05/10/2024 23:03
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Pues ahora resulta que para leer algo inteligente, sensato y libre me tengo que volver a mis viejos roqueros de antaño. Raúl del Pozo, Pedro J. Ramírez, Ignacio Camacho, Carmen Rigalt y algunos más que andan por ahí “Esperando a Godót”… y en este caso confieso que hace unos días me lo pasé bomba leyendo al iconoclasta por excelencia, al rebelde  y al “rojo” que hasta llegó a visitar la cárcel en plan de cachondeo, mi admirado siempre Fernando Sánchez Dragó. Bueno, a uno de los muchos Sánchez Dragó que conviven y se conllevan en el más difícil Sánchez Dragó. Porque, no quiero discrepar de nadie y menos de él, ya que si me refiero al Sánchez Dragó que escribe me quito el sombrero y pocas veces estoy con el Sánchez Dragó que habla. Cuando escribe sabe lo que dice y lo escribe a las mil maravillas, cuando habla no dice nada más que disparates… y más si habla del tema erótico y de sexo que tanto le gusta. Según él es su materia preferida y un EXPERTÍSIMO en mujeres… según él ha tenido hijos hasta con Eva la del Paraíso y con Brigitte Bardót la de París.

Pero dejemos al bueno de don Fernando confesando en una larga y buenísima entrevista que le hicieron estos días pasados:

“Aquella España que viví en mi juventud (años 50-60-70… o sea, los mismos que yo) era el país más libre conocido, SIEMPRE QUE NO TE METIERAS EN POLÍTICA… No por meritos de Franco, sino por lo bonito de la época y de la propia España. Era un país aquel que seducía a Hemingway,a Dos Passos, Ava Gardner, Orson Welles, y no era una casualidad, se respiraba en una libertad que no existía en ninguna otra parte del mundo… yo fui o me sentí siempre libre y siempre pude hacer lo que me daba la gana”

Más adelante se atrevía a decir algo que los demás callan.

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— “Pero a mí me dicen que había mucha policía secreta por todas partes…”
— “Sí, había mucha policía secreta, pero eso es lo gracioso, que tú no la veías si no eras del Partido Comunista”

También recogí (que cuando se lee al Sánchez Dragó bueno hay que leerlo con bolígrafo y papel a mano) estas palabras que llevaron a mi propia vida y a mi rarísima e inclemente biografía:

Yo trabajo 12 horas al día (yo 18), 365 días al año (yo 400). Yo soy un trabajador de la literatura (yo, un esclavo) y la gente no lo puede creer. A lo mejor me muero ahora nada más salir de esta entrevista, es lo que suele suceder a los 85 años (yo, 82 solo), pero hasta ahora, chico, hemos llegado”…

Pues eso, amigo Dragó,  yo también estoy “Esperando a Godot”… y sigo pensando como tú: aquella España de mi juventud me gustaba más que esta España de hoy. En aquella España había ideas, había sentimientos, había ilusiones, unos disfrutaban poniéndose la camisa azul y defendiendo a José Antonio; otros se lo pasaban bomba follando en Torremolinos o en Benidorm; otros yéndose en autostop a ver “El último tango en París”; y otros, como tú, peleándose con los grises para entrar en una cárcel donde podías tener de compañeros a Marcelino Camacho (un sindicalista de verdad) o a Ramón Tamames, el comunista más serio de todos los que conocí, o el José María Gallardón, mi abogado defensor y a quien hice columnista de “El Imparcial”.

Lo dicho, tendremos un “Gobierno de Progreso”, tendremos las libertades de un Sistema Comunista y tendremos a “tontos útiles” a borbotones (bueno, entre ellos, el que más, el fullero compravotos de Murcia, que como  le dejen hunde al PP de Génova. ¡¡¡Dios, pero no hay nadie que le dimita!!!), pues yo me quedo con los míos y los míos, curiosamente, son los de siempre: Unamuno, Baroja, Azorín, Maeztu, Machado, Valle Inclán, Benavente, Menéndez Pidal, Eugenio d’Ors, Manuel Machado, Manuel Azaña, Madariaga, Américo Castro, Juan Ramón, Fernández Flores, León Felipe, Sánchez Albornoz, Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, Gregorio Pérez, Pedro Muñoz Seca,  García Lorca, Alberti, Casona, Sender, Gerardo Diego, Emilio Prados, Prados, Max Aub, Javier Poncela, María Zambrano, Jorge Guillén, José Bergamín, Salinas, Dámaso, Cernuda, Alexandre, Altolaguirre, Miguel Hernandez, Dioniosio Ridruejo, Camilo José Celo, Vallejo, Agustín de Foxá, Luis Felipe Vivanco, Torrente Ballesteros, Miguel Delibes, Pedro Laín Entralgo, José María Sánchez Silva, Luis Rosales…

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Y para no ser pesado mis amigos y compañeros Arturo Pérez Reverte y Julia Navarro. Son mis amigos. Los que no me dejan dormir ni estar solo

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.