24/11/2024 13:01
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La invasión rusa de Ucrania pone en tela de juicio el actual equilibrio inestable. La alianza Rusia-China augura una tormenta perfecta.

Occidente estaba tan anestesiada con su estado de bienestar financiado a crédito que nadie pudo imaginarse una guerra de verdad, con tanques y muertos. Nada de guerras híbridas basadas en la propaganda y la inmigración. ‘Hard power’ del de siempre. La entrada de Rusia en Ucrania se salda en las primeras 24 horas con al menos 100 muertos y centenares de heridos. Bisturí para las guerras de antes, pero ‘shock’ para los ‘florypower’ del siglo XXI.

Rusia huele la debilidad. La humillante salida de Afganistán en vivo y en directo para el mundo entero evidenció que Estados Unidos es una potencia mundial menguante y en declive. Que tras reconocer y tomar dos regiones prorrusas de Ucrania, Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN digan que se iban a reunir, era otra evidencia de que en frente no hay rival.

Los hechos confirman la hipótesis. La UE tarda 24 horas en reunirse y Biden renuncia a las sanciones swift -que son las relevantes- optando por la retórica: «las sanciones serán devastadoras», «el ataque tendrá consecuencias catastróficas». Bla, bla, bla.

Y los rusos lo saben. Porque a la hora de la verdad, nadie se atreve a pasar de las musas al teatro. La clave de todo es cuántos muertos está cada uno dispuesto a asumir. Y ni EEUU ni la OTAN están en disposición de repatriar cadáveres de una guerra imposible de explicar a sus opiniones públicas.

Atentos porque Ucrania sí está dispuesta a defenderse. El gobierno está armando a los hombres en edad de luchar. La potencia militar rusa es 10 veces superior a la ucraniana. Pero aún así, están dispuestos a defenderse mientras el mundo prefiere mirar para otro lado.

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El final es bastante predecible: Rusia ganará tras una guerra desigual donde Ucrania probablemente tampoco ‘resucite’ los episodios nacionales. Kiev no se rinde… No lo creo.

Rusia impondrá un gobierno títere y ayudará en la reconstrucción. Y mientras, Occidente impondrá sanciones a Rusia que en el fondo son sanciones boomerang. ¿A quién daña el aislamiento de Rusia? A Rusia y al resto del mundo. De momento, las sanciones del 2014 a España le han costado 4000 millones.

Pero la nueva factura será muy superior. De momento el petróleo ya supera los 100 dólares y el gas se ha incrementado en más de un 50%. La factura energética se ha disparado afectando a la inflación y empobreciendo a la población. La puntilla de una crisis económica pandémica de la que no terminamos de salir. Ni el entorno ayuda ni el gobierno deja de poner palos en las ruedas.

A partir de aquí, todo cambia. La venganza por la humillación de la caída del muro de Berlín de 1989 se servirá en plato frío. Y el equilibrio mundial quedará en entredicho. Porque Rusia cuenta con el apoyo de China y eso garantiza la tormenta perfecta.

El anzuelo del pescador

Comunistas proPutín. Es tal la nostalgia comunista de la extinta Unión Soviética que la izquierda española y latinoamericana se ha posicionado en defensa de Putin. Creen que haber sido de la KGB le hace comunista. Desconocen que Putin es principalmente ruso; ayer comunista, hoy ortodoxo y mañana lo que toque.

¿Crisis de gobierno? Iglesias calienta. Dice que la posición del gobierno en defensa de la OTAN es incompatible con el no a la guerra. Amenaza así a la coalición. ¿Y si fuera la excusa perfecta para romper el gobierno y convocar elecciones?

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Venganza Egea. El hasta secretario general del PP está que se sube por las paredes. Para empezar porque Casado no le ha acompañado a la calle evidenciando que ha sido cesado y que no ha dimitido. ¿Su venganza? Un rival para el consensuado Feijóo. ¿No se cansa de equivocarse?

 

Autor

Luis Losada Pescador
Luis Losada Pescador
Luis Losada es economista de formación y periodista de vocación. Fue director del Telediario de Intereconomía y subdirector de la Gaceta. Actualmente dirige su agencia de comunicación y es editor de campañas de CitizenGO en América Latina. Se define como hijo de Dios, amante de la libertad y escéptico del poder.