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A veces los hijos toman el puesto que sus padres nunca tuvieron; otras, se ponen la corona que sus madres les otorgan…

“Los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil, de que el mundo ha cambiado y sigue cambiando y de que la mejor manera de progresar pasa por mantener el entusiasmo por conocer, y equiparnos con responsabilidad y capacidad de esfuerzo”, dijo la Niña Leonor durante los premios Princesa de Asturias. Al tiempo que reivindicaba “el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad”. Como siga en ese plan terminará siendo Leonor la repelente.

    A la juventud española le parece demencial y le produce vergüenza ajena que una adolescente se crea la reina del mambo, más conocida por “sin ti no soy nada”. Además de que los consejos que la obligan a dar se pueden perfectamente agrupar en “consejos estándar”, que no sirven ni dicen nada.

    Lo he dicho otras veces, y lo sostengo. A la adolescente Leonor se la está exponiendo demasiado, y podría terminar resultando repelente. Una adolescente, aunque de momento tenga título de princesa, no está capacitada para dar consejos a nadie, porque es bien sabido que del viejo es el consejo.  

    Recomendaría a sus educadores paciencia, porque no es más que una adolescente qué vete a saber cómo terminará por mucho que la Monarquía haya segregado una ideología legitimadora de sí misma que envuelve a la institución de tal manera que funciona como una suerte de cinturón protector.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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