21/11/2024 19:22
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La tragicomedia en el PP alcanza cotas delirantes. El Partido Popular vuelve a verse envuelto en un escándalo de espionaje, matonismo interno e intereses espurios.

Según ha trascendido a los medios, durante varios meses la dirección máxima del Partido Popular – Pablo Casado y Teodoro García Egea- habría realizado una “investigación” sobre Díaz Ayuso y su familia. Una investigación para determinar la supuesta “irregularidad” de la contratación sanitaria por la Comunidad de Madrid en abril de 2020 y que habría beneficiado a un amigo de Isabel Díaz Ayuso y de su hermano Tomás, actuando este último como intermediario y comisionista en la adjudicación a dedo de un contrato por 1,5 millones de euros para la compra de mascarillas FFP2 y FFP3.

Según ha trascendido a los medios, la susodicha “investigación” pergeñada por Génova 13 habría sido impulsada desde la Empresa Municipal de la Vivienda de la capital de España, y el responsable del “encargo” habría sido Ángel Carromero, que ocupa el cargo de asesor del alcalde madrileño Martínez Almeida y es uno de los máximos colaboradores de Pablo Casado y García Egea. La investigación habría durado meses y la cúpula del PP habría intentado recurrir incluso a “investigadores privados”.
 
El espionaje es una costumbre típica en Génova 13. Recuerden cómo el expresidente Mariano Rajoy y el exministro de Interior Jorge Fernández Díaz protagonizaron la turbia polvareda de un supuesto espionaje al extesorero y exgerente del PP Luis Bárcenas en 2013. Recuerden cómo un falso cura allanó el domicilio de la familia Bárcenas y cómo este caso dio lugar a la investigación apodada “Kitchen”.

Isabel Díaz Ayuso supo que su partido la intentaba espiar a raíz del chivatazo de un exministro de Rajoy que habría hablado con la agencia de detectives que Génova pretendía contratar.  El pasado año, y ya en diciembre, Ayuso estaba al corriente pero no dio la voz de denuncia. Ese silencio hasta ahora formaba parte de su estrategia.

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Tras el fracaso personal y político de Pablo Casado en los comicios autonómicos de Castilla y León, la gran apuesta del líder del PP como trampolín a las elecciones generales y donde no alcanzó la mayoría absoluta anhelada perdiendo 55.000 votos, la presidenta madrileña juega sus cartas contra Casado; Ayuso sabe que le puede torcer el pulso y se prepara para hacerse con la dirección del PP en un futuro Congreso nacional.

Pablo Casado se ha dado el tortazo de su vida en las elecciones autonómicas de Castilla y León donde pretendía ensayar su “abrumador” salto a la Moncloa, truncado por el ascenso irresistible de Vox. El líder del PP, además, pretendía sepultar a Díaz Ayuso impidiendo la celebración del Congreso regional del partido y vetándola en sus aspiraciones a liderar el PP madrileño y a no mucho tardar, el PP nacional.

¡Cuánta porquería en Génova 13! La derechuza española envuelta en triquiñuelas de taberna y en navajismos de tres al cuarto. Pero ojo… También lo está Díaz Ayuso: supo del asunto y calló durante meses por pura estrategia y, tal vez, porque su hermano pudo llevárselo crudito a costa del erario madrileño (no sería el primero ni será el último en cobrar comisiones por favores realizados). De cualquier modo, el PP ha sido rastrero y vil, y deberá probar la corrupción de Ayuso o demostrará, una vez más, que es el partido más abyecto -hacia los suyos- de la política española.

En un miserable discurso a propósito de la investidura de Fernández Mañueco donde el presidente nacional del PP buscaba distanciarse de Vox y criminalizar al partido de Santiago Abascal, Pablo Casado dijo que su partido era el del “autonomismo, el reformismo y el europeísmo”, así como la oposición al “populismo destructor y a la xenofobia” .

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Se le olvidó añadir que el PP, además de todo eso, es una franquicia territorial de malhechores y espías, donde caciques tiránico-sanitarios como el separatista Núñez Feijoo o el inútil Moreno Bonilla responden a la antinacional Agenda 2030, el mandato del Club Bilderberg y el Gran Reseteo patrocinado por el Foro de Davos.

El PP es un partido amortizado que merece la extinción inmediata. Ayuso parece el activo menos malo del PP, pero no nos equivoquemos: su ideología es la globalista y multicultural, la que apoya a los lobbies adoctrinadores LGTB, regala chiringuitos a Toni Cantó, blanquea a los “menas” de los machetazos y subvenciona el aborto.

Dice Ayuso que “no esperaba de la dirección de su partido el trato que ha recibido”. Eso es inocencia, estrategia o escasa memoria… Lo que le ha pasado a Ayuso ya le sucedió a Cayetana Álvarez de Toledo, y antes de ella a la difunta Rita Barberá: la que dio al PP el mayor poder electoral en la ciudad de Valencia durante décadas para luego, al final de sus días, obligarla a abandonar el Senado y expulsarla del partido con los peores improperios y coacciones. El PP siempre obedece a la izquierda: ya sea aplicando sus leyes ideológicas o “depurando” sus propias filas y liderazgos a gusto de la izquierda.

Cuanto antes desaparezca el PP, antes respirará más oxigenada, fortalecida y libre, la nación española.

Autor

Jose Miguel Pérez