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En el 40 aniversario de la Guerra de las Malvinas, una de las últimas grandes gestas hispanas contra el enemigo eterno, la pérfida Albión, sorprendió el papel de la aviación. Aquellos militares lograron hazañas inimaginables enfrentándose a una de las armadas más poderosas del mundo.

 La aviación militar argentina tenía cerca de 200 aviones de combate en el inicio de la Guerra de Malvinas en 1982, incluyendo: 9 bombarderos Canberra 19 Mirage IIIEA; 26 Dagger; 68 aviones A-4 Skyhawk y 45 Pucará bimotor turbohélice.

 Los primeros combates entre aviones supersónicos argentinos (Mirage y Dagger) y los Sea Harrier subsónicos británicos, demostraron la superioridad inglesa. El Sea Harrier subsónico británico, estaba equipado con misiles guiados por infrarrojos Sidewinder AIM-9L, dotados por los estadounidenses, lograron en el aire 18 victorias, y ninguna derrota.

 Sin embargo, la reacción argentina fue sorprendente. Su aviación logró hundir siete barcos británicos y dañaron (poco o gravemente) alrededor de 20 unidades. Pero el precio fue alto: las Fuerzas Aéreas Argentinas perdieron 47 aeronaves. Este resultado impresionante, teniendo en cuenta la desproporción tecnológica se debió a la valentía de los aviadores argentinos que, en misiones casi suicidas, pudieron hacer gran mella en la orgullosa armada británica.

 En un libro editado por el diario británico Sunday Times, llamado «The Falklands War» (Londres, 1982) traducido al castellano como «Una cara de la moneda», se habló por primera vez del «Factor Genta» en la guerra de Malvinas. Este fue un término acuñado en los informes de la Inteligencia inglesa.

 De acuerdo con sus autores, P.Eddy, M. Linklater, y otros periodistas ingleses, en la década de los 60, un filósofo católico y gran patriota argentino, Jordán Bruno Genta, inspiró a los futuros aviadores que ingresaron de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba. Este patriotismo transmitido tuvo su encarnación en las proezas alcanzadas por estos durante la guerra del 82.

El periodista Nicolás Kasanzew fue el único corresponsal televisivo argentino en la guerra de las Malvinas (en 1982) y recordado aún por muchos de los excombatientes. En muchos artículos y reportajes rememorando aquellos tiempos, recogió el llamado “Efecto Genta”. En sus entrevistas a los pilotos, no todos lo habían conocido al pensador católico argentino muchos reconocieron haber estado influenciado por su obra. Esta influencia les llegaba a través de sus instructores.

 El primer teniente Carlos Eduardo Cachón, quien infligiera un devastador golpe al enemigo, hundiendo el buque de desembarco “Sir Galahad”, reconocía: «Al profesor Genta no tuve el gusto de conocerlo, pero sus libros eran el soporte de nuestra formación doctrinaria».

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 El «as» de la aviación argentina el capitán Pablo Carballo, que recibió la Cruz al Heroico Valor en Combate y participó de siete misiones durante la guerra de Malvinas, incluyendo los hundimientos del Coventry, Ardent y los serios daños al Broadsword, reconocía al peridista: «Tengo todos sus libros [de Genta]». O Gustavo Aguirre Faget, el piloto que consiguió soltar la primera bomba argentina sobre el Puente de una fragata inglesa, subrayaba: «Soy consciente de [genta] que marcó muchas buenas voluntades en la Escuela de Aviación Militar, instructores y alumnos. Estoy seguro de ello; nadie puede decir que no lo leyó o estudió».

 Roberto Vila, jefe de un escuadrilla de Pucará en Malvinas, contaba a Nicolás Kasanzew: «Era muy leído y respetado en la Escuela de Aviación Militar durante nuestra carrera, sus libros eran lectura normal, más allá de las inherentes al programa de estudio, porque nosotros vivíamos estudiando, y pasábamos más horas entre los libros de lo que cualquiera pueda imaginar».

 Más militante es el juicio del piloto Rubén Moro, «su conducta -no simplemente su pensamiento- lo hacían mentor del nacionalismo católico, una de las formas doctrinales que hubiesen evitado que nuestro país cayera en la decadencia y crisis espiritual actual». Otro compañero piloto Hernán Daguerre decía: «A Jordán Bruno Genta lo leíamos en nuestra época de cadetes. En particular, usábamos su libro `Guerra contrarrevolucionaria´, que era como la Biblia para los cadetes».

 Otro piloto, el «Poncho» Donadille, recordaba: «En mis épocas de cadete de la Escuela de Aviación Militar, era una total referencia de lectura de muchos de nosotros, por su filosofía nacionalista y cristiana. Cuando tenían oportunidad, compañeros míos concurrían a la casa de Genta en Buenos Aires (durante las licencias y generalmente aquellos que residían en la capital) para escuchar sus reflexiones».

 Jordçan Bruno Genta había nacido en Buenos Aires, el 2 de octubre de 1909. En 1933 inició su carrera docente en la Universidad Nacional del Litoral y en el Instituto del Profesorado de Paraná.Al mismo tiempo inició un notable proceso de conversión a la filosofía cristiana, primero, y a la fe católica, después. En 1946 fundó una cátedra privada de filosofía, en la que enseñó hasta su muerte, el 27 de octubre de 1974. Entre sus obras se destacan Problemas fundamentales de la Filosofía, Sociología Política, Curso de Psicología, El Filósofo y los Sofistas, La Idea y las ideologías, Libre Examen y Comunismo, Guerra Contrarrevolucionaria, Opción Política del Cristiano, además de numerosos artículos periodísticos, cursos y conferencias. Fue asesinado el domingo 27 de octubre de 1974, en la puerta de su casa, cuando salía para asistir a la misa dominical en una parroquia vecina. Un comando guerrillero marxista del denominado “ERP 22 de Agosto” se atribuyó la autoría del crimen. Jordán Bruno Genta cayó haciendo la señal de la cruz. “Caído por Dios y por la Patria, enseñó con la palabra, la vida y la sangre”, rezaba su esquela.

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 El gran pensador Católico, Mario Caponetto, decía de Genta: “fueron los mismos ingleses quienes reconocieron la influencia decisiva de la prédica de Genta en los pilotos de nuestra Fuerza Aérea que asombraron al mundo con sus hazañas … Genta tuvo el don de la fecundidad intelectual. Fue un maestro en el sentido más pleno del término, un educador en toda la extensión de la palabra. Ahora bien, la educación es como una segunda generación: el maestro verdadero es el que, en cierto modo, engendra en la sabiduría a sus discípulos. Además, como maestro supo imprimir un estilo amical a su enseñanza: los discípulos se hacían amigos y los amigos se hacían discípulos. Quienes tuvimos la gracia de asistir a sus clases somos testigos de esto que digo”.

 La impronta de Genta queda reflejada cuando, desde la propia dictadura militar argentina (1976-1985), se trató de “descristianizar a la Escuela Militar de Aviación prohibiendo las misas diarias, el rezo del rosario. Sin embargo, ello provocó una oposición radical en los cadetes influidos por Genta. Por ejemplo, José Daniel Vázquez, , quien luego moriría atacando al portaaviones Invencible, a pesar de tenerlo prohibido, seguía haciendo marchar a los cadetes entonando el «Cara al Sol». Otro cadete, que posteriormente caería en combate, encabezaba el rezo del rosario de los cadetes, en horarios de descanso. Nunca lo interrumpió sabiendo que cuando era descubierto le caían 10 días de arresto.  

 Sin esta fe y este patriotismo sería imposible explicar el arrojo de aquellos míticos aviadores que hicieron temblar al imperio británico.

Javier Barraycoa

 

 

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