22/11/2024 01:35
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El sistema político con que se inoculó a España hace cuarenta y seis años, el engendro autonómico, está consiguiendo recoger los centrífugos resultados que perseguían los que resultaron ser sus peores, por insólito, de sus indeclarados enemigos. Gentes que como la mierda le salieron a España de sus propios intestinos. Del intestino gordo, los que eran gordos y del intestino delgado los escuálidos.

El sentirse español está quedando en segundo lugar para muchos millones de españoles o en peor lugar queda cuando, como ocurre en algunas de nuestras provincias, que entre las buenas personas que se sienten y se muestra orgullosas de su españolidad, han de convivir con manadas de… (No les trato de hijos de puta porque, decirles ser hijos de esas mujeres que con su labor les da felicidad a muchos, y no hacen daño a nadie, sería un honor para ellos que no lo merecen; así que lo dejaremos en) cabrones, cabronas, cabronazos y cabroncetes (asociando el tratamiento a edad y sexo) que siendo españoles, inútilmente (hace falta ser, además de lo anterior, muy gilipollas) reniegan de serlo.

¿Eso es malo? Muy malo; pero no lo es menos el forzado autoexilio, tanto territorial, como físico, psicológico y hasta social, al que se obligaba a cada ciudadano, por estar así establecido para su defensa, como «un derecho» en el simbólico  «título de individuo autonómico».

Lo que ocurra en el resto del país, aunque sea la comunidad contigua, es algo a lo que si se le pone oído, suena a algo lejano, por lo que uno no debe sentirse afectado.

Hay un ejemplo, que suena a mucha maldad, en forma de anuncio publicitario que, aprovechando la idiotez, la falta de tacto, la escasez de inteligencia de un ministro comunista de este gobierno, el Garzón, poniendo en duda las carnes españolas para el consumo, desde hace unos pocos días se vienen difundiendo por los medios de comunicación.

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En esos anuncios se habla del magnífico trato que los ganaderos madrileños les dan a las ternerillas, los corderillos y los cochinillos (que yo no pongo en duda y es más, me imagino que será tan buen trato, como el que dan a sus reses todos los ganaderos del resto de España) motivo por el que la carne que se produce en esta autonomía, es la mejor de las mejores carnes que se puedan ingerir en este país, y en todos los países a los que se exporta tan preciado artículo alimenticio.

¿Es un derecho promocionar algo? Por supuesto que si. Nadie puede decir que sea una  acción de competencia desleal. Lo que ocurre es que si un imbécil en viaje por el extranjero representando a este país, se le ocurre decir una «sanjuaná» sobre nuestras carnes, siendo su ministerio quien tendría la responsabilidad, sembrando dudas de manera general, entre todos los clientes, hacerlo como se ha hecho, pudiera pensarse que desde Madrid, sin atención a ser la Capital se trata de «poner distancia» del resto de España.

España, desautonominatados somos todos.

 

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.