14/06/2025 19:56

Este gobierno bien puede ser bautizado como “el gobierno de las manos quemadas” Su presidente Sánchez las tiene chamuscadas y todos sus ministros también. Han puesto tantas veces las manos en el fuego por sus compañeros de gobierno, cuando estos han hecho y hacen uso fraudulento de sus cargos políticos que, en el logotipo PSOE del puño y la rosa, el puño está más quemado que el palo de un churrero y la rosa empieza a marchitarse.

El único pecado que Dios no perdona es la Hipocresía, porque el arrepentimiento del hipócrita es, en sí mismo, hipocresía”

La comparecencia de Sánchez tras el informe de la UCO y 44 días “missing” es una escenificación más para hacer creer a la ciudadanía que él; ínclito, inefable, sublime, impoluto, inmaculado presidente, permanecía colgado de un guindo mientras sus más allegados campaban a sus anchas por los campos de la corrupción dineraria y, como putas por rastrojo, concedían favores de todo tipo a cambio de comisiones millonarias, de putiferios, de nepotismo para obtener mordidas millonarias parte de las cuales iban “pa dentro” de la caja de Ferraz.

Compungido, lloroso, gimiendo más que hablando, se ha presentado ante los medios como víctima de una trama ajena totalmente a él y ha pedido perdón, sabiendo como sabe que un presidente, con la gallardía y la integridad que debe adornarle como político y como hombre, no pide perdón ni lloriquea como el niño al que han sorprendido hurgando en el monedero de su madre. Pero Pedro Sánchez, al igual que los fariseos, se ha convertido en el paradigma de la hipocresía trufada de cobardía y de una carencia de escrúpulos sin mesura que le permite, sin pestañear, usar a las personas como pañuelo de papel para su beneficio, es decir usarlo para limpiarse sus fluidos e inmediatamente tirarlo a la alcantarilla. El último pañuelo ha sido Santos Cerdán por quien, minutos antes de la aparición del informe de la UCO, se quemaba su mano defendiendo su inocencia.

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Las miserias de Sánchez han quedado, una vez más, retratadas, las miserias de sus ministros también, las miserias de sus socios independentistas también, las de la oposición “blandiblú” también y las de la ciudadanía también. Estoy seguro de que habrá millones de ciudadanos que, a pesar de toda la suciedad mostrada en ese informe y acumulada durante años, habrán quedado prendados por el “pido perdón” del hipócrita Sánchez mientras nos ofrecía una antología de pucheros de niño. Y esto es así porque, como dijo Carlo María Cipolla en su ensayo Allegro ma non troppo “Una sociedad estúpida causa más daño que una sociedad malvada”.

MAROGA

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