22/11/2024 23:37
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¿Recuerdan ustedes el enjuiciamiento del “caso Bretón”, el padre que supuestamente asesinó y quemó a sus dos hijos en Córdoba…?

Un crimen dantesco, de los que parece imposible que pueda cometer el ser humano.

 Y asistimos todavía sorprendidos a la enorme presión mediática que hubo sobre el caso, con todas las telebasuras hablando sin parar, y no digo informando, pues la mayoría de los comentaristas son personas incultas, carentes de unos mínimos conocimientos jurídicos como para poder aportar algo al asunto.

En España el que vale para hacer algo, lo hace, y el que no sirve siempre tiene dos salidas: la enseñanza y ser comentarista de televisión. Son centenares de miles los profesores incapaces de enseñar nada sólido, pues ellos mismos carecen de una previa preparación intelectual, pues se ha confundido la igualdad de oportunidades con la igualdad, y el tonto quiere ser igual que el listo, y el vago aspira a que se reconozca su ignorancia en forma similar al trabajador… Y así nos luce el pelo.

¿Alguien duda de que este caso hubiera sido mejor juzgado por la Audiencia Provincial? Tres Magistrados profesionales, de mediana edad, acreditada experiencia y formación, se enfrentarían sin dudas, titubeos ni presiones ambientales, a desenmascarar los hechos, diferenciando el grano de la paja, y valorando jurídicamente las pruebas directas, indiciarías, presunciones, etc., llegando al fondo del caso y extrayendo las consecuencias y responsabilidades penales que procedan, en su caso.

Pero el sistema del que nos hemos dotado permite que personas carentes de cualquier preparación jurídica deban determinar la culpabilidad –o no- del acusado, bajo la presidencia de un Magistrado de la Audiencia Provincial, que les hará una serie de preguntas a las que tendrán que responder, y posteriormente redactará la Sentencia correspondiente, siendo el escribiente del dictamen de estos iletrados jurados.

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 Jurados a los que se alojará en un hotel, a pensión completa, durante todo el tiempo que dure el juicio, y se pagará el salario equivalente al de un Magistrado de la Audiencia Provincial, y repito que son nueve personas, por lo que el gasto hay que multiplicarlo por nueve, más el coste de los desplazamientos de ida y vuelta desde su lugar de origen hasta la ciudad donde se celebra la vista. En resumen, un pastón…

Pero como en España nos sobra el dinero, qué más da. Será por dinero…

 Yo abogo por el jurado, pero única y exclusivamente para juzgar a los jueces y fiscales –para evitar el corporatismo- y a los políticos que malversan el dinero público.

Es decir, creo en la justicia del pueblo, pero únicamente para estos casos, y algún otro delito de reducida entidad y fácil comprensión, ya que igual que no pedimos peras al olmo, tampoco podemos exigir a unos jueces legos que desentrañen graves problemas jurídicos, que requieren una buena formación previa, y un gran poso de experiencia y madurez profesional.  

Autor

Ramiro Grau Morancho