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General de División de la Infantería de Marina ( R )
Presidente Ejecutivo de la Fundación Nacional Francisco Franco
Escribo estas líneas, hoy día 10 de febrero, aniversario de la batalla de Krasny Bor, con el recuerdo de tantos españoles que allí lucharon y cayeron en una épica hazaña militar de heroísmo y valor sin parangón. Sí, la División española de voluntarios más conocida como la División Azul por la notable influencia falangista que la definió. Por supuesto, pero no fueron sólo falangistas los que nutrieron sus filas. También hubo numerosos españoles no adscritos a esta ideología que en su afán de luchar contra el comunismo soviético en ella se alistaron: fundamentalmente militares profesionales y a título individual muchos otros, incluidos aquellos procedentes del tradicionalismo, o sea del carlismo. Sé de lo que hablo toda vez que mi padre y otros cinco tíos procedentes del requeté formaron parte de las filas divisionarias. No es de extrañar este hecho pues al margen de ideologías la razón última de la División no era otra, como he dicho antes, que estar presentes en la lucha brutal que se dirimía en el frente del este contra el comunismo que tanto daño había hecho en nuestra nación durante la guerra civil. Y de este asunto mucho sabían los requetés que apenas tres años antes habían regado las tierras de España con tanta sangre. Y no puedo por menos, al recordar hoy a los héroes de Krasny Bor, recordar también a los héroes de los numerosos Tercios de requetés que, con el mismo valor que los divisionarios demostraron en los campos de Rusia, tanta gloria dieron a la historia militar de España. Por supuesto que podría referirme a los Tercios vascongados, navarros o castellanos, pero hoy lo hago con especial dedicación a los catalanes. Sí, y no sólo por el heroísmo que estos demostraron sino para contrarrestar la inquina con la que los actuales políticos dirigentes de la Generalidad catalana – muchos de ellos, dicho sea de paso, hijos y nietos de aquellos requetés – están actuando contra el recuerdo del sacrificio de tantos hombres que murieron combatiendo por los ideales tradicionales de Dios, Patria y Rey. Y todo hay que decirlo: con la colaboración malvada de unos monjes benedictinos catalanes de Montserrat a quien Dios les pasará cuenta.
Hoy en Cataluña, con el inestimable apoyo de todo tipo de políticos nacionales que sólo buscan la destrucción de la nación española, todo aquello que huela a españolismo es atacado con saña. La manipulación y tergiversación de la historia reciente de lo que sucedió hace 80 años alcanza puntos surrealistas. En su lucha por la implantación del catalán como única lengua vehicular son tan lerdos y paletos que obvian y desconocen que esa lengua era la lengua madre de los combatientes catalanes del Tercio de Montserrat que formaban parte del ejército de Franco, al igual que sucedía en las provincias vascongadas – hoy denominadas al gusto del racismo más radical como Euskadi – donde era precisamente en el bando nacional ( Tercios de requetés ) donde se hablaba el vascuence con mucha más naturalidad y familiaridad que en el bando rojo donde el castellano era lo normal. Que no nos cuenten más milongas a propósito del idioma. Sucede que hasta esto nos han quitado con la manipulación histórica.
El Tercio de Monserrat constituyó el paradigma de la verdadera Cataluña, la trabajadora, la heroica. Una unidad, cien por cien catalana, que luchó hasta perder el 80% de sus hombres en combate y que cada noche entonaba el Virolai recordando a su Virgen, la moreneta, y a su tierra natal. Unos catalanes que cuando vieron que socialistas/comunistas, independentistas y anarquistas estaban destruyendo no sólo su patria chica sino también la madre patria española no dudaron en lanzarse a la guerra para liberar su tierra de toda esta ralea tan nociva y destructiva de la sociedad . Hoy cuando vemos que de nuevo, no sólo España, sino con especial inquietud en la propia Cataluña los mismos males de entonces acechan la convivencia paz y sosiego de los españoles no es de extrañar el intento de borrar sus hechos de la historia. La mentira es la herramienta principal del marxismo y vive Dios que la saben aplicar bien. La implantación del odio es otra de las artimañas utilizadas sabiamente por estos malvados dirigentes y lamentablemente hay que reconocer que están en el camino de conseguir sus propósitos de dividir y enfrentar a los españoles y en particular a los catalanes.
Hoy España ya está rota. Los españoles no somos iguales según donde uno viva, por cierto contraviniendo gravemente el artículo 14 de la propia CE. Ya no es lo mismo vivir en Cuenca que en Tarragona o en Bilbao. Sanidad, educación, justicia, herencias, impuestos, prestaciones sociales, …etc son diferentes según u lugar u otro.
El futuro de nuestra Patria común, España, es muy incierto. Por eso se engrandece el recuerdo de los héroes requetés de Codo o Villalba de los Arcos, lugares donde el valor extraordinario no habitual era la norma de actuación.
Honor, valor, disciplina y lealtad son los valores en los que me formé en la Escuela Naval Militar y tomándolos como referencia al detalle es como se contempla lo que fue el Tercio de Montserrat en grado máximo. Imposible, muy difícil, encontrar unidades en la historia que emulen las heroicidades y acciones de los valientes requetés catalanes.
Voluntad de vencer es uno de los principios básicos de la guerra: “firme propósito del mando y de las tropas de imponerse al enemigo en cualquier situación por desfavorable que esta sea, implica fe en el triunfo, tenacidad para alcanzarlo y supone una arraigada convicción de los valores patrios. Es la muestra principal de la valía de un ejército.”
El Tercio de Montserrat supone el paradigma de este principio fundamental de la guerra. Su voluntad de vencer no desfalleció nunca. El arraigo de los valores que se intrincaban en su ser no les hizo desfallecer jamás y cuando les llegó la hora de dar la vida por los ideales que defendían lo hicieron con la absoluta convicción de cumplir con Dios y con España.
Hoy cuando todo parece derrumbarse en España siempre nos quedará la esperanza de que nada es eterno y la alegría con que los requetés catalanes se enfrentaron a la muerte nos devuelve la confianza en tiempos mejores que vendrán. Ante la basura que nos envuelve y cuando vemos como se ningunea y manipula lo que supuso el sacrificio de aquellos jóvenes españoles catalanes nos viene a la cabeza el viejo lema del requeté: “ANTE DIOS NUNCA SERÁS HÉROE ANÓNIMO” y seguro que España, al igual que sus valientes requetés, resucitará de sus cenizas como lo ha hecho tantas veces a lo largo de su historia: “mil veces vencidos nunca derrotados”.
Recordando a nuestros caídos en Krasny Bor que homenajeábamos ayer y a los requetés catalanes de Codo y Cuatro Caminos del Tercio de Monserrat cobran hoy actualidad las palabras del Mío Cid : “ Dios que buen vasallo si hubiese buen Señor” y termino estas líneas con palabras de ese buen Señor que se nos fue un 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco :
“Los requetés aportaron al Movimiento, junto a su espíritu guerrero, el sagrado depósito de la Tradición española, tenazmente conservado a través del tiempo, con su espiritualidad católica, que fue elemento formativo principal de nuestra nacionalidad, y en cuyos principios eternos de moralidad y justicia ha de seguir inspirándose”
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