Algunos catalogan a Vox como un partido equidistante porque, como defensor de la auténtica tradición española, respeta todo lo que ha sido nuestra gran nación. Vox sostiene el edificio de la convivencia entre españoles haciendo propuestas útiles para la ciudadanía, e intenta llegar a acuerdos en aquellos ayuntamientos donde forma parte de los equipos de gobierno, y también si se encuentra en la oposición. Algunos partidos, que se refieren a esta equidistancia despectivamente porque crecen en el enfrentamiento que empequeñece a la sociedad, están instalados en lo nocivo que desestabiliza el edificio de la convivencia, y se basan en la primacía de los intereses de partido sobre los de los ciudadanos.
Todo ello se pone de manifiesto en el obsceno espectáculo, fuera de escena, del reparto de puestos en aquellos órganos que en una democracia deben ejercer de contrapeso al poder ejecutivo, es decir, Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo…
Vox, como defensor de las libertades, sostiene que el poder, sea político, económico o social, debe estar sometido a control y ajustarse al ordenamiento jurídico, porque sólo así los ciudadanos están protegidos de ser convertidos en súbditos de un poder que en numerosas ocasiones roza la tiranía.
Vox siempre denuncia que los ciudadanos españoles, quienes delegan de forma temporal y bajo estrictas condiciones el ejercicio de la soberanía y la administración del bien común en los sucesivos gobiernos, cada vez se sienten más ninguneados y más estafados. Este Gobierno «progre y elitista» de España veta constantemente la casi totalidad de enmiendas que presenta la formación de Santiago Abascal… ¡No es normal! Este Gobierno de España hace buena la expresión de George Orwell que dice así : «el lenguaje político está diseñado para hacer verdadera la mentira y respetable el asesinato».
España debe despertar ya de este mal sueño en el que nos introdujo el Congreso de los Diputados cuando invistió a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno… El letargo no puede durar más…
Autor
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José Antonio Ávila López
Nacido el 26 octubre de 1970 en Terrassa (Barcelona), pero siempre ha
vivido a 9 km (en Rubí), a excepción de dos años que residió en Valencia
(2014-2016). Licenciado en Filología Hispánica, ha trabajado en
asesorías y gestorías como corrector de textos y asesor político.
Siempre le ha gustado leer y escribir, la literatura y la política
son una pasión: con 25 años ya fue asesor político y con 29 concejal
de Comunicación. El periodismo escrito le ha encantado desde muy joven,
y ha publicado alrededor de 1.500 cartas al director y artículos
y columnas de opinión periodísticas.
Lo de vox es como lo del despotismo ilustrado: todo para el pueblo pero sin el pueblo. Por ejemplo, no exigen que se cumpla la Ley y se sumen las actas en los actos públicos de los escrutinios generales provinciales, cinco días después de las elecciones, y dan por válida la presunta suma que hizo sin ser fiscalizada Indra. Tengo clarísimo que vox es más de lo mismo y que actúan en la misma globalista compañía obra de teatro engañabobos que los restantes políticos parlamentarios