21/11/2024 15:36

Por sus pecados, por no saber regirse y gobernarse y por no saber considerar que tras un día viene otro, con las correspondientes consecuencias, el pueblo español encontrará de sobra lo que lleva décadas buscando. Y de este modo se perderá, sin haberse arrepentido de su indiferencia y de su necedad, incluso sin mostrar atisbos de querer reconocerlas, resultando que, en su absoluta desgracia, despojo ya, serán los pecados los que le dejen a él y no él a los pecados. Algo que no tiene necesidad de glosa, porque hasta los menos avisados lo entienden.

Y los que siguen sin querer creer lo que desde la prudencia se les dice, esto es, que España va hacia el abismo, y ellos de la mano, que se aprovechen de lo que ganen persistiendo en seguir por la ruta equivocada, porque siguiendo por la dirección errónea se vendrá a comprobar en ellos lo que advierten las personas avisadas: que su futuro será la desdicha y la necesidad. Aunque los habrá que no les moleste perder un ojo si el vecino precavido y advertidor ha perdido los dos en el desastre.

Y para dar sustancia a los dos párrafos anteriores, recordemos una vez más que a la quiebra de la socialdemocracia, al cuarteamiento del liberalismo y a la renuncia del debate ideológico por parte de la derecha, ha sucedido, como era inevitable, la casposa y resentida maquinaria del frentepopulismo, cuya única ventaja para los que luchan por la verdad consiste en haber desenmascarado definitivamente, con su llegada al poder, la farsa política que supuso la Constitución, primero; y, después, su consecuencia, que no es sino la infausta Transición. Así, la estructura del impostado consenso constitucional, imprescindible para mantener embelesado y ninguneado al pueblo, ha saltado por los aires, hecha añicos, ante la mirada de cualquier observador atento.

Por eso, a estas alturas, ya nadie con dos dedos de frente, y que no coma o goce a costa de la comedia constitucional y transicional, puede justificar y defender a cualquiera de las cabezas que representan hoy -y representaron ayer- nuestras instituciones, empezando por el Rey. Ni a ellos ni a sus mandados, que obedecen órdenes, doctrinas, rumbos y aberraciones de todo tipo aun a sabiendas de su nocividad para el bien común y el de la patria. Es decir, la farsa, el esperpento, el sainete, el enredo, la parodia, el embeleco o como quieran ustedes definir esta degradante escenificación democrática que hemos padecido y que seguimos padeciendo, se ha hecho transparente, tan transparente, inequívoca y repugnante como el elenco al completo que la protagonizó y la sigue protagonizando.

La corrupta realidad actual, dominada por un Gobierno multipartidista antiespañol, sólo ha podido y puede ser posible con el entendimiento de todos los figurantes que confluyen en el proscenio, dispuestos a aprovechar la flaqueza política de las fuerzas patrióticas y la debilidad social y cultural de la muchedumbre. Por eso, el pugilato frentepopulista ha dejado ya de responder prioritariamente a una disputa ideológica, porque no la necesita, dado el inmenso poder adquirido, sino a unos proyectos de deconstrucción del Estado y a unas ambiciones de poder orgánico, que se chalanean, subastan y conciertan a la vista pública, como se puede comprobar día tras día en las tragicómicas puestas en escena mediáticas y parlamentarias.

Lo malo es que los alcances de esta situación van mucho más allá de las querellas partidistas, los recelos y fobias tribales y los tira y afloja de los traficantes. Lo malo es que la toma del poder por el frentepopulismo, ante la traición de los responsables institucionales y el silencio desleal de la casi totalidad de nuestra oligarquía intelectual y financiera, ha provocado aluminosis en los pilares de la patria y su estructura corre el riesgo de desmoronarse en cualquier momento. Porque lo peor de todo es que, como bien saben ustedes, mis amables lectores, no hay cosa que llegue más presto que el pago de una deuda, y España está endeudada para varias futuras generaciones. Y las deudas hay que pagarlas, sí o sí, de uno u otro modo, aunque no se tengan recursos morales ni económicos, ni proyectos de destino, como es el caso.

La penosa realidad es que la devastación de la patria ha sido tan monstruosa durante estas últimas cinco décadas, que cuesta gran esfuerzo comprender cómo ha podido llegarse tan lejos, tanto en la capacidad corruptora como en la aptitud consentidora. Cómo han podido reunirse para hacer el mal tantos estómagos viles, tantos ánimos codiciosos, tantos odios rastreros, tanto Mal, en definitiva, sin la existencia entre ellos de un rastro de patriotismo, de nobleza, de remordimiento…

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Cómo ha sido posible que unas decenas de miles de políticos ladrones y criminales haya esquilmado graciosa e impunemente a cuarenta millones de habitantes, que son indignos de llamarse españoles. Ladrones y criminales que seguirán hincando el diente y depredando hasta dejar el cadáver con los huesos desnudos, salvo que un repentino y sorprendente descalabro haga arder hasta la raíz a esta maldita democracia y purifique la aflicción de unos pocos, y la ignominia de los restantes con el espanto catártico del fuego. Tristísimo es ver a España rogando por la llegada de un nuevo apocalipsis, ya que, según parece, no es posible el resurgimiento en ella de la excelencia, de la aristocracia espiritual.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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Geppeto

Y cual es la solución para acabar con esa democracia Tal vez un directorio político militar de pisoteadores de los derechos de tus compatriotas Algo así como una oligarquía de ricos de toda la vida o prefieres la aristocracia que no dio palo al agua ni hizo absolutamente nada por España ni los españoles por supuesto durante siglos Y no te confundas conmigo pues no soy rojo soy de derechas pero no estoy de acuerdo para nada con sus ideas La democracia la libertad de la gente y los derechos humanos es algo bueno lo demás es fascismo y comunismo y los dos son hijos de la misma madre

Geppeto

Si si dame otro negativo por favor

Aliena

Gran artículo que , pese a lo que a algunos pueda parecer, es moderado y sobrio, sin excesos. El único – si bien importante – inconveniente que le encuentro es, de nuevo, un exceso de optimismo; pues temo profundamente que los observadores atentos sean pocos y que el resto no sólo siga convencido de que «la estructura del impostado consenso constitucional» no ha saltado por los aires sino que se obstinen en aferrarse a ella con patética esperanza.

Última edición: 10 meses hace por Aliena
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