21/11/2024 15:10

Uno de los mayores asesinos de la historia de España, libre desde 2015

Cerramos el año 2023 con un crecimiento de la criminalidad de un 5.8 % respecto a 2022. En cuanto al balance, tomamos las cifras registradas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil): Agresiones sexuales (violaciones):7.021. Homicidios y asesinatos: 529. Robos con violencia: 94.892. Robos con fuerza: 181.776. Secuestros: 190. A lo que habría que añadir las infracciones de tráfico y los atentados contra agentes de la autoridad, profesores y maestros, que crecen de forma muy preocupante.

Ya no somos el país tranquilo y en paz de antes. Ahora ya somos de los peores de Europa, y camino de ser el peor después de Francia, naturalmente.

Ahora bien, está penalizado decir que toda esta explosión de violencia y aumento de la inseguridad está provocada por las siguientes razones:

1ª. El declive moral de una sociedad cada vez más relativista, permisiva y hedonista.

2ª. La quiebra del principio de autoridad en la familia y en la escuela.

3ª. La extranjería, de la que hemos importado organizaciones criminales como las “bandas latinas”, las “mafia del este” y el “integrismo musulmán”.

4ª. La ley penal del menor que determina que en cualquier decisión que deba tomarse sobre un menor prime su interés sobre cualquier otra cuestión, cuyo reto sigue siendo una elevación de la pena de internamiento con la que no se logra acertar, que ya es el reto de la criminología para las próximas décadas en España.

5ª. El ejemplo que se da a una sociedad, que ve, entre otros muchos casos, que el etarra Valentín Galarza, histórico miembro del comando Donosti y condenado a 400 años de cárcel por los asesinatos: del empresario José Manuel Olarte, del guardia civil Enrique Nieto y colaborador en los asesinatos, entre otros, del concejal popular Gregorio Ordóñez y del dirigente del PSE Fernando Múgica, está vivo, en libertad y disfrutando como si no hubiera hecho nada.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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Aliena

¡Noooo! No puede ser. Que ya nos cuentan personas de orden, cultas, de prosapia y de derechas de toda la vida como Alfonso Ussía que estos últimos han los «mejores cuarenta años de nuestra Historia reciente».
Le doy la razón en los cinco puntos que esgrime. Sólo querría añadir, tal vez de forma innecesaria, que cada uno de esos males se remontan al principio de la cacareada y tan nefasta Transición.Pues fue Felipe González, el ahora alabado y llevado bajo metafórico palio por tanto medio de «derechas» quien puso las semillas – y las regó, mimó y amparó hasta que crecieron y dieron sus primeros frutos, tanto del relativismo moral ( divorcio, aborto, «movida» – es decir, drogar a la juventud, a una generación – «póntelo, pónselo»… ), como de la inmigración – disimulada, pero fuerte ya en Ceuta y Melilla a mediados de los 80 y en toda España en los noventa, aunque la sensación de invasión se produjese con Aznar. El menor como un ángel intocable por la justicia – con derecho a abortar, eso sí – a lo que ahbría que añadir un infame «Código Belloch»; la memoria histórica, sí, piues eso fue levantar dos estatuas a Prieto y Largo Caballero, revertir nombres de calles con la excusa de «devolverles sus nombres originales» – revanchismo puro y duro – y eliminar el nombre e Franco de la prolonación de la Castellana que no staba construida antes, o del Hospital Francisco Franco que pasó a ser Gregorio Marañón, quien dudo que hubiera «pasado» por allí. Amén del cine de propaganda, cada vez más vil. La educación, con la LOGSE, para rebajar drásticamente los conocimientos, quitar autoridad al profesor y meter en el profesorado gente afecta de inferior categoría que no se enfrentase a las antes obligatorias y fuertes oposiciones; labor en la que la inmigración hace su papel de excusa para igualar cada vez más hacia abajo.¿El crimen? Se empezó con la vomitiva amnistía de 1977 – muy defendida hace poco por Corcuera frente a un García Isac que aseguraba momentos antes a sus contertuliosque él respetaba a Corcuera por «haber dejado de ser socialista», bah,y cancioncitas que revuelven las tripas como esa de «Al alba, al alba» en la que, como siempre, se olvida a los asesinados, a las víctimas, para dar una imagen de luz de los asesinos. Y hasta hoy, que se grita «La Constitución destruye la nación» y los voxeros parecen entrar en estado catatónico hasta que te espetan que te vayas a Venezuela, justo, me voy a ir YO.

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