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La emoción nos embarga. Jamás pudimos imaginar que las palabras que aquí escribíamos tuvieran tal repercusión. Siempre pensamos que eran escritas en la soledad y, tan solo, a la soledad dirigidas. Aunque dicen, los que de esto saben, que cuando escribimos siempre escribimos para otro. Aunque en muchas ocasiones sea para ese otro que nosotros mismos somos. Pero ahora ha sido diferente. Las palabras que tan solo hace algunas horas nacieron, hace pocas que hasta a las Cortes Generales movieron.
El día dos de este mismo mes publicábamos en estas páginas un artículo titulado El polilingüe Congreso de los diputados , en él, no solamente rogábamos, sino que también solicitábamos, pedíamos y ¡exigíamos! a la Presidencia del Congreso de los Diputados que, al igual que habían sido incorporados al Congreso de los Diputados los idiomas catalán, euskera y gallego, lo fueran otras mucha lenguas españolas que con el mismo derecho deberían ser introducidos en las Cortes Generales. Decíamos en aquel artículo que existen muchos irresponsables que consideraban que la introducción del catalán, euskera y gallego a la Cámara de representantes tenía como turbio objetivo tributar un silencioso y callado homenaje al general Francisco Franco; los motivos, causas y fundamentos en los cuales cimentaban estos censores sus argumentos, eran expuestos en aquel artículo. Entonces sugeríamos, y ahora afirmamos, que la introducción de otras muchas lenguas españolas en la egregia Cámara sería el único modo de disolver la añagaza de argumentos.
También se sugería allí, que en caso de una posible inconstitucionalidad de la compartición de la multitudinaria cantidad de lenguas vernáculas de las comunidades autónomas, de las hispanas regiones, y de las españolas localidades, debería ser reformada la Constitución para que tal medida fuera posible dentro de las más ajustadas pautas emanadas de la Carta Magna.
Hoy mismo, transcurridos tan solo cuatro días podemos leer en el periódico digital VALENCIA PLAZA que “Esquerra Republicana (ERC) ha llevado una proposición no de ley, escrita en catalán además de en castellano en la que llama al Gobierno a modificar la disposición adicional segunda de la Constitución para la reintegración en la Comunitat Valenciana del derecho civil propio.
En concreto, piden que se impulse una reforma constitucional para incluir el derecho civil valenciano en el conjunto de los derechos forales reconocidos en la Carta Magna.
Por otro lado, ERC ha registrado este miércoles una segunda proposición no de ley en el Congreso con la que urge al Gobierno a equiparar la lengua occitana, conocida como aranés en el Valle de Arán, con el resto de lenguas cooficiales en todos los ámbitos de la Administración del Estado”..
No entendemos por qué ERC escribe su solicitud tan solo en castellano y en catalán (el orden con el que mencionamos dichos idiomas obedece tan solo a categorías alfabéticas) marginando al euskera y al gallego, idiomas, cuya cooficialidad en el Congreso, con tanto encono defendió. ¡Ya empezamos con inicuas y escasamente democráticas marginaciones idiomáticas!
Comprendemos perfectamente que antes de solicitar la cooficialidad en el Congreso de la lengua valenciana, se trate de hacer del Reino de Valencia un país con derecho civil propio, quizás esta sea la vía más adecuada para posteriormente exigir la incorporación del valenciano a la parlamentaria interlocución tal como nosotros ¡exigimos! en nuestro artículo. Aunque puede ser esta, también, la puerta para satisfacer los anhelos imperiales de ciertas zonas influyentes de la sociedad catalana, para hacer del valenciano mero apéndice dialectal de la lengua catalana, Todo está por venir. Todo está por llegar. Mientras tanto, contemplemos todo sentados a la sombra, larga, acogedora y tenue, del alto y melancólico ciprés.
Nos reconforta ver como ERC ha seguido nuestras sugerencias. Decíamos en nuestro artículo sobre la lengua del Valle de Arán:
“Luminosa forma idiomática hablada no solo en el Valle de Aran sino en grandes zonas de la provincia catalana de Lérida. Lengua que a pesar de ser cooficial en la Comunidad Autónoma de Cataluña le es amputado el derecho de penetración en los ámbitos del Congreso de los Diputados. Quizás, señores diputados, ¿el motivo se encuentra en el desdén hacia el débil? ¿En el antidemocrático y despótico sentimiento de superioridad ante el pequeño? ¿A qué motivo se debe, señores diputados?
Pues ya está. ERC solicita que el aranés pase, con el resto de lenguas cooficiales, y sea recibida en todos los ámbitos de la Administración del Estado. Podemos asegurar al lector que no estamos dotados de capacidades adivinatorias. Todo era previsible en buena lógica. Como dice el refrán: Entre todos la mataron, y ella sola se murió.
Y ahora, permítaseme hacer un ruego a la Presidencia del Congreso de los Diputados y a todos y cada uno de los diputados de la alta Cámara de representantes, y sobre todo a los diputados pertenecientes a la autodenominada izquierda progresista.
En nuestro artículo del pasado día dos, tantas veces traído a colación en estas líneas, mencionábamos al BRIQUERO O GACERÍA y de él decíamos:
Joya lingüística que se conserva en el pueblo segoviano llamado Cantalejo. Carece de diccionario y de Academia de la Lengua. Nace entre los siglos XII y XIII. Cuando se repueblan las tierras del sur del Duero, allá en la Reconquista. Como cimientos filológicos tiene el antiguo castellano, el francés, el árabe y el euskera. Se ha conservado gracias a ese importante gremio de fabricantes y comerciantes de aperos de labranza, de ganaderos, de pastores, de arrieros y de tratantes de ganado. En definitiva de gentes trabajadoras, de obreros. Lengua que, por lo tanto, tiene méritos suficientes para que las fuerzas políticas obreristas y las organizaciones sindicales de clase, trabajaran intensamente para incorporarla, no solo al Congreso de los Diputados en España, sino a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) e incluso, a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
¿Qué les lleva a los diputados españoles a marginar tan bella, tan simbólica lengua?
Mi ruego, señora Presidenta del Congreso de los Diputados, y señores diputados de la alta Cámara, es que, entre la enorme multitud de idiomas, lenguas y hablares diversos de los que goza nuestra nación, y que, en un correctos razonar y sentir democrático, habrán de tomar voz en el seno del Poder Legislativo en plazo próximo, hagan un huequecito al briquero o gaceria. La preciosa gema lingüística con la que el pueblo de Cantalejo (Segovia), no solo nos obsequia a la totalidad de los españoles, sino que con la misma, Catalejo, desde la provincia española de Segovia, contribuye de manera indeleble y decisiva a la cultura universal.
Con gozo ilusionado esperamos que nuestro ruego, solicitud, petición, ¡exigencia! sea tan prontamente atendida como lo ha sido la que el pasado día dos, desde estas mismas páginas, hacíamos con respecto al aranés.
Permítame el lector que antes de concluir las presentes líneas, y mientras permanezco a la sombra del ciprés sentado, lance un grito que hasta las lejanas estrellas se vean en la obligación de escuchar: ¡VIVA CANTALEJO!
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