23/11/2024 10:51

Dijo Mahatma Gandhi que si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados. En la ignorancia de los pueblos es donde se asegura el dominio de príncipes y cortesanos. Por el contrario, la inquietud, la religiosidad y el conocimiento les despierta y enseña, les hace críticos y rebeldes. Por eso el poderoso hace cuanto está en su mano para precaverse del que estudia y reflexiona, del que se preocupa por adquirir conciencia y sabiduría.

El pueblo español actual, que es, en definitiva, el que trajo a los criminales y los mantuvo durante cinco décadas, es el que está obligado a llevárselos. ¿Cómo? Él sabrá cómo. Lo mismo que sabe echarse violentamente a la calle para defender a su equipo de fútbol favorito cuando cree llegada la ocasión.

La experiencia nos dice que Dios dota a los seres humanos de industria cuando les quita la riqueza, pero el pueblo español aún no se ha percatado de que está arruinado; no sólo es pobre, sino que está endeudado hasta las cejas. Pero gracias a las trampas de sus enemigos, que no dejan de ponerle la zanahoria ante los ojos, cree que vive bien, y los camiones de transporte siguen circulando por las carreteras. Tal vez por eso, por su ignorancia y por sus vicios hedonistas, es por lo que sigue alimentando y eligiendo a sus depredadores, sin preocuparse de hallar el modo y la ocasión de arrastrarlos a la cárcel y mantenerlos aherrojados de por vida, al menos hasta que no retribuyan lo robado y sus intereses.

A la mayor parte del pueblo, despreciador de la verdad, le da por seguir la falsa secta de los tribunos e intelectuales chirles y hueros. Lo que el pueblo ama no es el mármol de los senados dignos, ni las maderas nobles de las bibliotecas, sino el césped de los estadios o las zafiedades de las televisiones. En consecuencia, lo que el pueblo elige es a este género de sabandijas que llaman políticos, y junto a ellos mantiene a su correspondiente recua de pensadores, jueces, poetas, militares, periodistas, empresarios, etc. Todos corrompidos, todos repugnantes. Por el contrario, esta misma plebe ciega, ingrata y torpe, goza siempre escarneciendo al que le es superior.

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Es terrible decirlo, pero para que esta sociedad despierte necesita una guerra, algo que en situaciones normales debiera impedirse por todos los medios y por todas las partes. Una guerra justiciera, que aniquile el hedonismo, la indiferencia, la pusilanimidad y ejercite la razón y dé valor a lo que lo tiene. Del mismo modo que esta engañosa, hipócrita e insolidaria paz, fomenta el descuido, la corrupción, la holgazanería, la perversión y la injusticia.

Pronto verá España la cosecha que produjo el mal cultivo de sus pobladores, y será la cizaña y no el trigo la que abarrote el granero. Y cuando esto ocurra, lúgubre será el porvenir de los cosechadores. Amplio habrá de ser el recipiente que recoja tanto cieno e incluso tanta sangre, y escasos los cronistas que narren la hecatombe. Y de tu error, que si no hay un milagro muy pronto pagarás, tú fuiste el principio, votante de canallas, españolito de a pie.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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Carlos Pertierra

Jesús Aguilar Marina, uno de los grandes poetas de nuestro tiempo, excelente artículo

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