El pasado fin de semana se celebraron las elecciones autonómicas en Cataluña, con el resultado decepcionante (como de costumbre). Parece mentira que la sociedad catalana del «seny», que padece los estragos ocasionados por la clase política elegida por esa sociedad, vuelva una y otra vez a tropezar en la misma piedra de los candidatos políticos que solo aportan inseguridad, invasión racial y cultural, escasez de trabajo, infierno fiscal, destrucción del tejido industrial, totalitarismo sepa-rata, etc. ,et., y para colmo sequía, ya que casi todos los partidos elegidos estuvieron en su día en contra, por acción u omisión, del Plan Hidrológico Nacional (PHN), como ya expliqué en artículos anteriores.
Jornada electoral caótica de buena mañana. Qué casualidad, otro robo o sabotaje en las líneas férreas, sin poder entrar o salir los trenes del área más poblada de Cataluña… ¿Recuerdan el 23-J con los trenes AVE de Valencia a Madrid? Y para colmo, una portavoz de la generalidad echando la culpa a la escasa inversión del Estado en las infraestructuras de Cataluña, cuando se ha tratado de un hecho delictivo, teniendo las competencias de seguridad ciudadana la generalidad catalana.
En el recuento, otra nueva aportación tecnológica sospechosa de fraude, intermediaria entre los electores y el programa informático de recuento de actas, unas tablets que habrán costado un riñón, para que los resultados fueran » más rápidos» .Tablets y programas informáticos con algoritmos matemáticos….¿les suena? Programa Indra o similar, huele mal, a tongo venezolano.
Los catetos «pagesots del bon cop de falç» que tanto protestan contra la agenda 2030 en lo referente a la agricultura, pesca y ganadería, votando en masa a los partidos secesionistas que apoyan la agenda 2030, son el reflejo de lo contradictorio que es gran parte del electorado catalán, por no hablar de los tercos «ñordos» (así designados despectivamente por los sepa-ratas) del cinturón ya poco industrial de Barcelona, obtusos a la hora de cambiar de voto, con su estúpida y paleta justificación de que «er PZOE e de loh pobre y la derexa e de loh rico». Después tenemos a los catalufos con pedigrí, burgueses y aspirantes a burgueses, que ven el desastre económico y social producido durante décadas por el separatismo, pero erre que erre, ante los males ocasionados por ellos siempre alegan que la culpa es de España; son así, les enseñaron a ser así desde la infancia, no se les puede pedir más, no dan para más.
Después están los catalufos sin pedigrí, rufianes de turno («xarnegos y exñordos»), que sin conseguirlo, intentan imitar a los catalufos con pedigrí, para que estos últimos les perdonen su desagradable descendencia de otras regiones españolas. Estos rufianes forman otro importante caladero traidor de votos sepa-ratas.
En fin, les podría aburrir con la fauna enemiga de España que campa por las tierras catalanas, por ello, tanto monta, monta tanto que gobierne el prófugo de Waterloo, o el más que presunto corrupto de Illa, separatistas ambos a su manera, que el desastre está servido.
Por otro lado, aunque no coincida en gran parte con los planteamientos de VOX, hay que felicitarles por el resultado obtenido, teniendo en cuenta todo tipo de hostilidad y boicot general que han sufrido, sobre todo de los medios de comunicación. Sin descartar un amaño electoral, además de sumar los mismos escaños, 11, han subido más de 30.000 votos. Teniendo VOX mérito en el hecho de capotear la inútil campaña del voto útil planteada por el Partido Patético (PP); de partidos fomentados para robar votos a VOX por el lado de la izquierda social, sobre todo en la periferia de Barcelona, como Frente Obrero; sorteando el molesto ectoplasma del espectro de Ciudadanos, que se ha descalabrado al no haberse retirado dignamente a tiempo; o esquivando a la ridícula ripollesa de sangre pura racial de Guifre el Pilós, Sílvia Orriols, la líder de Alianza Catalana, que ha intentado sustraerle votos a VOX por el flanco de la islamización de Cataluña, mientras desprecia a todos los castellano-hablantes y a los que no son separratas.
En fín, que no aprendemos…
A ver si para las votaciones europeas nos lucimos más por lo que verdaderamente importa: España.
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