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Esto de los sueños sigue siendo un misterio, a pesar de Freud. Yo sueño en cuanto me quedo dormido, ya sea de noche ya sea durante la siesta…y además con un detalle muy especial, que cuando me despierto lo recuerdo todo. Tanto, que hasta tengo más de 100 sueños escritos y listos para publicar. Si tengo publicados mis caballos,mis perros, mis versos, mis artículos, mis amores, mis gafas… ¿por qué no voy a publicar mis sueños?.
Aunque algunos son terroríficos, verdaderas pesadillas. Inexplicables, increíbles, absurdos… (imaginen que sueño que soy Robespierre y que me llevan casi a rastras, con la mandíbula rota, semidesnudo, descalzo, entre gritos y pedradas, en directo a la Plaza de la Revolución donde me espera la guillotina y que ya los verdugos están tumbándome en la tabla  para que la afiladísima cuchilla caiga veloz…¡y en ese momento, cuando la cuchilla ya cae, me despierto con un ¡¡¡¡ NO !!!! desgarrador que despierta a mi compañera y a mis hijos!).
                    Sí, sueño mucho… tanto que cuando escribo no sé si lo que cuento sucedió de verdad o lo soñé, si cuando sueño estoy despierto o estoy dormido.
                   Así que no se extrañen del sueño que he tenido esta noche. Pues, resulta que voy a un mitin que da en Córdoba, donde vivo, hasta que me llamen, Doña Isabel Díaz Ayuso, la flamante campeona de Madrid, y que cuando sale la oradora al escenario (estamos en el Gran Teatro) en lugar de salir Doña Isabel salen Don Felipe de Borbón y Grecia, como candidato a la Presidencia de la República y Don Julio Anguita, mi amigo y tocayo, que es el organizador del acto  y el que presenta al aspirante.

              E inmediatamente toma la palabra el Príncipe (sí, sí, el Príncipe,porque en el sueño no es Rey) entre aplausos y este fue su discurso tal como lo pronunció (curiosamente y sin tomar notas ni grabar con ninguna maquinita de las de hoy):

— Amigos todos -comenzó diciendo el Príncipe- no sabéis qué feliz me siento hoy. Y me siento feliz porque hoy voy a poder decir lo que a mí me dé la gana y no lo que me hayan escrito los del Gobierno. Hoy me siento más libre que nunca. Hoy me siento feliz porque voy a poder hablar de ESPAÑA sin complejos y sin censuras. ¡¡ESPAÑA!! (y aquí se volvió a armar, ya que miles de gargantas gritaron al unísono el nombre de ESPAÑA)

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Por favor, escuchadme. Me están llamando ya hasta traidor porque defiendo y he planteado ya el derecho de los pueblos españoles a la autodeterminación. Me acusan de que eso es romper la unidad de España. Pues, yo digo que no. Lo que yo digo es que ya es hora de que los pueblos hablen y digan si se sienten y quieren ser españoles o no.

España es grande, lo más grande del mundo, pero también son Grandes Cataluña, Euskadi, Cantabria, Asturias, Galicia, Extremadura, las Castillas, Aragón, Navarra, Valencia, Baleares, Murcia, La Rioja, Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía. ¡Y Madrid, siempre Madrid, el rompeolas de las ESPAÑAS! (y otra vez volvió la locura y miles de gargantas gritando el nombre de Madrid).

Todos los pueblos de España son grandes, pero si alguno de ellos no se siente español no podemos obligarle por la fuerza a mantenerse dentro de la gran España. Que se manifiesten en las urnas y lo digan abiertamente. Pero, ellos, los pueblos, no la clase política dirigente, que a lo mejor o peor sólo aspiran a mantenerse en el sillón del Poder.

España, la gran España, no puede perder el tiempo discutiendo siempre el «problema catalán» o el «problema vasco». Otros problemas deben ocupar nuestro tiempo: el paro, la seguridad ciudadana, la vivienda, la educación, la sanidad, la juventud, nuestros ancianos, nuestra pisoteada agricultura…

Lo digo y lo repito: se acabaron los independentismos de salón. O dentro de España o fuera de España.

(¡España! ¡Es-pa-ña! ¡Es-pa-ña!…y los miles de dentro y los miles de fuera corearon a gritos el nombre de España).

También quería hablaros (pero, seguían los aplausos y los gritos)… También quería hablaros del tema que más daño ha causado a nuestra Democracia: ¡la corrupción! (y aquí sí que se armó, porque fue mencionar esa palabra y saltó un grito unánime: ¡¡No a los corruptos!!, ¡¡ fuera corrupciones!!). Sí, sí, ya lo sé -continuó el Príncipe cuando le dejaron- y estoy de acuerdo con vosotros. Y yo os aseguro, que si me dais vuestro voto y salgo elegido el próximo día 14 aplastaré a los corruptos. Es más, y os lo juro, donde yo esté jamás habrá corrupción. (Y más aplausos).

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Pero, aquí termino hoy… hoy no es día de rollos políticos.

Hoy es un día de alegría.

            Y aquí me desperté. Naturalmente es un sueño…Pero, el subsconciente, la imaginación, la cocina mental, la realidad política,  los indultos, el referéndum, la inependencia, la firma del Rey, el artículo 62, expedir o ejercer, la República catalana, los vascos pidiendo ser una nacion,el discurso del 3 de octubre del 17, la corrupción, los Puyol, el cobardica Casado, el  Sánchez vendiendo eloro del Banco de España,  los Reinos de Taifas, los Cantones republicanos, la guapa Doña Isabel, la extra que no llega, eloxígeno que no pasa de 84… todo eso metido en una batidora.

                    Entonces ¿qué?. Estoy vivo o estoy dormido. O sea, que «mañana España será republicana».

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.