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Javier Arcas González (Barcelona, 1967), zamarriego de adopción. Licenciado en Humanidades, máster en Historia Contemporánea y Mundo Actual. Profesor de Ciencias Sociales. Interesado de manera especial en la España de los siglos XIX y X
¿Qué es la España vacía o vaciada y cuando nace el concepto?
El escritor y periodista Sergio del Molino publicó La España vacía en 2016 y Contra la España vacía en 2021. Probablemente es él quien dio nombre y popularidad al fenómeno.
Para mí se trata de dos cuestiones diferentes aunque utilicemos de manera indistinta uno u otro término. Hay una España vacía, que siempre lo estuvo y siempre lo estará, por su orografía, por la dureza de su clima, por su bajísima densidad de población o por su escasez de recursos naturales.
Y hay una España vaciada porque un día estuvo llena de actividad y de vida y se fue vaciando. Muy especialmente por las dificultades de la vida campesina, sujeta siempre a los caprichos meteorológicos, la gestión del agua, y la propiedad y gestión de la tierra, con zonas de latifundios y minifundios y sus respectivos problemas. También por la abundante oferta laboral que llegaba desde las grandes ciudades y sus alrededores o desde las zonas turísticas para trabajar en la industria y los servicios.
Una gran parte de la España interior está quedando lentamente despoblada. Población envejecida, baja o nula natalidad, escasa o poco rentable actividad económica…además, ¿no hay población porque no hay servicios o no hay servicios porque no hay población?. Algunas regiones de España acabarán formando un gigantesco parque temático de pueblos e infraestructuras abandonadas.
¿Por qué un libro sobre la respuesta de Franco ante este problema endémico de nuestra patria?
Hacía falta explicar que durante el franquismo se intentó solucionar un problema que quizá no era entonces de despoblación, pero sí de tierras baldías, de zonas improductivas y de miseria en el campo español. Y que el mejor modo de solucionarlo era hacer de la agricultura una actividad rentable para todos los elementos implicados. Era preciso elevar el nivel de vida de las gentes del campo y regular, en el caso de los que así lo deseaban, su marcha a la ciudad. Pero esto no podía hacerse simplemente quitando las tierras a sus legítimos propietarios sino buscando fórmulas de consenso que beneficiasen a todos. De otra manera, se habría solucionado temporalmente un grave problema pero se habría creado otro.
¿Cuál es el balance general de la respuesta que dio el régimen de Franco ante esta situación?
Pues depende de a quién se le pregunte. Por los testimonios que he podido recoger, los colonos y sus familias están en general muy contentos, porque lograron acceder con su trabajo a la propiedad de la tierra y, si esa era su elección, podían permanecer en su entorno y realizando el trabajo que conocían. Por supuesto trabajando muy duro durante años, pero resulta innegable que gozaron de oportunidades que antes no tuvieron.
Otras fuentes afirman que se invirtió demasiado dinero y que los resultados no fueron tan buenos. Por encima de las sensaciones personales ahí quedan la conversión de millones de hectáreas de secano en regadío, los casi 300 nuevos pueblos, los pantanos y canales, la modernización y diversificación de la agricultura o la mecanización del campo.
¿Qué significan los conceptos de colonización agraria y utopía rural y en qué medida se pudieron llevar a cabo con Franco?
En cuanto a la colonización agraria se trató de obtener rentabilidad y fijar población en grandes zonas donde era incluso difícil sobrevivir para las personas que las habitaban. Hellín, Campo de Dalías, Campo de Níjar, Montijo, Orellana, valles del Alagón o el Tiétar, Guadalcacín, Bembézar, Guadalquivir, Guadalhorce, Cinco Villas, La Violada, delta del Ebro, Guadiana, algunas zonas de Baleares y Canarias, Terra Chá en Lugo…
Nuevos cultivos, nuevas técnicas, productos más rentables, pequeñas industrias transformadoras, conserveras y similares. Además, el excedente de producto obtenido por cada familia era de su libre disposición y podía colocarlo en el mercado libre, salvo en el caso de los cereales. Eso constituía un poderoso estímulo para las familias campesinas, que podían saldar su deuda con el Instituto Nacional de Colonización y al mismo tiempo obtener los ingresos necesarios para llevar una vida digna.
El franquismo encontró en la exaltación de la vida campesina una parte muy importante de su mensaje político. Mediante la construcción de pueblos de nueva factura con viviendas modernas y dignas, más la entrega de tierras, animales y aperos se intentó la creación de pequeñas sociedades rurales casi utópicas, con vidas sencillas y pocos problemas, aunque también con un férreo control social, alejadas de los presuntos males de la ciudad pero también de su mayor actividad sindical, reivindicativa y política.
El Instituto Nacional de Colonización se fundó el 18 de octubre de 1939, poco después de terminada la guerra, y llevó a cabo una labor inmensa hasta 1971. Incluso parte de su actividad continuó a través del organismo que lo sustituyó, el IRYDA.
¿Cómo los pantanos, carreteras e infraestructuras de sistema de riego etc… ayudaron al desarrollo del mundo rural?
Se partió de la acertada base de que repartir tierras de secano era repartir miseria, de ahí que la extensión del regadío fuese una parte fundamental del proyecto. Además, la fórmula utilizada benefició a la nación, a los campesinos y también a los dueños de las fincas. La construcción de casi 300 nuevos pueblos y la ampliación de algunos ya existentes provocó la construcción de carreteras, puentes o estaciones de tren, y también aceleró la instalación y difusión de las redes eléctricas, las líneas de teléfono o el agua corriente. Además se dio una especial importancia a la escolarización y la sanidad rural, dos aspectos fundamentales para el régimen.
¿Con la democracia se han agravado los problemas de la España rural y las desigualdades?
La democracia en sí no ha agravado los problemas pero ha sucedido algo similar a lo que ocurrió en 1931, cuando millones de ciudadanos creyeron esperanzados que la sustitución de la monarquía por una república solucionaría por sí sola todos sus problemas. Durante el franquismo, las familias trabajaban para sostener una nación con una administración única y una cifra aproximada de 700.000 funcionarios públicos en 1975. Ahora, en la era de la informática y la firma digital, hemos de financiar un país que ha sumado diez millones de habitantes pero que suma también casi cuatro millones de funcionarios públicos repartidos entre un buen puñado de administraciones.
Quizá en estos últimos años han pesado demasiado además los criterios económicos, por encima de los de servicio público, como con la eliminación de docenas de líneas ferroviarias que mantenían unido el mundo rural con las capitales de provincia o con núcleos más grandes de población y sus servicios. El tren vertebraba el territorio.
¿Valdría el modelo de Franco para nuestros días?
Ya no reconocemos la autoridad de los agentes del orden, de las leyes o de las más elementales normas de convivencia, por lo tanto no creo que las sociedad actuales aceptasen ningún tipo de gobierno autoritario. No olvidemos que algunos cargos políticos afirman en público que es lícito desobedecer leyes injustas y que vivimos en un país que ha vivido tumultos multitudinarios y algaradas ante cuestiones como la hora de cierre de los bares o la actuación de la grúa municipal. Ya no tenemos obligaciones más allá de las auto impuestas o auto percibidas, tan sólo tenemos derechos.
En cambio sí podrían repetirse algunas actuaciones del franquismo, como la del INC, del mismo modo que el propio franquismo aprovechó algunas de las buenas ideas del Instituto de Reforma Agraria de la II República y éste a su vez dio continuidad a algunas políticas agrarias y de riego de la Restauración. Pero entonces se gobernaba pensando en el bien común de los españoles y esa política ha desaparecido. Hoy se gobierna para los tuyos y contra los otros, sean quienes sean.
¿Hay actualmente algún partido político que proponga algo similar?
Ninguno. Las ideas planteadas por algunos ministros del PSOE y Podemos acerca de cuestiones como los animales, las granjas, la alimentación o la caza, más el habitual despiste del PP, han hecho que Vox se haya convertido en algunas zonas de España en una especie de nuevo partido agrario, que fueron muy populares durante la Restauración. Es la defensa de la caza, de los agricultores, de la vida rural en suma, pero no tiene nada que ver.
Además, igual que en su momento aceptamos comprar los microchips o incluso los tornillos a otros países pronto aceptaremos sin demasiados problemas la fruta y la verdura de otros. No olvidemos también que nuestra entrada en la CEE provocó una significativa pérdida de soberanía en muchos temas. Nos guste o no, estamos bajo la influencia de la Política Agraria Común de la UE, reformada en 2013.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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