21/11/2024 23:49
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Esta historia es curiosa. Un tal Pau Claris, más papista que el Papa, decidió que Cataluña dejaba de ser española y pasaba a ser francesa. Era el 1640. Coronaron a Luis XIII conde de Barcelona y se hicieron franceses. Al terminar la guerra se firmó el Tratado de los Pirineos, 1659. Por el cual Francia reclamó los territorios catalanes del sur de Francia. Con lo cual desde esa fecha, Perpiñán es francesa gracias a Claris.

 Como escribe Jaume Vicens Vives: “Si la monarquía española de mediados del siglo XVII hubiera tenido la décima parte de la fuera que aparentaba su fachada, es indudable que el año 1714 se habría adelantado setenta años”. Es decir, se hubieran acabado las tonterías y, en su justa medida, la historia hubiera sido muy diferente. Ya, desde ese momento, las tonterías de unos pocos han perjudicado a unos muchos.

 Pues bien, en aquellas tierras que estos freaks aún anhelan como Països Catalans, tuvo lugar la performance. Cuando uno ve la fotografía que ilustra este artículo no puede dejar de pensar en los Looney Tunes. Al frente de ella el jefe de pista, que no es otra que Pilar Rahola. El perejil de todas las salsas. No hay performance independentista que se precie donde la Rahola no esté presente. Y es que ese mundo la tiene como su musa.

 A parte del clown Puigdemont y su ayudante Marcela, tenemos al fugado Puig que vive muy bien sin hacer nada. Lo mismo ocurre con Comín, que, como jugador de futbol, aparece de rodillas y sonriente. Si su abuelo y su padre -Jesús Comín Sagües y Alfonso Carlos Comín Ros- levantaran la cabeza, creo que se llevaría una bofetada. Tampoco puede faltar, de verde Jami Matamala, amigo íntimo de Puigdemont y el empresario de las gasolineras independentistas Joan Canandell. Y rematando al número dos de la Generalitat, el vicepresidente Jordi Puigneró, que aún sueña con la NASA catalana.

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 Los más viejo del lugar recordarán a uno de los mejores periodistas parlamentarios que ha tenido España, de origen catalán, llamado Luis Carandell Robusté. En 1970 publicó un excelente libro titulado Celtiberia Show. Si Luis viviera hoy en día lo reeditaría e incluiría a estos personajes dentro de ese espectáculo nacional. Aunque, tal vez, escribiera uno nuevo llamado Catalonia Show, que por ello, y en reconocimiento a él, llamamos así a esta sección.

 Y es que estos personaje merecen que les den de comer a parte. No sólo por la paella que se comieron, sino por la falta de distancia social, mascarillas, vivir del erario público… y todo lo que se les ocurra. En la foto se les ve por encima del bien y del mal. Ellos son lo que son y nadie se puede meter con ellos, porque son una raza superior. Y esto es lo que se desprende de esta fotografía. 

Mientras tanto, tuya mía y mía tuya. Seguimos con este eterno peloteo que no nos lleva a nada. Todo lo contrario. Esto sirve para que unos sigan viviendo muy bien en su mundo fantástico y los catalanes mirando su realidad, dándose cuenta de que los políticos cada vez están más alejados de ellos. Y en esta Catalonia Show debemos mirar de subsistir los normales y los freaks.

Autor

César Alcalá
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