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En aquella ocasión al Rey se le presentó una disyuntiva:

O ESPAÑA O DICTADURA PRIMO DE RIVERA

Y el Rey don Alfonso eligió la Dictadura y hay que reconocer que con el aplauso de todos… y que de momento y durante 7 años fue un éxito. Pero al final, ya se sabe lo que pasó y lo que debe hacer meditar al Rey de hoy, don Felipe.

En noviembre de 1931 las Cortes Generales Españolas aprobaron este acuerdo por unanimidad:


“A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:
«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».
En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades”.

 

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Hoy el Rey, don Felipe VI, está entre otra disyuntiva:

O ESPAÑA O LA DICTADURA SÁNCHEZ

Señores, esto ha llegado al punto de no retorno. Tras lo que ha pasado y está pasando con Marruecos y Argelia, España, con el Rey al frente, con la Prensa fuerte y con las Fuerzas de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas de respaldo, al Rey don Felipe VI no le queda otro remedio que apartar del Gobierno al Presidente Sánchez.

 

Según me informa un amigo ya hay un grupo de abogados que están estudiando cómo meterle el diente por la Constitución y el Código Penal al cese de dimisión de don Pedro Sánchez por Traición a la Patria.

Según el Artículo 102 de la Constitución

“1. La responsabilidad criminal del Presidente y los demás miembros del Gobierno será exigible, en su caso, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

Si la acusación fuere por traición o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones, sólo podrá ser planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la aprobación de la mayoría absoluta del mismo.
La prerrogativa real de gracia no será aplicable a ninguno de los supuestos del presente artículo.

 

Podría conseguirse el cese por traición a la Patria si una cuarta parte del Congreso presentase una Moción, que puede hacerlo, perfectamente. Pero la Moción tendría que ser aprobada por la Mayoría Absoluta y ahí fracasaría, ya que incluso unidos PP (89), VOX (52), Cs (10) no llegarían.

No obstante, en mi criterio PP y VOX debieran presentarlo, porque ello daría pie a discutir las erróneas políticas del Presidente Sánchez que están llevando a España a la ruina y al abismo.

Pero, vayamos ahora con el Código Penal. El artículo 584 dice:

El español que, con el propósito de favorecer a una potencia extranjera, asociación u organización internacional, se procure, falsee, inutilice o revele información clasificada como reservada o secreta, susceptible de perjudicar la seguridad nacional o la defensa nacional, será castigado, como traidor, con la pena de prisión de seis a doce años.

El precepto castiga como traidor al español que con el propósito de favorecer a una potencia extranjera, asociación u organización internacional, se procure, falsee, inutilice o revele información clasificada como reservada o secreta, susceptible de perjudicar la seguridad nacional o la defensa nacional. Dos son las modalidades de conducta que se tipifican. Una primera que se configura a su vez por tres acciones diferentes y alternativas consistentes en falsear, inutilizar o procurarse información clasificada de reservada o secreta y una segunda referida a revelar información clasificada como reservada o secreta, información que en todos los supuestos debe ser susceptible de atacar el bien jurídico protegido por la norma que no es otro que la seguridad y defensa nacional. (…)

O sea, que en este caso el Presidente Sánchez puede ser el “enemigo interior” que está poniendo en riesgo a su propio Estado. La intervención de sus teléfonos, el cambio brusco con el Sahara y la ruptura, súperinesperada, con Argelia, hacen suponer que en el trasfondo de esta guerra hay, ha habido o está habiendo, traiciones.

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Y una de esas traiciones la tiene que explicar el señor Sánchez ante la Justicia española. Tenga o no tenga Mayoría en el Congreso.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.