22/11/2024 00:35
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Tienen un rostro auténticamente pétreo tanto el Mentiroso Mayor del Reino, como sus acólitos más próximos, los menos próximos, los alejados, y los mas alejados, pues es necesaria una gran dureza facial para oficiar de «apóstoles» de semejante «deidaz».

De milagro suyo podría decirse, el que en momentos en los que la ruina mas acojonante nos envuelve a España y los españoles decentes, que nos vemos tapándonos nuestras intimidades corporales con ambas manos, una por delante y otra por detrás, Pedro Sánchez tiene en sus milagrosos bolsillos, sin roñosería, para que canten sus gloria, tenga suficiente para pagarles a toda esa tropilla por su servicio de «Clac». Incluidos entre todos ellos, como no podría ser de otra manera (que expresión tan cursi al tiempo que gilipollesca) como sus palmeros más fogosos, a todos aquellos, y aquellas, lameculos, unos desde el otro lado de las pantallas de televisión, otros montados a hocajadillas sobre las ondas radiofónicas, y quienes garabateando sobre el papel, se dedican a  tergiversar cualquier asunto, dando o quitando importancia, siempre forzando al viento a soplar a favor de quien generosamente les paga, como algunos golfos hacen con sus «entretenidas», con nuestros honrados dineros, a tanto la falsa  lisonja. Una de esas joyas es, queriéndonos hacer creer que quien aprieta con los impuestos es el Estado, y quien mantiene el «glorioso estado del bien estar», es el  gobierno que con «tanto acierto» preside Pedro Sánchez.

También se podría emplear, a tanto el «polvo político», que a prostitución es a lo que más se parece.

Las calles de toda España efervescen en legítimas protestas por los impagables precios de los carburantes, del gas y de la electricidad y, a este imbecilizado gobierno, se le ocurren soluciones que lejos de  SOLUCIONAR, verbo que son incapaces de desarrollar, lo que consiguen es hacer que el problema adquiera un plus mayor de dificultad.

Hoy se quejaba el propietario de una gasolinera de que a los clientes que llenaran el deposito de su vehículo, él, una vez cobrado el servicio, debería de entregar a ese cliente diez euros que cuando el gobierno haya determinado, le serán devuelto.

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Se les pide, por parte de unos presuntos descerebrados que han tomado este gobierno, a estas personas, los propietarios de gasolineras, que financien esa ocurrencia -¿durante cuanto tiempo?-  sin contar con sus posibilidades económicas. ¿Deberán auxiliarse con algún crédito bancario por el que habrían de pagar IVA?. Si eso lo propone una persona cualquiera; alguien fuera de toda lógica, todos llegaríamos a tildar la propuesta de autentica gilipollez.

Pero es que no es solo una gilipollez, que también es una rufianada de la divisa «sanchezca». Esos diez euros que casi todos los países de la Comunidad Económica los están quitando de los impuestos, mermando los ingresos de sus Haciendas, estos rufianes se proponen cantar las cuarenta y las veinte en copas sin necesidad de tener en la mano ni a los reyes ni a los caballos: el usuario se ahorra los diez euros sumados a los 0,20 céntimos por litro, y Sánchez y su gobierno ganarán la partida, con trampas y mentiras como de costumbre,  sin que se le caiga la cara. La Hacienda de la Montero seguirá absorbiéndonos el bolsillo, sin tener que bajar los impuestos.

¿Permitiremos que ellos sigan machacando los clavos sobre la tapa del ataúd de la pobreza en el que nos han metido?  Pues, como se tarde en reaccionar… los verdes campos terminaran convirtiéndose en simples secarrales que ni siquiera darán cardos.

 

Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.