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Señores hoy 1 de septiembre comenzó la Segunda Guerra Mundial hace, exactamente 81 años, con la invasión de Polonia por parte de Alemania y la Rusia Soviética. Pero siete días antes (el 23 de agosto) los dos dictadores habían firmado un Pacto de no agresión y ayuda mutua que fue el escándalo más grande que conocieron los siglos. Especialmente para el comunista Stalin… que demostró que por encima de todo lo que preconizaban desde el triunfo de la revolución el comunismo no era nada más que otro fascismo e incluso más trágico y más asesino que el nazismo, ya que si Hitler se cargó a 6 millones de judíos Stalin pasó de los 15.

Aquel pacto que firmaron los Ministros de Asuntos exteriores de ambas potencias Joachim Von Ribbentrop por parte de Alemania y Viacheslav M.S. Molotov por parte de Rusia fue este:

«El gobierno del Reich alemán y el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, guiados por el deseo de fortalecer la causa de la paz entre Alemania y la URSS, y partiendo de las disposiciones de base del Tratado de neutralidad concluido entre Alemania y la URSS en abril de 1926, han llegado al acuerdo siguiente:

1.                 Las dos partes contratantes se obligan a abstenerse de todo acto de videncia y de toda maniobra agresiva, y de todo ataque la una contra la otra, y esto, tanto solas como con la ayuda de otras potencias.

2.                 En el caso de que una de las partes contratantes sea objeto de agresiones militares por parte de una tercera potencia, la otra parte se compromete a no prestar apoyo de ningún tipo a esta tercera potencia.

3.                 Los gobiernos de las dos partes contratantes permanecerán en adelante en contacto  para consultarse e informarse mutuamente de los problemas relativos a sus intereses comunes.

4.                 Ninguna de las dos partes contratantes podrá participar en ninguna asociación de potencias dirigidas –directa o indirectamente contra la otra parte.

5.                 Si surgiese diferencias o conflictos entre las partes contratantes sobre las cuestiones de cualquier naturaleza, las dos partes contratantes resolverán diferencias o conflictos por la vía de un cambio de impresiones amistoso o, si fuese necesario, por el recurso a Comisiones de arbitraje.

6.                 El presente Tratado se concluye por el período de diez años, conviniéndose  que, mientras que una de las dos partes no lo manifieste un año antes de la expiración de este plazo, la duración de la validez del presente contrato es ampliada automáticamente  por la duración de cinco años.

7.                 El presente contrato debe ser ratificado en el plazo más breve posible. El cambio de instrumentos de ratificación debe tener lugar en Berlín. El Tratado entre en vigor en el momento de su firma.

Redactado en dos ejemplares originales, en lengua alemana y rusa.

Moscú, 23 de Agosto de 1939.

Por el Gobierno del Reich                  Por el Gobierno de la URSS

Joachim Von Ribbentrop                         Viacheslav M.S. Molotov»

 

Protocolo Secreto

1.              En el caso que se produjera una modificación territorial y política en los Estados Bálticos (Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania) la frontera norte de Lituania constituiría simultáneamente el límite de las zonas de influencia de Alemania y de la URSS. Las dos partes reconocen los intereses de Lituania sobre la región de Vilna.

2.              En el caso de que se produjera una modificación territorial y política en la región estona, que pertenece al Estado polaco, el límite entre las zonas de influencia de Alemania y la URSS seguirán sensiblemente el curso de los ríos Pissa, Narev, Vístula y San. En lo que respecta al problema de conocer si es deseable para los intereses de los dos países mantener un Estado polaco independiente y como estaría delimitado, solo podrá ser resuelto  a la luz de futuras planificaciones políticas.

En cualquiera de los casos, esta solución resultará de un acuerdo amistoso logrado entre los dos gobiernos.

En lo que atañe al sudeste de Europa se subraya por parte soviética su interés por Besarabia. Por parte alemana se declara un total desinterés por esta región.

 

Fue la «luz verde» que Hitler necesitaba para empezar su Guerra de Conquista, aunque en el propio interés de Moscú. Porque las clausulas secretas en las que se repartían no sólo Polonia sino los Países Bálticos y los Países del Este de Europa fue una verdadera vergüenza.

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Tanta vergüenza que muchos comunistas honestos y honrados de todo el mundo rompieron sus carnés en cuanto se hizo publico el tratado. Luego, muy pronto, y gracias a la «Agit-pro» se fue echando tierra encima y muchos inocentes lo pagaron en firme. Aunque como Roma el Destino no paga  traidores y antes de un año el cruel y sanguinario, «padrecito Stalin» se vio invadido y al borde del desastre cuando más de 3 millones de soldados alemanes, con 3.000 carros de combate y 2.000 aviones cruzaron la frontera y casi llegan a Moscú

Afortunadamente para Stalin y para la Unión Soviética… ¡allí estaban los Estados Unidos de América, que acudieron en su ayuda para salvarle!

Así se escribe la Historia. Hitler fue un asesino y Stalin el «Libertador»… y los americanos los «tontos» que pagan.

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.