05/10/2024 21:00
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Tras el gobierno de coalición entre VOX y PP en la Comunidad Valenciana, una de las propuestas más inmediatas desde la Vega Baja que solicitaremos desde los grupos de VOX de los Ayuntamientos de Torrevieja, Orihuela, Pilar de la Horadada, Guardamar y San Miguel de Salinas, es que la Generalitat saque un concurso público la adjudicación de la gestión del área sanitaria de Torrevieja de la que dependen dichos municipios, tal como las Administraciones vienen haciendo en múltiples campos de la responsabilidad municipal o Autonómica, como es el suministro de agua, el alcantarillado y la recogida de basuras entre otros.

La asistencia sanitaria es un bien cuya provisión es pública, a través de los presupuestos del Estado y de las diferentes autonomías, pero que se puede gestionar indistintamente por el sector público o el privado al aplicar el principio de la racionalidad económica, según el cual se debe elegir el método de producción de cualquier bien o servicio público minimizando el coste y garantizando la mejor calidad.

En el área sanitaria de Torrevieja durante quince años se pudo disfrutar de una experiencia novedosa: un modelo de gestión privada manteniendo la propiedad pública del hospital y la gratuidad para el ciudadano, que se implantó en Alzira, Torrevieja, Elche, Denia y Manises en la Comunidad Valenciana y en algún hospital de Madrid, con un contrato de gestión conocido como “modelo Alzira” ya que fue allí donde primero se implantó. Debe ser por tanto en la Comunidad Valenciana donde se dé un nuevo impulso a este modelo tan conveniente para el ciudadano.

Desde que llegaron los socialistas al gobierno de la Comunidad Valenciana se realizó la reversión de la gestión de privada a pública de los hospitales de Alzira y Torrevieja, siendo desde entonces un 40% más caros que cuando la gestión era privada y con una pésima calidad en el servicio. Ninguno de los dos hospitales al revertirse a público tenía más plan estratégico que la gestión del día a día y el “sálvese el que pueda”.

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El sistema público de asistencia sanitaria no solo es mucho más caro que el privado, sino que tiende a desincentivar a los profesionales, al recibir el mismo sueldo y trato los más brillantes como aquellos otros que entorpecen a los pocos profesionales que trabajan con dedicación, eficacia y vocación.

La excusa que ya empieza a circular como “voz de orden” entre los grupos de izquierdas es decir que, ya que se ha hecho la reversión, sería muy complicado volver a sacar un concurso público y que en ese periodo de transición de un sistema a otro sería el ciudadano el que perdería otra vez.

Vuelve la izquierda compasiva con el ciudadano, que ayuda al pobre y a los grupos más excluidos, pero como siempre solo con demagogia, mentira y manipulación, ya que los datos no les vienen bien.

La gran diferencia para entender por qué es mejor la gestión privada que la pública, independientemente del partido que esté en la Generalitat, es que la gestión pública aplica un estatuto para los trabajadores de la sanidad que impiden los incentivos económicos, donde todos los profesionales de la misma categoría cobran lo mismo hagan lo que hagan.

Un profesor intentaba explicar a sus alumnos la diferencia entre la gestión socialista y la liberal, pero casi todos los alumnos le decían que repartir las riquezas entre los más ricos y los desfavorecidos era lo mejor y que por tanto una gestión socialista de los recursos económicos es mejor que una basada en el liberalismo.

El profesor les propuso un experimento en clase. Si esto era tal como ellos decían no debería haber problemas que la nota de cada examen se promediase entre los más estudiosos y los más perezosos de clase. Y así lo hizo, haciendo un examen. Tal como había ocurrido en otras ocasiones un 10 % de los alumnos sacaron sobresaliente, un 20% sacó notable un 30% un aprobado y un 40% suspendió.

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Al sacar la media del examen todos en clase aprobaron. Esto al principio llenó de entusiasmo a los estudiantes socialistas, por fin habían sacado un aprobado a pesar de no haber estudiado nada. Pero al 10 % de sobresalientes y al 20% que sacó notable no les gustó la idea. En el siguiente examen los alumnos de sobresaliente y notable estudiaron justo para sacar un aprobado, ya que hicieran lo que hicieran iban a aprobar, pero por el contrario en ese segundo examen aprobó un 30 % de la clase, que eran los que normalmente sacaban sobresaliente y notable, suspendiendo el 70 %.

En el examen de fin de curso suspendió toda la clase ya que nadie se quiso esforzar para aprobar y la media dio un suspenso generalizado.

Ese mismo experimento del profesor explica por qué todos los países socialistas son pobres y por qué es mejor dejar en manos de los que entienden la gestión de los hospitales, ya que lo hacen más barato y mejor y al final el que gana es el ciudadano, aunque la idea del reparto de la riqueza y la solidaridad nos guste tanto a todos.

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Salvador Ruso Pacheco
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