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Yo lloro y lloro. La gente dirá que Nijinsky está siempre llorando, pero no, estoy vivo y por eso sufro, pero raras veces lloro, mi alma es la que llora, la gente me copiará, pero la imitación no es vida, es muerte, no quiero ser copiado, los que copian me recuerdan a los monos porque los monos imitan a los seres humanos, el mono imita pero no entiende, es un animal estúpido más no idiota, soy el espíritu de un hombre cuyo cuerpo es Vasla Nijinsky, soy el salvador, soy Nijinsky no Cristo, yo amo a Cristo porque él fue tan idiota como yo, aunque no danzaba”.

Estas palabras fueron escritas por Nijinsky cuando su enfermedad mental, la esquizofrenia, ya había hecho mella en su personalidad y vivía retirado en Suiza. El Diario, que años después publicara su mujer, es escalofriante. Es una de las obras más impresionantes y estremecedores que uno pueda leer.

No me gusta dios cuando es malo, yo soy dios, Nijinsky es dios, los doctores no entienden mi enfermedad, mi cuerpo no está enfermo, mi alma lo está, sufro, sufro, soy sólo un hombre, no soy dios, yo sé que los socialistas me entenderían mejor, pero yo no soy socialista, yo soy parte de dios, soy del partido de dios, no quiero guerras ni fronteras, el libro existe y tiene un hogar en todos lados, yo vivo en todos lados, no quiero tener ninguna propiedad, no quiero ser rico, no soy un animal sediento de sangre, soy un hombre, dios está en mí, yo estoy en dios, lo deseo, lo busco, quiero que estos manuscritos sean publicados para que así todos puedan leerlos, soy un buscador, por eso siento a dios, dios me busca y así nosotros nos encontraremos”. 

Vaslav Nijinsky nació en Varsovia el 28 de diciembre de 1890. Sus padres también eran bailarines. Entró en la Escuela Imperial donde destacó por sus formidables dotes. En lo que a la danza se refiere empezó a destacar y triunfar desde el principio, mucho antes de lo que se podía esperar de una persona normal. Antes de graduarse ya le ofrecieron varios solos en el Teatro Mariinski. Licenciado en 1908, pronto le dieron un papel principal. Debutó con “El pabellón de Armida”, junto a la prima ballerina Kschessinskaya. Sobre este evento escribió Alexander Benois:

Cuando Vaslav apareció en el escenario, el efecto superó todo lo que podíamos haber esperado. Desde que Nijinsky saltó entre bastidores, apenas tocaron sus pies al suelo. Nos sentimos en presencia de un genio. Los artistas, los bailarines y el público se sentían arrebatados de entusiasmo”.

Por aquellas fechas conoció a Sergei de Diaghilev, el cual se convirtió en una de las personas más importantes de su vida. Una amistad ligada con la homosexualidad de Diaghilev. Sin embargo, Nijinsky escribe en su Diario:

Lvov me presentó por teléfono a Diaghilev, quien me hizo ir al Hotel Europa donde el vivía. Lo detestaba por su voz demasiado segura, pero fui a probar suerte. Allí encontré la suerte, porque lo amé enseguida. Temblaba como una hoja. Lo detestaba, pero fingía, porque sabía que mi madre y yo moriríamos de hambre.

Comprendí a Diaghilev desde el primer minuto, es por esto que fingí estar de acuerdo con todas sus ideas. Comprendí que era necesario vivir, es por esta razón que el sacrificio a realizar me daba igual. 

Era joven, es por eso que cometía errores. Mis errores, siempre quise corregirlos, pero habiendo notado que nadie me querría, fingía ser malo. No amaba a Diaghilev, pero vivía con él.

Detesté a Diaghilev desde los primeros días de nuestro encuentro, porque conocía el poder de Diaghilev, pues abusaba de su poder. Yo era pobre. Ganaba 75 rublos por mes. 75 rublos por mes no eran suficientes para nutrirnos, mi madre y yo.

Hoy, comí carne, y he sido invadido de un deseo por una mujer de la calle. No amaba a esta mujer, pero la lujuria me incitaba hacia ella. Quería hacerle el amor, pero Dios me contuvo. Tengo miedo de la lujuria, pues conozco su sentido. La lujuria es la muerte de la vida”.

 

La homosexualidad de Nijinsky no era nueva. Con anterioridad había tenido tendencias a este respecto. Los prejuicios represivos que condenaban la masturbación, pues se creía que hacía daño a la salud, la homosexualidad considerada como un pecado, incluso un crimen y la creencia frecuente en los bailarines según la cual el onanismo podía debilitar al organismo contribuyeron en Nijinsky la idea que la sexualidad era algo horrible y contradictoria lo cual incrementó su confusión patológica:

Yo lloraba. Yo sufría. Yo no sabía qué hacer. Iba con el doctor, pero el no hacía nada. Me dijo comprar una jeringa y unos medicamentos. Me dijo inyectar el medicamento en mi miembro. Yo lo inyectaba. Yo hundía la enfermedad más profundamente. Yo noté que mis testículos se hinchaban”.

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Diaghilev y Nijinsky tuvieron la idea de llevar el Ballet Ruso por Europa. A partir de ese momento su triunfo fue absoluto. En 1911, por consejo de Diaghilev, Nijinsky presentó su dimisión en el Teatro Mariinski. Las repercusiones de esta renuncia fue la prohibición de actuar en Rusia. Esta decisión afectó bastante a Nijinsky, pero Diaghilev consiguió confortarlo y convencerlo que todo aquello no tenía importancia, que a él nunca le faltaría trabajo. A partir de ese momento empieza la carrera internacional de los Ballets Russes con Nijinsky-Diaghilev a la cabeza 

En 1912 realiza su primera coreografía, “L’après-midi d’un faune”, con música de Debussy. Años después Freddy Mercury se vestiría de fauno en un videoclip -I want to break free- homenajeando a Nijinsky. Durante esos años las cosas marcharon a la perfección con Diaghilev pero, un día, mientras una parte de la compañía estaba realizando una gira por América del Sur, Nijinsky recibió el siguiente telegrama:

El Ballet Ruso no necesita más de sus servicios, inútil regresar. Sergei Diaghilev”.

 

 

¿Qué había ocurrido?

Lo peor, Nijinsky se había enamorado de una joven llamada Rómola de Pulszky, condesa de Pulszky-Lubocy-Cselfalva, y había decidido casarse. Diaghilev tuvo un ataque de celos y echó a Nijinsky de la compañía. La noticia sorprendió a Diaghilev. Fue tal su asombro que creyó enloquecer. Stravinski, que se encontraba a su lado, lo describió así:

Creí que se volvía loco y nos suplicaba a mí y a mí mujer que no lo dejáramos solo”.

Poco después, según nos cuenta Bakst, se podía oír a Diaghilev decir lo siguiente: 

Tan alta como resulte hoy la posición de Nijinsky, en la misma profundidad he de hundirlo”.

Nunca más volvió a bailar con los Ballets Russes y, poco a poco, su talento y su arte se fueron eclipsando hasta que, en 1919 se le diagnosticó esquizofrenia, siendo encerrado en un centro psiquiátrico. Con respecto a Nijinsky escribió Valentina Kashuba, miembro de la troupe:

Era una persona entrañable. A mí compañera Vera Nimchinova y a mí nos tenía mucho aprecio, y pasaba mucho ratos con nostras. Como artista era extraordinario. Recuerdo que nos decía: “Un verdadero artista de la danza tiene que conseguir que todo el cuerpo baile, incluso la nariz”. Después de Nijinsky, ni Nureyev ni nadie. Ninguno me ha causado la impresión que me causaron él y Anna Pavlova. Era artista desde antes incluso de empezar a bailar. En Petrushka se maquillaba con tanta maestría que muchos no podían reconocerle. Y después era maravilloso. Recuerdo como una película que estuviera viendo ahora cada gesto, cada movimiento, y no ha habido ningún bailarín con su genio. En la escena final de Petrushka, todos los que estábamos en escena nos sobrecogíamos cada vez que interpretaba la muerte de su personaje”.

Nijinsky tuvo una carrera meteórica que duró en total diez años justos y terminó bruscamente cuando le fue diagnosticada la esquizofrenia. Los cinco años que bailó en su Rusia natal y los cinco que actuó en Europa le bastaron para situarlo entre los inmortales del Ballet. Años después Diaghilev visitó a su antiguo amigo y amante en París. Según nos cuenta Rómola Nijinsky:

– Pero hombre, Vatza, eres un holgazán. Ven, ven, te necesito; es necesario que bailes para mí en el Ballet Ruso.

Nijinsky sacudió la cabeza:

– No puedo porque estoy loco.

Diaghilev le volvió la espalda y se echó a llorar…

– Es culpa mía, ¿qué debo hacer?

Nijinsky fue único e irrepetible. Puede ser que Diaghilev lo hundiera, como había predicho años antes, pero no fue así. Nadie tuvo la culpa de su locura. Sus genes lo llevaron a ella. Buena prueba de ellos son estos extractos de su Diario. Gracias a ellos conocemos la psiquis de este genio de la danza:

Yo sé que todo el mundo dirá: » Nijinsky se ha vuelto loco «, pero me da igual, porque yo ya he interpretado al loco en la casa. Todo el mundo lo pensará, pero no me meterán en una casa de locos, porque yo bailo muy bien y doy dinero a todos aquellos que me piden. La gente ama a los excéntricos, es por eso que me dejaran tranquilo, diciendo que soy un payaso loco. Amo a los locos, porque sé hablarles. Cuando mi hermano estaba en su casa de locos, yo lo quería, y el me sentía. Sus amigos me querían. En la época, tenía dieciocho años. Yo entendía la vida de los locos. Yo conozco la psicología de un loco. Yo no contradigo los locos, es por esto que los locos me quieren. Mi hermano murió en un asilo de locos.

Yo era un niño, y mi padre quiso enseñarme a nadar. Me aventó al agua, allí donde nos bañábamos. Yo caí y me hundí hasta al fondo. Yo no sabía nadar, pero sentí que me faltaba el aire, entonces yo cerré la boca. Yo tenía poco aire, pero yo lo conservaba pensando que si Dios lo quería, yo sería salvado… De repente, yo sentí una fuerza física y yo brinqué. Cuando yo brinqué, yo percibí una cuerda. Yo me aferré a la cuerda y yo estaba salvado. Yo digo lo que me sucedió. Usted puede preguntarle a mi madre, si ella no ha olvidado esta historia que sucedió en un baño para hombres en el Neva, en Petersburgo… Tan sólo era un niño de seis ó siete años y yo no he olvidado esta historia, es por eso que buscó darle una buena impresión a mi pequeña hija, porque yo sé que un niño no olvida lo que le ha sucedido. El Doctor Franquee me ha dicho que no debiera hacerle algo malo a Ira, porque un niño no olvida las cosas que hicieron su padre y su madre. Me contó que una vez su padre se había enfurecido contra él y hasta ahora no había podido olvidar esta furia. El Doctor Franquee hizo una mueca, y yo sentí la ofensa hecha por su padre… Yo comprendí que el niño había perdido el amor de su padre y el padre había perdido el amor de Dios.

Yo soy un hombre malo. Yo no amo a nadie. Yo deseo daño a todo el mundo y bien para mí-mismo. Yo soy egoísta. Yo no soy Dios. Yo soy una bestia feroz. Yo me masturbaré y haré espiritismo. Yo devoraré todos aquellos que caigan bajo mi mano. Yo no me pararé frente a nada. Yo amaré la madre de mi mujer y mi hija. Yo lloraré, pero yo haré todo lo que Dios me ordené. Yo sé que todo el mundo tendrá miedo de mi y que me encerraran en una casa de locos, pero no me importa. Yo no tengo miedo a nada. Yo deseo la muerte. Yo me dispararía una bala en la cabeza si Dios desea todo esto para el mejoramiento de la vida, es por eso que yo soy su instrumento.

 

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Toda la gente posee el sentimiento. Yo quiero escribir este libro, porque yo quiero explicar lo que es el sentimiento, pero yo sé que esto no es verdad, porque este aviso proviene de las órdenes de Dios. Yo soy un hombre que, como Cristo, ejecuta las órdenes de Dios.  

Yo quiero firmar Nijinsky para la publicidad pero mi nombre es Dios. Yo amo Nijinsky, no como Narciso, pero como Dios. Yo lo amo porque el me dio la vida. Yo no quiero hacer cumplidos. Yo lo amo. Yo conozco sus costumbres. El me ama, porque el conoce mis costumbres. Yo no tengo costumbres. Nijinsky es un hombre con culpas. Es necesario escuchar Nijinsky, porque el habla por la boca de Dios.

Dios me dijo: ‘Regresa a tu casa y dile a tu mujer que estás loco’. Yo comprendí que Dios deseaba mí bien, es por eso que yo fui a la casa con la intención de anunciarle esta noticia.

El (Dios) me dijo de acostarme en la nieve. Me acosté. Me ordenó de quedarme acostado por mucho tiempo. Así permanecí hasta que sentí el frío en mi mano. Mi mano comenzó a helar. Retire mi mano diciendo que no era Dios, me dolía la mano. Dios estaba contento, y me ordenó de regresar, me ordeno de acostarme de nuevo en la nieve, cerca de un árbol”.

Sus últimos años los pasó en Londres en una situación emocional deteriorada. Durante sus años de gloria llegó a afirmar:

Conozco al público muy bien porque lo he estudiado; saben muy poco y eso me asegura el éxito”.

Vaslav Nijinsky dejó este mundo mortal un 8 de abril de 1950 en Londres. Tenía 59 años de edad y más de la mitad de su vida había convivido con la esquizofrenia. Está enterrado en el cementerio de Montmartre, en París.

Autor

César Alcalá
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