29/04/2025 14:17

La Historia de España está salpicada por la sangre de varios magnicidios consumados a lo largo del convulso siglo XIX y del XX.

El primero de ellos fue dirigido contra el general Juan Prim y Prat, héroe de la batalla de Castillejos en la primera guerra de África. El entonces presidente del Consejo de ministros fue víctima de una emboscada en la calle del Turco cuando se trasladaba desde las Cortes al palacio de Buenavista siendo su carruaje tiroteado y muriendo el general reusense a los pocos días en diciembre de 1874.

Antonio Cánovas del Castillo, malagueño de nacimiento cayó también en un atentado terrorista siendo igualmente presidente del Consejo de ministros mientras veraneaba en el balneario de Santa Águeda allá por el año 1897.

El tercer presidente del Gobierno que fue abatido por las armas de otro terrorista fue el ferrolano José Canalejas asesinado de un tiro en la nuca mientras contemplaba el escaparate de la célebre librería San Martín en la puerta del Sol madrileña el 12 de noviembre de 1912.

Eduardo Dato Iradier, coruñés de nacimiento, fue acribillado a balazos mientras transitaba con su coche oficial por las inmediaciones de la puerta de Alcalá. Este magnicidio fue perpetrado el 8 de marzo de 1921.

Luis Carrero Blanco, santoñés de nacimiento, almirante de la Armada y entonces presidente del Gobierno con Francisco Franco fue asesinado en la calle Claudio Coello de Madrid mediante la activación de una bomba al paso de su vehículo oficial. Fue un fatídico 20 de diciembre de 1973. El atentado se lo atribuyó la banda terrorista ETA hoy presente en las Instituciones españolas.

A los cuatro primeros presidentes del Gobierno asesinados, Prim, Cánovas, Canalejas y Dato, que yo sepa, en sus lugares de nacimiento no se les han retirado ni honores, ni distinciones, ni monumentos en su honor. Es más, en Reus se alza una imponente estatua ecuestre de uno de sus hijos predilectos y los nombres de Canalejas, Cánovas y Dato figuran en el callejero de muchas ciudades españolas.

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Luis Carrero Blanco, la lealtad hecha persona, sirvió durante décadas con ejemplaridad, integridad profesional, máxima austeridad e inigualable honradez a las órdenes de Francisco Franco y por tanto a los españoles de su época. Estas virtudes mencionadas son del todo desconocidas por los gobernantes actuales.

Sé de la vida del almirante Carrero pues he leído varios libros sobre su persona y más detalles personales que me ha transmitido uno de sus nietos con el que he tenido el orgullo de compartir destino. El nieto al que me refiero, que lleva el mismo nombre que su abuelo, es digno heredero de él pues atesora sus mismas virtudes.

En estos últimos días un medio de comunicación santanderino ha publicado una noticia con el siguiente titular:” Santander deja de tener calles franquistas y retira los títulos y distinciones a Franco y Carrero Blanco”.

Esta miserable noticia no nos sorprende a muchos españoles dado el gobierno canallesco que nos controla. Obviamente, se ampara en la cainita y rencorosa ley de la Memoria Democrática y en las exigencias de la Fiscalía creada ad hoc.

Lo verdaderamente inadmisible de este asunto es que en la votación de retirar distinciones y títulos a Luis Carreo Blanco, nacido en 1904 en Santoña, el Partido Popular con su alcaldesa al frente, Gema Igual Ortiz se haya sumado a la iniciativa del PSOE, su partido amigo, al PRC y al grupo mixto-IU. Solamente VOX se ha opuesto a esta ignominiosa iniciativa que va en contra de un santoñés ejemplar.

El Partido Popular, en sus inicios Alianza Popular, fue fundado por unos cuantos ministros de Franco que obviamente compartieron consejos de ministros con el almirante Carrero. Fraga Iribarne, Martínez Esteruelas, Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, López Rodó y Fernández de la Mora son los antecesores de la señora Igual Ortiz. Pero ya se sabe, “Roma no paga a traidores”.

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Esta traición no es la única perpetrada por políticos municipales del Partido Popular pues hay que recordar que, en diciembre de 2010 con sus votos a favor, Santiago Carrillo Solares fue nombrado hijo predilecto de Gijón. Recientemente, en la Comunidad de Madrid, su presidenta quizá la menos acomplejada del partido de Génova, se ha puesto de perfil en la protección del Valle de los Caídos ante la profanación de la Basílica y los restos allí depositados por parte de este vil Gobierno.

No hay duda que la memoria de los más leales servidores públicos de una época reciente en España sólo la defienden con denuedo sus familiares como así han hecho los familiares del general y ministro Gómez- Jordana o en su día hizo una de las hijas del bravo general y ministro del Aire, el soriano Juan Yagüe.

Actualmente sabemos lo que podemos esperar de los socialistas y de los populares.

Antaño la Historia de España fue salpicada por la sangre generosa de políticos, válidos, capaces y honrados y hogaño, en algunos casos, por la vileza, traición y cobardía de gente mediocre y sin ideales.

Estos son los actuales padres de la Patria.

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