21/11/2024 11:45

«Hay quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios para rechazar a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave», dijo el Papa durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro. Además, pidió ampliar las rutas de acceso para los “migrantes”, una «gobernanza global de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad» y alabó a los que impulsan tales “migraciones”.

Pues bien, no cabe duda. Según lo dicho, quien está en pecado grave, en pecado mortal, es el Papa.

Porque con sus palabras: anima a los traficantes de personas, delincuentes sin escrúpulos, a seguir e incluso intensificar su repugnante negocio; lava la imagen de esos traficantes ante los ingenuos, ignorantes e incautos; aboca a los inmigrantes (lo de “migrantes” es una falacia) a aventuras de alto riesgo que pueden terminar con su muerte tras notables sufrimientos; les pone en manos de facinerosos que hacen con ellos, especialmente los más débiles, indefensos y vulnerables, o sea, mujeres y niños, lo que mejor no contar; sabotea la capacidad de sus países de origen para consolidarse y prosperar al privarles de buena parte de su población útil; respalda el negocio, que eso es en realdad, de las ONG,s pues son pieza esencial de ese mismo tráfico por mucho que intenten disimularlo con una apariencia de humanitarismo; justifica en su sempiterna indolencia a sus miembros; respalda la corrupción de los gobiernos y las instituciones de ellos dependientes de los países que promueven e impulsan dicho tráfico; apoya la agresión de esos mismos gobierno contra nosotros utilizando la inmigración masiva como forma de desestabilizarnos, debilitarnos y manipularnos socialmente e incluso mediante la infiltración de “quintas columnas” dirigidas por sus servicios de inteligencia; promueve la pérdida de nuestra identidad secular incluida la espiritual sobre todo y muy especialmente la católica; aboca a una gran mayoría de inmigrantes a la delincuencia; potencia nuestra inseguridad, fomentando la aparición de mafias, bandas y delitos gravísimos nunca conocidos en nuestra patria; vulnera y desautoriza nuestro sistema jurídico y estado de Derecho; nos priva de nuestro derecho y obligación a defender nuestra fronteras; dinamita el futuro de nuestros descendientes; genera discriminación al concederse a los inmigrantes beneficios, además gratuitos, inalcanzables para los nacionales; se injiere en nuestros asuntos internos; introduce un factor letal de tergiversación de nuestras elecciones generales, autonómicas y municipales; lesiona nuestras estructuras productivas, económicas y financieras; promociona la explotación laboral; desmoraliza a nuestras fuerzas de orden público; avala el globalismo que nos imponen élites oscuras muchos de cuyos componentes forman parte de sectas condenadas de forma reiterada por la Iglesia; justifica los objetivos declarados del globalismo que persigue el dominio del mundo mediante el mestizaje masivo, la desaparición de nuestra raza, la imposición de un pensamiento único, y la promoción de ideologías, prácticas y costumbres antinatura y degeneradas; mina nuestra innata libertad; reduce a los seres humanos a la mera condición de parias, de materia sin alma, si trascendencia; contradice directa y gravemente la doctrina secular y tradicional, social y moral, de la Iglesia; y, finalmente, pero no por ello menos grave, confunde a la grey que en su actual estado de ignorancia y relativismo doctrinal considera cualquier palabra de un Papa como dogma, olvidando, lo que él también calla al abordar asunto que no es de su estricta incumbencia, que sólo y únicamente cuando el Papa habla excátedra, y así lo advierte públicamente, su palabra va a Misa, por lo que en todo lo demás, especialmente en este tipo de asuntos no específicamente espirituales, por estar sujeto a error, se puede disentir de él..

Y está en pecado grave, en pecado mortal, porque por ser quien es, no se le puede conceder ni el beneficio de la duda, ni la presunción de inocencia, ni la mínima ignorancia o error que le eximiría de la culpa, sino todo lo contrario, pues no tenemos más remedio que concluir, a la luz de las pruebas, que lo que ha dicho ha sido con conocimiento de causa, mala intención y plenamente consciente del mal infiere en su prójimo que somos todos nosotros.

Que Dios Nuestro Señor en su infinita misericordia se apiade de él mientras le mantiene con vida, y le induzca al arrepentimiento y petición de perdón público, condición sine qua non para lograr ese perdón pues su pecado ha sido público y está provocando escándalo, y ello antes de que acabe su paso por este mundo, pues una vez fallecido se sentará, como todos nosotros y por muy Papa que haya sido, en el banquillo de los acusados compareciendo ante el tribunal en el que Dios Nuestro Señor es juez único, justo, pero inflexible, que dicta sentencias inapelables.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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Hakenkreuz

Lo que nos enseñó el Señor según Mt 25, 31-46 es aquello de «fui forastero y me acogisteis» o «fui forastero y no me acogisteis». Por eso, acoger al forastero es una obra de misericordia corporal ineludible para todo católico, por ejemplo en el Camino de Santiago, España es la más fiel a Cristo en esto. Lo de Mt 25 referente al Juicio Final a las naciones (que no el particular de cada alma), lo enseña el mismo Dios encarnado, Jesucristo Nuestro Señor. Que luego lo quieran manipular a su conveniencia política todos sus enemigos y engañados, probablemente el papa Francisco que cree que la política, progresista o conservadora, es buena, que es caridad, es otra cosa bien diferente, pues también estamos advertidos por Jesucristo Nuestro Señor que el demonio es incluso capaz de engañar a los mismísimos elegidos. Por todo ello, el papa, como hombre o criatura que es, es susceptible, como los cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos, misioneros y fieles como nosotros, de ser engañados por satanás. De ahí el peligro de la POLÍTICA y el hecho indiscutible que la Palabra de Dios contenida en el NT, en las Sagradas Escrituras NO son política, pues Jesucristo Nuestro Señor es la antítesis de quienes le crucificaron, los políticos de su tiempo. Por otra parte, más que Francisco, que en el Vaticano no ha admitido a miles de «migrantes» permanentes ni ha solicitado que lleguen allí, pues hay que predicar con el ejemplo, más que Francisco, repito, el efecto llamada debe más que a nadie, los empresarios que contratan a algunos de esos inmigrantes, pues si alguno de ellos viola, la violación es tan grave si el inmigrante es «legal» que si es «ilegal». La inmigración a conveniencia de los empresarios es la hipocresía judía farisea más palpable de la presente crisis inmigratoria, especialmente en España, donde la mitad de jóvenes no tiene siquiera la oportunidad de tener un trabajo decente y que bate records de desempleo involuntario a pesar de la falsificación evidente de sus cifras por el INE y ahora por el BdE bajo dominio tiránico bolchevique socialista.
Pero lo que Dios no autorizó en modo alguno fue una INVASIÓN, que es lo que está teniendo lugar (no autorizó codiciar el bien ajeno, en este caso el de España, que es el que vienen buscando los inmigrantes, es decir, quitarle el pan a los hijos por conveniencia política o económica de empresarios negreros esclavistas, para dárselo a los que lo codician de fuera, codiciando de paso sus mujeres, sus propiedades y todo lo mucho o poco que tengan, vulneración al Noveno mandamiento de Dios, lo reconozca el papa político, que no santo como debería ser, no no lo reconozca. La Verdad es la que es, independientemente de quien la defienda. Véase a Santa Brígida de Suecia, que pone puño y letra a una carta referida a un papa político de su época, la de los políticos de Aviñón, al servicio de la monarquía francesa, no de Dios).

Entre los inmigrantes vienen violadores, terroristas islamistas, proxenetas, narcotraficantes, criminales con sed de venganza inoculados por odio rojo «imperialista» que no han vivido siquiera en sus países ni de lejos, ladrones, desconsiderados con todo blanco y todo tipo de maleantes, pero seguro que vienen también muchísimos, la inmensa mayoría, que lo que quieren es vivir del modo a como llevan viviendo sus padres y ellos desde que sus países africanos obtuvieron la tan ansiada y «liberadora del imperialismo» independencia allá por los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, en la creencia de que independientes serían mucho más prósperos que bajo dominio inglés, francés, belga, holandés o portugués (no incluyo a Guinea Ecuatorial, la nación que es en la actualidad la más rica de todo el continente y con mayores visos de prosperidad gracias a su pasado católico español, ajena a todo dominio similar a los antes citados). Esos inmigrantes y sus padres han acostumbrado a un estilo de vida que les ha brindado el mega corrupto socialismo occidental de las ayudas multimillonarias al «desarrollo». Y vaya si han logrado un «desarrollo». Un «desarrollo» del vivir de la subvención a cuenta de millones de europeos y norteamericanos esclavizados contribuyentes saqueados miserablemente con impuestos y recurrentemente empobrecidos para hacer que África viva de no trabajar como Dios manda desde el Génesis (exclúyase de este grupo a los africanos católicos, ejemplares en todos los sentidos. Solo las misiones españolas católicas han tratado de romper esa dependencia diabólica en varios países africanos a pesar de todas las trabas inimaginables que se le han puesto y la persecución que han tenido que padecer y padecen, con muerte por maritírio incluida), sino de esas subvenciones multimillonarias y corruptas del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la ONU, organizaciones terroristas mafiosas y corruptas en extremo, como todo el mundo que ve ya ha constatado de sobra, que han hecho del falso y vano pretexto judío fariseo hipócrita de «ayuda al desarrollo», su gallinero de los huevos de oro para sus mega corruptos, tiranos, pervertidos y chupasangres funcionarios, mandamases y tiranos de aquellos independizados países, ahora muchos de ellos multimillonarios sin conciencia ni penitencia mientras Dios les permita latir su corazón. Se ha constituido un continente vago, indolente, pusilánime, soberbio sin freno, ególatra, hedonista (los inmigrantes no vienen desnutridos en absoluto, y gozan de teléfonos móviles de última generación para hablar con sus mamis y papis si los conocen, ¿cómo es posible esto si huyen de la «miseria» según afirman los embusteros sin alma «filántropos»), un continente dependiente como los niños y adolescentes de los padres, infantilizado y viviendo del maná paternalista y con creencia firmemente asentada en el derecho casi «divino» de que pueden vivir sin trabajar, sin esforzarse, sin construir sus propias casas, infraestructuras, sin comprar sus medicinas, sin producir bien o servicio alguno (prostitución aparte) y sin respetar propiedad, vida y derecho de blanco alguno, porque los blancos, según el odio marxista con el que vienen siendo inoculados, es un racista que ha «explotado» durante siglos a los negros y que ahora toca resarcirse, cuando en realidad los blancos les han sacado del exterminio de tribus, las limpiezas étnicas, los sacrificios humanos a ídolos, los taparrabos, la lanza y el escudo de mimbre, las chozas, el estilo de vida cazador, pescador y recolector, además de esclavista de tribus cautivas, y la sumisión de la mujer negra como si fuera mero ganado teniendo hijos ellos con muchas mujeres y ellas hijos con muchos hombres durante generaciones corrompiendo la pureza de su raza con tanta consanguinidad incestuosa heredada que hace de ellos seres incapaces de todo adelanto intelectual, espiritual, profesional y de generosidad con el prójimo (repito, excepción hecha a los africanos católicos, la única población ejemplar, incluso hoy sobre los cada vez más degenerados europeos cada vez más barbarizados por la impureza de la raza, los atentados contra la santa castidad, el matrimonio y la familia cristianas). El victimismo es la ideología totalitaria que se les ha inculcado durante décadas por perroflautas oenegeros que lo único que han buscado es su apoyo político según la internacional socialista, y ¡ay de aquel que les contradiga!. Su dictadura victimista es IMPLACABLE. No se les ha enseñado más que a vivir mirándose a su primitivo ombligo, hoy sin hueso atravezado, sin pensar ni en las mujeres a las que violan como se ordeña a una vaca olvidándose de ellas de inmediato, ni a las niñas que también violan de igual manera, ni de ningún otro dictado que no sea el de su cada vez más refinado gusto por el hedonismo y sus primitivos impulsos tribales totalmente ajenos al prójimo y el dolor que causan. Son personas sin futuro profesional alguno, no conocen ni quieren conocer el idioma, no saben leer, ni escribir, ni asisten regularmente a colegios o institutos, ni tienen conocimiento de profesión alguna, no son fiables (pueden robar a quien les contrate de buena fe), no son constantes, no son puntuales, no son limpios (llenan de excrementos, orines y basura los lugares donde viven, además de ruidos de noche, sin importarles el sano sueño de sus honrados vecinos, ni sus propiedades, ni nada que no sea satisfacer su capricho del momento), vienen buscando emigrar a Francia, Bélgica y UK, las naciones a donde les correspondería estar por su pasado colonial, donde les esperan conocidos ya asentados allí, pero España, quebrada y sin posibilidad de pagar pensiones, parados, subvenciones a casi todos los empresarios, becas, paguitas, puestitos a dedo y funcionarios (38 millones, con sus familias), necesitada de los euros que emite corruptamente el Banco Central Europeo a cambio de su despreciada deuda, tiene que soportar todas las humillaciones que la Unión Soviética Europea le imponga, una de ellas, mantener a los inmigrantes aquí en hoteles, centro de menores, etc., pagándoles y proporcionándoles lo que ningún desempleado tiene para evitar que crucen los Pirineos y violen francesas, belgas, inglesas y rapiñen aquellas naciones.
El castigo que Dios puede descargar sobre tamaña hipocresía democrática es para temblar. Ya nos vino la Segunda Guerra Mundial y la victoria de Stalin y sus genocidas cómplices como consecuencia del «no serviam» a los mandatos de Fátima, con triunfo y expansión de los errores de la satánica Rusia comunista. Y la humanidad, como describe el Apocalipsis, cegada por la política y el becerro de oro, no ha escarmentado ni a los siete sellos, ni a las siete plagas, ni a los siete cálices. Que Dios se apiade de nosotros y de los votantes, pues ellos son los máximos responsables contumaces y empedernidos de la situación, sea el color del voto que sea el que hayan emitido (incluso en blanco o nulo, pues votar es consentir el mal de una mayoría como jugar en un casino lo es de perder hasta lo necesario, Rm 1, 32).

Rafael F.

Yo lo diré en pocas palabras: el Papa en este tema (no entro en otros) es un Cantamañanas. Y al relacionar la no defensa/apoyo de la inmigración con la Teologia, condenándonos, lo que hace el Papa sería, en lenguaje jurídico, prevaricación.

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