22/11/2024 01:16
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Quien no lo vea es que está ciego.

Vamos a los hechos:

Hace un año, en la primera fase de la Pandemia, Sánchez hablaba de la “Nueva Normalidad”, al tiempo que la Portavoz del Gobierno comentaba sin tapujos que estábamos en puertas de un Nuevo Orden Mundial.  Simultáneamente el Ministro de Justicia pronunció  el sintagma “proceso constituyente”

Seguimos con los hechos. No hago presunciones, me limito a ceñirme a elementos concretos objetivos:

En un discurso en el Liceo de Barcelona, esta semana pasada, Sánchez dio por acabado el tiempo de la Justicia y ofreció “diálogo”, lo cual, y esto sí es una valoración, coincide con los numerosos artículos del profesor Dalmacio Negro que denuncia el “consenso”, y lo califica de dictadura, pues no se puede consensuar entre el bien y el mal. El mal será mal siempre desde una visión estrictamente antropológica, cultural, teológica o moral, o, si ustedes lo aceptan mejor, desde el Derecho Natural. Sobre si se cumple o no se cumple el mal no hay diálogo ni consenso posible. El mal es repudiable y no hay puntos de encuentro. Quienes aceptan el mal como elemento de negociación son malignos, y desde un plano moral repudiables.

Por otra parte, la “superación de la justicia” es tanto como afirmar que el Estado de Derecho deja de estar vigente, que pasamos al estadio de la arbitrariedad, o lo que es lo mismo siguiendo las categorías de Hobbes al Estado de la Naturaleza, es decir a una situación previa a la civilización tal como hoy la entendemos.

Y aquí entra en la escena un nuevo protagonista que no podía faltar cuando hay conturbación. Siempre está como una sombra en tiempos convulsos, esperando su entrada en juego para sacar tajada de las situaciones. Me refiero, como no, al PNV, y su vocero el señor Ortuzar.  

Para el PNV hay que retirar de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional el recurso previo de inconstitucionalidad, lo que en román paladino es lo mismo que neutralizar el Tribunal Constitucional, ya de por sí devaluado y bloqueado, para que reine la arbitrariedad y las políticas de hechos consumados, sin filtros de ningún género. Es un paso más para eliminar de facto el ejercicio del Estado de Derecho dejando sin efecto la Constitución. Una Constitución que se está incumpliendo de forma flagrante, constituyendo la acción de gobierno un fraude de ley en situación de continuidad. El objetivo del PNV  es alcanzar un Nuevo Estatuto por la vía directa, sin tamices ni condicionantes legales. Es decir, pasarnos por el aro de sus políticas de tierra quemada y de despotismo a lo bestia, cosa que los que vivimos en lo que un día fueron las provincias Vascongadas, es decir vasconizadas, en su realidad foral no independentista, ya estamos acostumbrados. Las nuevas hornadas de vascones con el troquel mental ya modulado, no conocieron lo que en realidad fueron estas tierras que los Ortuzar de turno han pulido a la imagen y semejanza de Sabino Arana, el racista hispanófobo por excelencia al servicio de los intereses anglos y del Foreign Office.

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La ingeniería del comportamiento y de la modificación cognitiva de las masas va a velocidad de crucero para adormecernos e insensibilizarnos a los efectos de que dejemos de ser ciudadanos para ser siervos de la gleba. Están robándonos el marco de garantías constitucionales en nuestras propias narices sin que nos demos ni cuenta. Dentro de poco nos clasificarán en castas según nuestra afinidad o no a los paradigmas del Gran Hermano que ya es Sánchez, cuyo objetivo final es desvertebrar España hasta convertirla en un queso gruyere. La España Confederal está en proceso, luego vendrá el cambio constituyente y la república. Yo que nuestro monarca me lo haría mirar pues no veo claro su futuro.

Y después veremos las revoluciones siguiendo el modelo latino, a la medida y efecto del diseño de la Agenda Sao Paulo, es decir lo que ya está ocurriendo en los países colonizados por los nuevos aires neo-marxistas y neocomunistas bajo la sombra de la Gran China maoísta.

 

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara