
Parece como si todo lo que sucede en Washington estuviera buscando poner fin a la Guerra Fría, poner fin a la confrontación militar, porque en EE.UU. no quieren tener un déficit presupuestario.
La Administración Trump busca reducir el déficit para ahorrar en intereses, renovar la deuda federal y reducir el gasto militar que, en realidad, no es útil para los EE.UU. Pero están yendo a toda velocidad. Y cuando Musk dice que vamos a recortar el déficit de manera generalizada, lo que quiere decir es que vamos a recortar el dividendo de la paz y el fin de la Guerra Fría.
En Europa, por el contrario, se busca incrementar los presupuestos nacionales y el déficit, desorbitando la deuda pública. No quieren entender que la Guerra Fría ya ha terminado aunque su espectro, la OTAN, perpetúa su imagen y su realidad militar: es el deseo de una Europa procrastinada.
Estamos ante un cambio radical en toda la narrativa sobre la Guerra Fría, la Guerra de Ucrania, la función de la OTAN y el protagonismo de Rusia en el esquema mundial. Para el panorama estratégico para EE.UU. Rusia ya no es un enemigo (¿alguna vez lo fue realmente desde la caída del muro de Berlín?).
Ahora se busca en Rusia a un colaborador dotado de inmensos recursos naturales, como aliado coyuntural contra China. La pretensión no puede ser más sencilla: sustituir las relaciones bélicas por las comerciales y así diluir, debilitar el universo de los BRICs y la tendencia a que esa colaboración comercial, financiera, tecnológica entre ellos acabe por configurar una nueva arquitectura de poder mundial.
En todo este esquema Europa está totalmente excluida y, una vez descolgada de la nueva política militar de la administración Trump, ya no sabe qué hacer ni qué decir. Impasse irredimible. Solo le queda persistir en el mismo itinerario y en el mismo relato que la llevó a su gloria pretérita: la soberbia delirante de ser los ‘libertadores políticos del mundo’ y del ‘libre comercio’. En realidad la ilustración siempre ha sido la excusa para su imposición material: la política convertida en guerra para forjar su fuente de riqueza.
Para Trump fueron la OTAN y Ucrania quienes atacaron a Rusia. Rusia respondió a eso. Ucrania tuvo una oportunidad de paz (la reunión de Estambul a finales de marzo de 2022) y no la quiso. Por eso no la quieren en la mesa. Ha tenido tres años para negociar la paz. Estaba sobre la mesa, todo firmado. Y luego Boris Johnson vino de Inglaterra y dijo: no, no, no a la lucha. Hubo un acuerdo europeo para seguir con la guerra del otro que se instrumentó como expresión de la aspiración que sostiene el neo belicismo de las élites europeas.
Trump sostiene que eso fue lo que sucedió en realidad. La ficción de la invasión, que tan interesadamente se construyó como narrativa por los burócratas europeos y los demócratas norteamericanos, resulta insostenible. Y la reacción de la administración republicana es clara: no se va a pagar a Europa por una ficción en que la parece estar dispuesta a sacrificar parte de su población y de sus medios materiales.
Esa sería la imagen que proporciona el discurso de Macron que sostuvo frío y hierático en la pantalla de TV francesa, al anunciar: la militarización de toda la Europa integrada en la Unión. La razón: que Europa puede morir. Como si la Europa autoritaria de los plutócratas de Bruselas no fuera un cadáver desde hace décadas conservado en el formol de ideologías anacrónicas.
Así tenemos un panorama, como mínimo, curioso: EE.UU no tiene necesidad de Europa. Pero, al mismo tiempo, no hay nada que Europa pueda ofrecerle a Rusia. Todo es una ficción. Y la ficción la inventan los fabricantes de armas militares. ¿Qué está pasando?
Para Trump el problema geopolítico central no es otra cosa que China. Presionar a Rusia, a través de una guerra temeraria en Ucrania, no es sensato y tiene la virtud y el efecto de incrementar la solidez de los BRICs (de la que China forma parte) y acelerar la construcción de un mundo alternativo con una moneda de pago internacional diferente al dólar, con un discurso existencial dominante en occidente, una forma de producción y comercio diferente… Ese proyecto no lo controla actualmente EE.UU. Es el enfrentamiento entre el discurso financiero y comercial contra el discurso militar. Y Trump ha optado por la razón comercial.
Para las élites europeas el negocio está en la perpetuidad de una guerra sin fin ya no la guerra fría o caliente sino una guerra pantagruélica de la que emerjan los nuevos negocios para unas cuantas oligarquías. Es el mismo modelo del covid: el negocio de unas cuantas farmacéuticas en perjuicio de todo lo demás. Y quienes pagaron fueron los Estados (es decir, las poblaciones pagaron una falsa cura de una falsa enfermedad).
Con el falso covid se inventó el discurso de un virus de ficción para formular un negocio inmenso de orden farmacéutico (que por corrupción se filtró, beneficiando, a las oligarquías políticas). Aquí, con esta guerra pantagruélica, pari passu, se inventa una supuesta “amenaza rusa” que no difiere mucho de la rusofobia que le ha servido de fundamento secular.
La pretensión última no es más que dimensionar un nuevo negocio fabuloso sobre la guerra difusa basándose en un paralogismo: que Rusia quiere expandirse hacia el oeste (cuando es justa y exactamente lo contrario: la que no ha cesado de expandirse hacia el este ha sido la OTAN desde 1990). Para que este militarismo grotesco prospere no es requisito sine qua non que se produzca la realidad de una guerra material (con la que tenemos en Ucrania sería suficiente para dar credibilidad a la ficción). No es el fin que se pretende. Lo que se busca es erigir un relato central bélico que articulen todos lo demás elementos desde la investigación tecnológica, las inversiones, los comportamientos, la producción y el comercio, etcétera.
La cuestión, en lo que nos pudiera interesar, sería: ¿ qué pasa con la población europea? Es irrelevante en la presente cuestión. Su destino será ser exterminada y sustituida. Cierto: nunca ha estado en el centro de las nuevas pretensiones de la narrativa bélica. Es una variable más de la ecuación del nuevo relato militar como cuando fue ‘la enferma imaginaria’ con el anterior relato con el covid. No vamos a entrar en el análisis de esta situación.
Toda la narrativa ficticia de la administración Biden y la administración demócrata, la administración Obama antes de ella, que inició todo este giro de la Guerra Fría hacia la lucha contra Rusia, se está desmoronando ahora. Pero en Europa la secuela de esta narrativa ha calado tan profundamente en las oligarquías políticas que, continúa y persiste, busca y anhela el dividendo de la guerra.
Veremos cómo se enreda en los próximos meses.
Y mientras tanto los estultos defensores europeos de una Ucrania de dirigentes corruptos y una población decrépita, sí, veremos cómo se nos convierten de bobos bondadosos y execrables píos pacifistas en fanáticos belicistas de guano.
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El autor describe una situación real aunque con explicaciones sutiles, cuando la realidad, bajo mi punto de vista, es aún más dura, sobretodo para los europeos, que acabarán siendo exterminados, por unos o por otros, pero parece ser que somos los más estupidos de este planeta.
Es verdad que Europa es un cadaver desde hace décadas, aunque yo le diría “zombi dirigido”.
A China le teme Trump, pero como todo el mundo está pudiendo ver están superando a todos los países. Y Trump sabe que China les adelanta porque supieron copiar pero aprendieron a perfeccionar las copias y mejorarlas.
Y de la guerra de Rusia y Ucrania mejor ni comentarla porque solo ha servido para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
La ruta “Trumpista “ es de tres patas: Comercio = aranceles, alianzas = interés nacional no interés común, defensa = disuasión a través de la fuerza.
Veremos qué “ eslogan” se escogerá para el 2 mandato, en el primero EEUU first.
Otros siguen anclados:
China, juntos a por el futuro.
Rusia, soberanía democrática ( claro está, no como la concebimos desde occidente)
Europa, diversidad – así nos va -.
Quiero pensar que la política americana no se basa en la improvisación, pero incertidumbre sí provoca ..en todos
Así es, vivimos en la época de una Europa decadente, mientras otros juegan para conseguir la hegemonía del mundo…..mientras un pequeño monstruo se va haciendo cada vez más grande.