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Las labores que realiza el Área de Medio Ambiente y Movilidad se prolongan desde los meses de verano hasta febrero en zonas verdes y parques de la ciudad
Se emplean cuatro tipos de actuaciones para el control de la procesionaria: trampas de feromonas, aplicación de productos fitosanitarios autorizados mediante endoterapia, retirada de los nidos y colocación de anillos perimetrales en los árboles que impiden su descenso
El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha visitado esta mañana el parque de El Paraíso, en el distrito de San Blas-Canillejas, para comprobar cómo finalizan las labores de control y reducción de la presencia de la oruga procesionaria en las zonas verdes de la ciudad. Estos trabajos se han prolongado desde los meses de verano hasta finales de febrero, momento en el que concluye la fase de metamorfosis del insecto y las orugas comienzan su descenso de los árboles, donde se encontraban sus nidos, para enterrarse en el suelo y depositar sus larvas.
Durante los meses de enero y febrero, los servicios municipales han retirado un total de 65.000 nidos, también llamados ‘bolsones’, en espacios verdes y parques de titularidad municipal, específicamente en lugares donde proliferan los pinos y cedros, con especial incidencia en zonas infantiles y estanciales y en entornos de centros escolares. Las labores están incluidas en el contrato integral de mantenimiento y conservación de zonas verdes.
Técnicas respetuosas con el medioambiente
El tratamiento de esta plaga se lleva a cabo mediante técnicas respetuosas con el medio ambiente y consta de cuatro fases. La primera de ellas se ejecuta durante los meses de verano y consiste en la colocación de trampas con feromonas que atraen y capturan a los ejemplares machos de la mariposa de la procesionaria. Así se evita la fertilización de la mariposa hembra e impide la puesta de huevos, que dan lugar con posterioridad a las temidas orugas. En la presente campaña se ha procedido a la colocación de 1.558 trampas de este tipo en las zonas verdes municipales.
Entre los meses de octubre a noviembre, se tratan los árboles con endoterapia, una técnica que introduce productos fitosanitarios autorizados en la savia de los árboles a través de pequeños orificios para que llegue a las hojas de las que se alimentan las orugas y mueran. De esta forma, se eliminan los riesgos para el entorno y la salud. Hasta la fecha ha sido aplicada en un total de 3.306 ejemplares. Este tratamiento se aplica generalmente en árboles que presentan dificultades para su accesibilidad, ya sea por su altura o por su ubicación dentro de patios interiores o zonas cerradas.
La retirada de los nidos de este insecto se lleva a cabo durante los meses de enero y febrero. Estos ‘bolsones’, que se encuentran en las copas de los árboles, en pinos y cedros, se retiran mediante tijeras de pértiga o plataformas de poda, siendo este tipo de actuación la que presenta una mayor efectividad en las tareas de eliminación del insecto.
En el mes de febrero y como fase final del tratamiento de esta plaga, se procede a la colocación de anillos perimetrales alrededor de los troncos de los árboles para impedir el descenso de las orugas al suelo e imposibilitar la formación de las procesiones de orugas por el suelo con el inherente riesgo que entraña para niños y animales. En la presente campaña se han colocado 1.874 anillos de estas características.
Destaca también la importancia de las acciones llevadas a cabo para impulsar la biodiversidad en la ciudad de Madrid, favoreciendo las poblaciones de pájaros insectívoros como son el herrerillo o el carbonero, que depredan las orugas de la procesionaria, convirtiéndose en un elemento más en la lucha contra esta plaga.
Recomendaciones a la población
El Ayuntamiento recuerda que hay que evitar la manipulación de las orugas e, incluso, acercarse a ellas. La curiosidad que produce el comportamiento de estas procesiones, especialmente entre los más pequeños y las mascotas, puede hacer que se aproximen a estos insectos y los toquen, lo que puede producir lesiones en ojos, piel y mucosas debido al carácter urticante de las orugas.
En el caso de menores, es importante que los niños conozcan su apariencia. Una manera de hacerlo es mostrándoles imágenes o fotografías de estos insectos y explicarles los riesgos que conlleva acercarse tanto a los bolsones como a los insectos una vez que se encuentran en el suelo.
Si un ciudadano ve orugas procesionarias, el Ayuntamiento recomienda no entrar en contacto con ellas y dirigirse a los servicios municipales a través del teléfono gratuito 010 para que se actúe en la zona afectada en caso de que sea de titularidad municipal. Si el parque es privado, contactará con sus responsables para que intervengan. Más información: https://bit.ly/3HhO2KG. /
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