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… pero nadie de la juez Mercedes Alaya. Eso es España. El delincuente está en la memoria de todos y en las páginas de los periódicos, y en las televisiones. Tal vez porque España es un país de delincuentes. Se aplaude al que roba, al corrupto, al que se enriquece aunque sea traficando con drogas y se rie del que defiende que el fin no justifica los medios..
¡Ay¡ pero la juez Alaya, la mujer que jugándose su carrera, su tranquilidad y su familia, fue tan valiente como para enfrentarse a la Junta de Andalucía y a la cúspide del poder judicial en Andalucía… y de ¡aquella humilde y bella, por cierto, Mercedes Alaya, nadie se acuerda, ni ningún periodista, ni ninguna televisión la entrevista para agradecerle lo que hizo por descubrir el robo que se estaba produciendo desde la mismísima Presidencia andaluza. O sea, que defender la ley, luchar por que se cumpla la ley, por lo que se ve, es cosa de tontos.
Y así es España, señores. A este respecto recuerdo ahora lo que me contaba un viejo amigo de un pueblo andaluz: «Querido, no le des más vueltas, España premia a los sinvergüenzas y se ríe de las buenas personas. Aquí llegó un sujeto que se había ido del pueblo sin un duro y llegó en un Mercedes descapotable y lleno de millones y ese mismo día el Alcalde decidió ponerle su nombre a una de las calles principales, a sabiendas de que todo lo había ganado como «enlace» de una mafia de drogas, y al mismo tiempo volvió otro del pueblo que se había ido, con una mano delante y otra detrás, pero 50 años más tarde había vuelto con 100 libros publicados, pero tan pobre como se fue y el alcalde no salió ni a saludarlo.
¿Y ahora qué? Ahora que el delincuente Griñán será indultado y podrá disfrutar de su retiro dorado y la señora juez, doña Mercedes, tendrá que esperar a jubilarse para poder cobrar la pensión que marca la ley. PENA DE PAIS¡.
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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