Comenzaba la semana con un solitario Felipe VI en los países Bálticos y digo solitario, porque el protocolo de España, igual que el de otros países de nuestro entorno, marca que el jefe del estado, en Europa es en muchas ocasiones un rey, sea acompañado en los viajes oficiales por uno o varios ministros. Pero…, parece ser que hemos entrado en la ruina de la debacle de este desgobierno que nos desgobierna y, lo que antes era un privilegio y casi mataban por ello, se ha convertido en algo que a ninguno le viene bien.
En esto que el Rey, muy sólito él, vestido de gran almirante se fue a un viaje oficial que le había organizado el desgobierno, sin que ninguno de los veintidós, ojo veintidós, ministro, decidiese acompañarle, y no digo que eso sea así al azar, pues supongo, y creo muy claramente que es una de esas cosas que junto con la programación de viajes, para que son, donde son, etc… se realizan con algún fin de estado, no como los habituales del Falcón a Santo Domingo, que son para otra cosa. De modo que ni el que debiera ir, ni su posible sustituto se dieron por enterados, y como lo de apuntarse a cubrir huecos no existe, pues ya tenemos el lío.
Cada vez va quedando más claro, que el presidente del desgobierno, en realidad debiera utilizar el apelativo de toda la vida: «Presidente del Consejo de Ministros», está alejándose de gobernar y aconsejar en nombre del Jefe del Estado. Quiere ser «él», quien ocupe la máxima expresión de esa jefatura, es decir: ya se considera Presidente del Estado español, o algo parecido, aunque todavía no tengamos claro que ese es su único y definitivo interés. De momento la hoja de ruta que tiene lo deja muy claro, pues todos sus hechos le llevan directamente a ese lugar y posición, pero a pesar de que parezca una extraña ucronía, debemos tener muy claro que esa es su máxima aspiración, de momento, y si no a hechos como lo sucedido en aquella recepción en que protocolo tuvo que sacarle del «besamanos» en el que se había auto incluido.
Y eso es lo que hay, se ha visto durante toda la semana. Poco a poco y desde este lunes, la maquinaria, no del fango, sino la del olvido, se ha puesto en marcha. La anterior semana se había puesto al servicio de ese reivindicativo y actualizado poner al Rey en el máximo lugar de la actualidad y presencia, por eso «cumple feliz» de su ascenso a un trono vacante por la tarjeta roja que le había sacado unos árbitros, que son precisamente los que debieran producir vacantes, mejor dicho ni siquiera debían haber accedido a la posición que ocupan. Pero…, estamos en una sociedad que ha cogido perfectamente el camino de su autodestrucción, lo cual no es muy difícil habida cuenta de en manos de quien ha estado la educación de las masas de ciudadanos.
Si, porque si ustedes ven lo que yo estoy viendo en los medios de comunicación y en la propia calle, es para echarse a temblar. Los nuevos doscientos y pico millones con los que el desgobierno ha premiado a sus voceros, demuestran que están haciendo bien su trabajo y que deben de seguir haciéndolo, pues para eso se les engrasa con cientos de millones de euros que, por si no se han dado cuenta, salen de los bolsillos de ustedes, vía impuestos indirectos, vía I.R.P.F., vía declaraciones o de la forma que sea, en ese asalto continuo a la propiedad privada o quizás a lo que debiera entenderse como plusvalía o generación de beneficios, que impiden las reinversiones económicas y la generación de nueva riqueza.
«Caritas», «El Banco de Alimentos», y tantas otras instituciones privadas o pertenecientes a la Iglesia Católica, están desfondadas y sobre todo sobrepasadas. El número de desvalidos económicamente crece sin parar y está ya en torno a los tres millones de personas, que no de españoles. Aunque son estos últimos los más preocupantes. Pues los recursos oficiales destinados a estas personas se están usando directamente en otros menesteres. Pues, mientras los españoles que han pagado religiosamente sus impuestos durante años, ellos y sus antepasados. Recién llegados de múltiples formas, que vienen a «la sopa boba» se quedan con esas partidas presupuestarias.
El gran problema, según ellos y ahora mismo, del desgobierno, no son precisamente los ancianos desprotegidos con pensiones de quinientos euros; sino los seis mil menas que se acumulan en Canarias. Problemón, pues en edad de ser rebeldes sin causa, se encuentran con: casa, cama, comida, teléfono móvil y gastos pagos, mientras que su aburrimiento por no tener que hacer les lleva a situaciones como las del pueblo de Petrer, en Alicante, donde los vecinos han tenido que utilizar la violencia contra ellos, o en el barrio del Bon Pastor en Barcelona. Donde el vaso ya se ha colmado.
Pregunto: ¿Para qué quiere ser presidente de un país un tipo que: con sus aliados, acólitos y los que le han ayudado a llegar ahí, lo está convirtiendo en un lugar imposible para vivir? ¿Simplemente ambición, o descerebración total? Y ahí, lo dejo.
Autor
- José Antonio Ruiz de la Hermosa es oficial retirado del Ejército Español. Especialista en Estrategia, táctica y logística Aérea. Especialista en Salud Laboral, Prevención de Riesgos, Divulgador e Historiador.
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Me parece un error llamar presidente a este miserable, cuando no ha ganado ninguna de las elecciones en las que ha participado. Es un claro usurpador del cargo, obtenido a través de sus múltiples chanchullos, de los que es un hábil gestor y embaucador. Por qué, no pisa la calle, prueba evidente de que el pueblo no le admite.