05/10/2024 14:24
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Miren ustedes, cuando en 1983 escribí con Santiago Segura de coautor «Jaque al Rey», uno de los primeros libros sobre el «23-F», con prólogo del mismísimo Teniente General Miláns del Bosch, tuve que callarme muchas de las confidencias que nos hizo sobre aquella noche, sus bandos de guerra, sus acuerdos con el general Armada y sus conversaciones con el Rey… para no perjudicarle en la via judicial…y por lo mismo tuve que callar, casi todo, lo que supe del papel que le tocó interpretar a Don Alfonso Armada, a través de mi jefe en «Pueblo» Emilio Romero.
                 Después, y a medida que fueron pasando los años y fui leyendo libros y más libros (Pardo Zancada, Pilar Urbano, Muñoz Bolaños, Oneto, Cercás, Palacios y 100 más) fui conociendo antecedentes, consecuentes, datos y sobre todo teorías. Todos tenían su verdad y todos querían saber más que nadie… y yo me limitaba a seguir hablando con los verdaderos protagonistas.
                 El primero, Don Sabino, el Secretario de la Casa del Rey, el hombre clave en la Zarzuela la tarde-noche-madrugada, porque sin saber lo que había pasado allí, al menos, entre las 6,23 (cuando entra Tejero en el Congreso) y la 1,10 (más o menos cuando habla el Rey por Televisión) todo lo demás sobraba… y por Sabino, desde el mismo día 24 de febrero del 81 hasta 2.005, supe todo lo que pasó, todo lo que se habló, todo lo que se dispuso… y no sólo de palabra, sino leyendo y tomando notas de lo que él había escrito y seguía escribiendo en sus «Recuerdos» (que no «Memorias»).
                 El segundo, Miláns del Bosch, nos contó todo, a Santiago Segura, que era su abogado y el que le defendió en el Supremo, y a mi, absolutamente todo, lo que  había hecho y lo que había hablado con el  Rey, antes y después de aquella noche, con Armada, con Pardo Zancada, con los miembros del Tribunal… pero con la condición de no publicar nada que él no hubiese aprobado (y muchas cosas nos tachó).
                Y hablé tres veces con el general Armada, aunque muy poco le pude sacar, salvo que todo lo que hizo aquella noche y antes del «23-F» lo había hecho EN NOMBRE DEL REY y AL SERVICIO DE LA CORONA… pero supe todo lo que había hecho, como he dicho más arriba, gracias a mi Director Emilio Romero, a quien le contó todo, todo.
               Bueno, y hablé algo, poco, con Antonio Tejero, aunque estuve bien informado de todos sus pasos gracias a su abogado defensor en los dos juicios, Angel López Montero, que era también mi abogado, mi amigo y colaborador en «El Imparcial» y el «Heraldo Español»… y hablé con el comandante Pardo Zancada… e incluso con el Rey Don Juan CARLOS.
                Ah, y hablé tres veces con Enrique Múgica, como he contado esta semana pasada en este valiente e independiente «Correo de España».
               Pues bien, gracias a toda la información que pude ir recogiendo en estos 40 años puedo decir, y lo digo, pase lo que pase, que los verdaderos «cerebros» del «23-F» fueron por este orden: S.M. el Rey Don Juan Carlos, el general Armada y el socialista Enrique Múgica… y que todos los demás, desde Miláns del Bosch al último Guardia Civil que entró en el Congreso, pasando por el teniente Coronel Tejero, el comandante Cortina, el comandante Pardo Zancada y demás sólo fueron las torres,los alfiles, los caballos y los peones de la partida.
                Al menos eso se desprende de lo que me contó y me dejó copiar de sus «Recuerdos» escritos, Don Sabino Fernández Campo… y que ha publicado «El Correo Español» el pasado día 20 y el 22 de febrero.
NOTA DEL AUTOR: Al hilo de esto conviene repasar estos artículos escritos en El Correo de España:
 
 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.