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José Carlos González-Hurtado (Madrid 1964) es el Presidente de EWTN España (EWTN es la mayor red religiosa de medios de comunicación del mundo. Fundada en 1981 por la Madre Angélica se emite en más de 30 idiomas, se ve diariamente en más de 320 millones de hogares y en más de 140 países). Profesionalmente es Senior Advisor global de la consultora estratégica Roland Berger y de algunas de las mayores firmas mundiales de Private Equity así como Consejero de varias compañías multinacionales de tecnología y consumo basadas en Europa y América.
Fue Presidente Internacional de IRi Worldwide (Compañía multinacional norteamericana líder en Tecnología, “Big Data” y Analítica); Chief Commercial Officer y miembro del Consejo Ejecutivo del Grupo Carrefour (donde era responsable las funciones comerciales y de la Innovación, e-Commerce, Digital así como del mayor negocio de Marca Propia del mundo); Vicepresidente y Officer en Procter & Gamble (donde dirigió el negocio global de Braun así como otros de los mayores negocios mundiales de esa multinacional durante más de dos décadas). Elegido uno de los “Top 100 Global Board Candidate” por el Financial Times (Agenda Magazine); uno de los “Top 10” líderes en Israel; “Mejor empresario del año”… ha recibido otros muchos galardones internacionales.
https://www.ociohispano.es/libro/nuevas-evidencias-cientificas-de-la-existencia-de-dios
¿Por qué se decidió a escribir un libro titulado Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios?
Porque no hay un libro como este, ni en español ni en otros idiomas. No hay otro libro que presente las nuevas contribuciones de la física, la cosmología, la biología y las matemáticas que apuntan a la existencia de Dios. Y sin embargo las evidencias científicas son tan abrumadoras que de tratarse de otro tema el consenso sería total y la discusión ninguna y además esas evidencias se han acumulado en las últimas décadas como nunca antes…y a pesar de ello todavía hay quien considera que la ciencia está regañada con la fe.
Lo cierto es que la ciencia ha derrotado al ateísmo, pero hay muchos que no parecen haberse enterado. Por eso es necesario un libro de divulgación científica, al alcance de todos y que presente los avances de la ciencia que en todos los campos deja sin argumentos al ateísmo. Para no ser yo quien lo diga, Christian Anfinsen, premio Nobel de química obtenido por sus trabajos sobre la ribonucleasa, dejó dicho: “pienso que sólo un idiota puede ser ateo”.
Creo que es necesario un libro que haga ver a todos que el “emperador” -el ateísmo- en realidad está desnudo.
¿En qué medida los nuevos avances de la ciencia vienen a corroborar cada vez más lo que creemos por la fe?
Este libro acaba con el mito de que cuanto más ciencia, menos Dios. Lo cierto es que la ciencia siempre ha conducido a Dios, como no puede ser de otra manera, pero es que en la última generación los descubrimientos de “lo inmenso y de lo ínfimo”, de la cosmología y la biología “imponen la idea de Dios” como dijo Max Planck, el padre de la física cuántica. De todos ellos hablamos en el libro.
¿Por qué el libro empieza abordando la física y la cosmología, con el famoso tema del origen del universo?
En realidad, el libro empieza con algunas cuestiones previas necesarias, como la definición de ¿qué o quién es Dios? Porque en muchas ocasiones la discusión sobre la existencia de Dios se produce porque quienes atacan esa existencia tienen una idea errada de lo que es Él. Después en la parte dedicada a la cosmología y la física abordamos la teoría del “Big Bang”, completamente aceptada y refrendada repetidamente y que demuestra que el universo y el tiempo tuvieron un comienzo hace 13700 millones de años.
Una teoría concebida por el Padre Lemaitre (sacerdote católico) y atacada furiosamente por activistas ateos – como exponemos en el libro- y ello porque como dijo Antony Flew – el famoso filósofo ateo que se convirtió en teísta al final de su vida- “si el universo tuvo un principio, es completamente sensato, casi inevitable preguntarse qué produjo ese principio”. El descubrimiento del Big Bang y también la 2ª Ley de la termodinámica -que predice el fin del Universo- han sido responsables de muchas conversiones de científicos que en sus principios fueron ateos. Hablamos de muchos de ellos en el libro.
A la pregunta clave, de por qué hay algo en lugar de nada, ¿podemos añadir algún matiz importante en relación a los últimos descubrimientos científicos?
Lo lógico, lo estadísticamente probable es que no hubiera nada. Y que si alguna vez hubo algo ese algo hubiera desaparecido. Lo lógico, lo probable es que no existiera universo ni por supuesto vida y mucho menos vida humana. Sólo el hecho de que usted y yo estemos aquí es una anomalía de tal calibre que es incalculable. Roger Penrose -premio Nobel de física en el año 2020- ha calculado las increíblemente bajas probabilidades de la existencia de nuestro universo de baja entropía, algo que es necesario para nuestra existencia. Son 1 entre . Ese es un número tan enorme que no es siquiera posible imaginarlo y no hay ordenador capaz de computarlo. Y esa sólo es una de las “casualidades” que se han producido para que exista nuestro universo y la vida humana. Otra “casualidad” que también explicamos en el libro es la de la constante cosmológica, que está calibrada a un nivel de más de 120 decimales. Nadie piensa que eso sea accidental. Está ajustada de una forma enormemente precisa, y si no fuera así… no habría universo, no habría vida. Si nos toca la lotería todos los días, si ganamos a la ruleta siempre que jugamos … es necesario pensar que Alguien está amañando los resultados para que ganemos. Son buenas noticias, Alguien nos quería aquí a usted y a mí.
En este apartado acaba hablando del principio antrópico…¿Podría explicar qué es y por qué un número tan grande de coincidencias han sido necesarias para que se diese la vida en nuestro planeta?
Hay también alguna confusión sobre este principio -y yo diría que intencionadamente- pero lo que de forma sucinta viene a decir es que si se estudian las características del universo, las constantes físicas etc… se llega a la conclusión de que no se puede cambiar prácticamente nada sin que la vida deje de existir. Es decir que parece que el Universo está afinado y calibrado y pensado de una especial manera para que la vida y en especial la vida humana exista.
En nuestro universo la energía se manifiesta a través de cuatro fuerzas fundamentales: la fuerza electromagnética, la gravitacional, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Sus valores fueron determinados exactamente en menos de una millonésima de segundo después del Big Bang y cualquier variación habría impedido la formación del universo. Por ejemplo, si la proporción entre la fuerza electromagnética y la nuclear fuerte hubiera variado en sólo una parte entre 100.000.000.000.000.000 entonces no habría habido estrellas, ni por tanto sistema solar, ni vida. El principio antrópico viene a decir que “no deberíamos estar aquí” y, sin embargo -gracias a Dios- estamos.
¿Por qué el libro tiene también un apartado dedicado a las matemáticas y a las probabilidades?
Porque lo que presento -creo que por primera vez- es que los descubrimientos de la física: el Big Bang o el teorema de Borde-Vilenking y Guth del límite del tiempo pasado (del año 2012) tienen también su traslación en los descubrimientos matemáticos recientes: la negación de los infinitos actuales de Hilbert y también los teoremas de incompletitud de Gödel. Kurt Gödel ha sido posiblemente el mejor matemático de la historia y el mayor lógico desde Aristóteles. Fue el mejor amigo de Einstein con quien compartía conversaciones en Princeton. Ambos eran teístas y el Sr. Gödel vino a demostrar la “necesidad matemática” de la existencia de Dios. Todo ello lo presentamos en el libro de forma que cualquier persona -de ciencias o de letras- lo pueda comprender.
¿Qué quiso decir Einstein con su famosa frase de que Dios no juega a los dados?
Esa es una frase que Einstein le dijo a Niels Bohr en la conferencia de Solvay, en 1927. A lo que éste le contestó “deja de decirle a Dios lo que debe hacer”. Una réplica que también se hizo famosa. Pero el pensamiento de Einstein al respecto se entiende mejor con la que podemos considerar continuación de la frase y que presentamos en el libro. En una carta de 1945 a Paul Epstein -otro físico- Einstein escribió: “Dios juega a los dados incansablemente bajo las leyes que Él mismo ha prescrito”. Que viene a presentarnos un universo sorprendentemente ordenado, con leyes y constantes prescritas de forma sorprendente pero que al tiempo permite la libertad humana y la “indeterminación” de Heisenberg. Algo que también explicamos en el libro.
Luego está el tema de la biología y la evolución…¿Por qué podemos afirmar que no fue por azar?
Este también pretende ser un libro apologético y de debate, un libro que aporte la documentación y los datos a los creyentes para confrontar con “el cuñado ateo” o “el amigo agnóstico” y que les ayude a ambos y también refuerce la fe del creyente. Francis Collins, el director del proyecto Genoma Humano era originalmente ateo, tras el estudio de la vida pasó a teísta y luego se hizo cristiano y ahora es miembro de la Academia Pontificia de Ciencias. Escribió “El lenguaje de Dios” refiriéndose al genoma humano.
En una cita que incluimos en el libro dice “empecé el viaje intentando entender por qué personas intelectualmente sofisticadas podían creer en Dios. Para mi consternación encontré que el ateísmo resultó ser la menos racional de todas las posibles elecciones” y termina afirmando “el universo tuvo un principio, sigue elegantes leyes matemáticas… Dios tiene que ser un asombroso físico y matemático. El Dios de la Biblia es también el Dios del genoma. Se le puede adorar en la catedral o en el laboratorio”.
Es un libro muy documentado, hemos consultado decenas y decenas de libros y centenares de documentos en español, inglés, francés y alemán. Mostramos las evidencias de la física, la cosmología, la matemática, la química y la biología. Muy sinceramente – y espero que no se tome como una falta de humildad- no creemos que haya hoy otro libro parecido.
Finalmente aborda el tema del ateísmo y del agnosticismo, que está muy de moda en nuestros días…La Sagrada Escritura dice que para el necio no hay Dios. ¿Hay realmente tantos necios que no creen hoy en día?
Los ateos son una minoría, pero muy ruidosa. De acuerdo con el World Factbook de la CIA hay menos de un 3% de ateos en el mundo. En España son más – un 8% de acuerdo con un estudio hecho por el Pew research center- lo que explica posiblemente que los españoles estamos entre los más infelices del mundo (repetidamente, como consignan los estudios de Ipsos) y es que como también demostramos en el libro el ateísmo parece incompatible con la felicidad. Esto no es una prueba científica en contra de la ideología escéptica, pero salvo que se considere que el destino del hombre es la infelicidad, no parece lógico imaginar que la ideología que la provoca sea la más apropiada para dirigir la propia vida.
Lo cierto es que, si Dios existe, ello cambia tu vida… y para bien. No se vive igual cuando uno se sabe hijo de Dios y heredero del Reino que cuando uno piensa que es producto del azar y que el ser humano tiene la dignidad de un animal con procesos mentales complejos. Dios da sentido a la vida y con ello también nos proporciona uno de los ingredientes necesarios para ser felices.
¿Por qué, frente a lo que nos han hecho creer, no todos los científicos han sido ateos y muchos de los grandes genios de la ciencia han sido creyentes?
Este es un mito y como casi todos los mitos, es interesado. La verdad es que en un estudio sobre los premios Nobel de los últimos 100 años que mencionamos en el libro se demuestra que más del 90% de los laureados de ciencias eran teístas (apenas había ateos) mientras que el 30% de los premios Nobel de literatura se consideraban ateos. El ateísmo está más extendido entre los “hombres de letras”. Arthur Compton, premio Nobel de física decía que “a medida que aprendemos sobre nuestro mundo, la probabilidad de que este sea el resultado de un proceso aleatorio deviene cada vez más remota, de tal manera que son raros los científicos actuales que defiendan una actitud atea”.
De hecho, la inmensa mayoría de los adalides de eso que se ha llamado “nuevo ateísmo” no son científicos. Son periodistas o profesores de instituto de literatura o estudiaron filosofía … y tampoco son precisamente “nuevos”, ya eran adultos a mediados del siglo pasado.
Sin embargo no todos los científicos son teístas. ¿Por qué?
Es cierto, pero también lo es que cuanto más “científico” se es, menos escéptico. Como decía Werner Heisenberg, premio Nobel y uno de los mayores físicos de la historia: “El primer sorbo de las ciencias naturales te convertirá en ateo, pero al fondo de la copa te espera Dios”.
También es cierto que los científicos más jóvenes son más religiosos que los mayores y ello quizá precisamente porque son los nuevos descubrimientos de la ciencia los que no dejan duda de la existencia de Dios.
En el libro propongo cuatro razones adicionales para explicar que no todos los científicos sean teístas. Los subcapítulos explican “Razones psicológicas”, “Miedo, “Soberbia” y “Mea culpa”. Considero que es uno de los capítulos más interesantes de un libro que creo es muy entretenido. Yo he disfrutado mucho escribiéndolo y espero que los lectores lo hagan leyéndolo.
¿Dónde se puede adquirir el libro?
Pues a partir de mediados de septiembre en las librerías habituales en España:
https://www.ociohispano.es/libro/nuevas-evidencias-cientificas-de-la-existencia-de-dios
y desde ya se puede pedir a través de internet en la web de EWTN.
En la dirección https://ewtn.es/cientificas/
Los derechos de autor del libro serán donados íntegramente para EWTN España, el canal católico de televisión para contribuir a llevar la luz del Evangelio a todos los hogares de España.
Por Javier Navascués
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Basura diletante pseudointelectual. Ya mencionar al judío plagiarista mayor de Einstein le delata. Las única pruebas racionales -mística aparte- de la existencia de Dios, correctamente entendido, son filosóficas. Las ciencias naturales no pueden nunca jamás demostrar la existencia de lo incondicionado. Algunas de esas supuestas pruebas «científicas» (¿qué?) son meras reformulaciones de las pruebas aristotélico tomistas y no se basan en ciencia natural alguna. Es verdad que pruebas aristotélicas tomistas tales como la causa final y el diseño inteligente apuntarían a la existencia de una inteligencia suprema pero eso no es lo mismo que la prueba de la existencia de Dios. La única prueba filosófica dura sería el argumento ontológico de San Anselmo y, aún así, necesita ser reformulado mejor en torno a la distinción entre Ser y ente.
El papel del azar en la causación de fenómenos naturales es una prerrogativa divina. Le hubiera bastado con predeterminar una serie infinita de cocausas que se comportase como se comporta una serie de números no reducible a pauta alguna. Por ejemplo, no hay pauta alguna conocida o por conocer en los dígitos decimales de los números irracionales. Con predeterminar que cada dígito condicione o medie una relación causa efecto para un determinado tipo de fenómeno -probablemente subatómico- le hubiera bastado a Dios para hacer del mundo algo no perfectamente cognoscible por el ser humano en último término y, por tanto, aleatorio a todos los efectos. Esta causación mediada por una serie irracional no es lo mismo que la intervención milagrosa para suspender leyes de la naturaleza. Einstein era tonto y malo.
El ateísmo de algunos no es sólo una cuestión de falta de formación filosófica clásica sino también el resultado de manipulaciones ideológicas y políticas de los «creyentes» y de sus iglesias u otros cultos. Es un rechazo irreflexivo pero comprensible por mera asociación. Véase, por ejemplo, el gran tema artístico de la Polla Récords, Demócrata y Cristiano.