Cuenca-Utiel que completa la línea directa Madrid-Valencia.

En 1948 se crea el Consejo del Reino. Y el 1 de septiembre se convocan elecciones municipales en todo el territorio nacional a fin de renovar todos los Ayuntamientos de España.

La marcha del progreso social y material de España es imparable, y desde fuera no se puede seguir ejerciendo más presión a menos que se quieran poner en evidencia. Así, con fecha 7 de mayo de 1949, la ONU deja a sus miembros libertad de establecer relaciones diplomáticas con España. Mientras en España se inaugura el complejo industrial de Puentes de García Rodríguez, de una importancia fundamental para el desarrollo.  

En 1950, y con fecha 4 de noviembre, la O.N.U. -con el rabo entre las piernas, cuan bestia que ha sido- retira sus recomendaciones antiespañolas de 1946, iniciándose un aluvión de presentación de cartas presenciales por parte de numerosos países. Y aunque nadie puede ocultar que es un dato importante, las preocupaciones de España están centradas en su desarrollo integral: la inauguración de la I Feria Nacional del Campo, el 27 de mayo, donde Franco hace esta declaración de principios: “Deseamos lograr por todos los medios y en todas las formas la mejora del campo español”. Al tiempo de inaugura varias fábricas en Valladolid y el tren Talgo. La Refinería de Petróleos de Escombreras, cerca de Cartagena, la de Canarias no era suficiente para abastecer el mercado de derivados del petróleo, de creciente demanda; hasta el punto que para atenderlo habían sido necesarias las instalaciones de Puertollano y La Coruña.

Todas estas realizaciones prueban bien a las claras lo que dice Franco en Aranjuez, el 27 de junio 1951: “Nuestro régimen tiene un contenido”. Y no solo tiene contenido, sino un marcado sentido social de justicia, como lo prueba la jubilación adelantada de los mineros. Al tiempo que se crea el Ministerio de Información y Turismo con fecha 19 de julio. Y se inaugura la I Bienal Hispanoamericana de Arte.

Apenas han transcurrido doce años de la Victoria, y el Papa Pío XII, con ocasión de la clausura del Congreso Eucarístico en Barcelona, el 2 de junio de 1952, dirige el siguiente Mensaje a España: “Nos queremos proponeros como ejemplo al mundo”. Y claro que habíamos sido un ejemplo. Ejemplo de buen hacer que se traduce en la supresión del racionamiento del pan y del aceite con fecha 21 de marzo. Al tiempo que se inaugura el embalse del Ebro. Y con fecha 19 de noviembre, se produce el ingreso de España en la UNESCO.

En 1953, Franco vuelve a precisar lo que es la base del régimen, lo hace con ocasión de recibir la Medalla de Oro Laureada al Mérito al Trabajo, con fecha 18 de julio: “Nuestro Movimiento no podía  ser un Movimiento vacío, que se quedase en lo militar y patriótico. Tenía que ser para el bien perpetuo de la patria española”. Al tiempo que el régimen se proyecta en el mundo con todo derecho y reconocimiento. De esta forma, el 16 de septiembre se firman los acuerdos con Estados Unidos que son tres, y se refieren a: construcción y uso conjunto de bases, ayuda económica y organización defensiva de España. Con ellos España se incorpora de modo aún más eficaz a los países que defienden la civilización occidental. A la vez que se firma el Concordato con la Santa Sede.  

1954 queda marcado por el emocionante regreso al puerto de Barcelona, con fecha 2 de abril, del barco “Semiramis”, que transporta desde Odesa a 291 españoles pertenecientes a la División Azul que padecieron cautiverio en campos de concentración soviéticos. La emoción fue indescriptible, y la dignidad y el comportamiento de nuestros compatriotas merecedor de eterno respeto. 

Pero como el tiempo sigue su curso inexorable y marca, bajo la dirección indiscutida e indiscutible de Franco, España sigue su camino de progreso porque todavía no se ha logrado todo, y es importante no descuidarse. Franco lo advierte: “El mundo es camino y la vida lucha. Por ello no podemos dormirnos en los laureles y descuidar la tarea de nuestra perfección” (Palabras del Caudillo en la ofrenda al Apóstol Santiago, el 25 de julio de 1954. Año Santo Compostelano). Dentro de esta dinámica se aprueban los planes de industrialización de Badajoz y Jaén. El 19 de abril España gana el Campeonato del Mundo de Fútbol Juvenil. Y Franco visita las Hurdes.

La prueba irrefutable que desmiente que la reconciliación entre los españoles se consigue durante la Transición, que es cosa distinta que los asesinos que llegaron a España tras el fallecimiento de Franco olvidaran sus crímenes y responsabilidades durante la guerra de 1936 a 1939, nos la da el mismo Franco al inaugurar la Casa Sindical, con fecha 27 de octubre de 1955: “Nosotros no podíamos hacer estéril la sangre derramada de nuestros hermanos, cualquiera que fuese el campo en que esta se hubiera vertido”. Al tiempo que superadas todas las adversidades y las intrigas de muchos de los exiliados que apoyaron que se invadiera o no se colaborase con la España de Franco, España ingresa en la O.N.U., el 14 de diciembre. Se inaugura en Madrid, el Instituto de Investigaciones Clínicas y Médicas. Se construyen nuevas líneas de Metro en Madrid. Y, y pese a lo que pudiera tener de inconveniente internacionalmente, el 10 de junio se inaugura la Exposición “Gibraltar español”.

Pero como dice Franco: “Esta es solo una faceta del resurgir de España” (palabras del Caudillo, el 7 de octubre de 1956, al inaugurar algunas realizaciones del Plan Badajoz). A la vez que resume, con ocasión de conmemorarse los veinte años de su exaltación a la Jefatura del Estado, cuál había sido el devenir de España desde el Alzamiento: “Tres años de Cruzada, seis años de guerra universal, cinco de posguerra y conjura internacional y seis solo de victoria y reconstrucción” (Salamanca, 29 de septiembre). Mientras tanto, se aprueban mejoras salariales para todos los trabajadores españoles, con el añadido de permitir a las Empresas elevar el salario de sus trabajadores sin el consentimiento del Ministerio de Trabajo. Se firma el Convenio que pone fin al protectorado de Marruecos. Y se inaugura la emisora de Televisión.

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El régimen social se va afirmando en sus leyes y principios, y así se manifiesta jurídicamente: “Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por el Estado de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos” (Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, aprobada en Las Cortes, el 15 de junio de 1957). Y se da un gigantesco paso de progreso con: la inauguración en Avilés de la Empresa Nacional Siderúrgica; el tratamiento de enfermedades, al llegar a España la primera bomba de Cobalto, y la preocupación por mejorar las vacaciones para los trabajadores con la inauguración de la Ciudad Residencial de Educación y Descanso en Tarragona.

Una de las grandes preocupaciones de Franco, puede que la primera y fundamental, y a la que hace referencia explícita en su Testamento póstumo, es que “la unidad entre los hombres y las tierras de España es intangible” (Ley de Principios del Movimiento Nacional, fundamento del Estado, aprobada el 17 de mayo de 1958). Mientras se aprueban las Leyes de Convenios Colectivos Sindicales, la reforma del Código Civil y del Código Penal. Y con fecha 20 de mayo España ingresa en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco de Reconstrucción y Fomento.

En 1959, 21 de diciembre, llega a Madrid en visita oficial, el presidente de EE. UU., Eisenhower. Pero con ser este hecho importante para España, lo verdaderamente importante de aquel año fue la inauguró de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en la señaladísima fecha del 1 de abril, homenaje que era, y que siempre hemos reconocido, a todos cuantos dieron su vida por la Patria, fuera en el bando que fuera, durante la guerra sostenida entre el 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939. En cuya impresionante Basílica en las entrañas de la Sierra de Guadarrama, y en el centro del crucero, recibió definitivamente sepultura José Antonio Primo de Rivera, “Capitán de Juventudes”, como lo definiera Blas Piñar, bajo el amparo de la Cruz hecha de enebro, que el mismo Franco había escogido y elegido.  Pero la vida de España sigue, se celebra el I Congreso Nacional de la Familia Española. Se inaugura en Madrid el Museo Nacional de Arte Contemporáneo. Y se constituye el Montepío Nacional del Servicio Doméstico.

En 1960 la viabilidad y tesón del régimen es incuestionable, pese a que minorías del interior y del exterior intentan hacer ver lo contrario. Lo dice Franco, y estamos de acuerdo: “El tiempo transcurre, y no ha envejecido nuestro Movimiento ni nuestra doctrina”. (23 de marzo, al conmemorarse el XXV aniversario del periódico “Arriba”).

Bien es cierto que esa viabilidad y ese tesón necesitan para seguir proyectando la nueva España las tres cosa que señala Franco… “La unidad, la disciplina y la fe que lo pueden todo” (Al conmemorar los XXV años de su exaltación a la Jefatura del Estado, el 1 de octubre de 1961). Realidad que se traduce en la celebración de la Conferencia Internacional sobre métodos de desarrollo. 

Hoy un problema capital de España es el tema de la vivienda en manos de especuladores desde hace cuarenta años, y desde hace veinte incluso en manos de especuladores internacionales; un problema que arruina a millones de familias españolas y hace imposible que nuestros jóvenes formen su propia familia. ¿Cómo lo resuelve el régimen de Franco?… “La primera ley social que dimos a España, fue la de la fiscalía de la vivienda”. (Palabras de Franco, al inaugurar, el 17 de julio, el Gran San Blas, 1962). Este año es de importancia fundamental para la cultura al crearse las representaciones teatrales organizadas por los Festivales de España, dependientes del Ministerio de Información y Turismo. También es el año de la boda en Atenas, entre el entonces “Príncipe de España”, Juan Carlos de Borbón con la princesa Sofía de Grecia, 14 de mayo. Y el 10 de julio, y dentro de ir completando la institucionalización jurídica del Régimen de la Victoria, se crea la Vicepresidencia del Gobierno.

España había progresado, y 1963 es un año fundamental para el inició de lo que va a suponer su crecimiento espectacular. Franco lo tiene claro y no falla en su diagnóstico… “El Plan de Desarrollo va a constituir la gran obra de nuestro tiempo” (Mensaje del Franco, el 30 de diciembre, 1963). Y como el Régimen descansa sobre principio morales cristianos sólidos que se proyectan a todos lo ordenen de la sociedad, cumpliendo su función de mejor a los hombres y a España. Dentro de este sentido de potenciar los valores superiores que hace a la persona ser y a los pueblos tener futuro, fueron presentados a la Prensa, por vez primera, los dieciséis niños españoles seleccionados por sus “virtudes heroicas” en la Operación Plus Ultra. Las biografías de estos jóvenes, algunos solo unos niños, son de una grandeza digna de encomio y sentida admiración, Leyéndolas uno no puede menos que sentir un hondo deseo de ser mejor…  

En 1964 se constatan los fuertes ingresos que supone el turismo, que ese año ha crecido un 26,6 % respecto al año anterior.

Hemos señalado los hitos fundamentales de los veinticinco años del Régimen que surgió tras la Victoria, gesta que dejó de tener, a partir de ese momento, el significado y significación que no tuvo que haber perdido. A partir de lo cual comenzó otro tiempo; un tiempo marcado por cambios profundos que se dirimieron en Europa, a los que no fuimos ajenos, que propiciaron desafecciones dentro del Régimen, y que, aunque Franco pudo sortear y dirigir, determinaron que una vez falleciera todo se precipitará en el vacío. Con todo, consciente y con un profundo conocimiento de lo que se cernía sobre España y la civilización occidental, nos advirtió. Ahí tenemos su Testamento.

Españoles:

Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante Su inapelable Juicio, pido a Dios que me acoja benigno a Su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir. Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo.

    Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación en la gran empresa de hacer una España unida, grande y libre. Por el amor que siento por nuestra Patria, os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido.

    No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la Patria.

    Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos por última vez, en los umbrales de mi muerte.

¡Arriba España! ¡Viva España!

¿Le hicimos caso? Que cada cual, desde las responsabilidades que ha asumido, responda como pueda y quiera. Por mi parte declaro que siempre he reverenciado la persona de Franco y su Obra. Una Obra bien hecha, en la que Franco se dejó llevar por la intuición y el pálpito, aprendió de los errores del pasado, aprovechó lo que se le ofrecía y concitó el compromiso de la inmensa mayoría de los españoles a su proyecto de regenerar de España. En eso consistió fundamentalmente su liderazgo indiscutido e indiscutible tras ganar la Cruzada…

NOTA. En otro momento hablaremos de Franco como Estadista, de ese tiempo, de sus problemas y sus realizaciones.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha