22/11/2024 00:59
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Confieso que estoy loco, que esta pandemia  comunista me está volviendo loco, porque loco de atar hay que estar para pasarse 10 horas (tras el Debate de los 6 en la «tele»)  y un día entero leyendo periódicos, escuchando las radios, viendo las televisiones y pegado a Internet sin soltar el móvil…y encima abrir a las 10 de la noche «El Príncipe» de Maquiavelo, y no cerrarlo hasta la última página a las 6  de la madrugada, ya de ayer.

¿Estoy loco o no? ¿y todo por qué?

Pues, no se rían, para poder decirme a mí mismo quién de los dos  (la guapa  Monasterio o el Moño Iglesias?) había «pecado» en el choque que tuvieron en directo y ante millones de personas al referirse  al sobre y las balas amenazantes que habían recibido el Ministro reprobado, la Directora General de la Guardia Civil en entredicho y el propio Personaje (o personajillo ambicioso, como le llaman otros) y pidiendo el Huno que la Señora Monasterio, condenase la amenaza criminal recibida y respondiendo la Hotra que sí, que está contra la violencia, pero que el Señor  Marqués no sólo no había condenado la violencia ejercida contra VOX en Vallecas, sino que la había aplaudido e incitado, como viene haciendo desde siempre, incluso defendiendo a la ETA.

Y he aquí mi drama: ¿a quién darle la razón?

Bueno, pues a la postre y antes de escudarme en «El Príncipe» he llegado a una conclusión: que el Señor Marqués sabía lo que decía y hacía, como si lo llevara ensayado, con nocturnidad y alevosía,  y la arquitecta Monasterio actuó a corazón abierto, sin ensayo, sin premeditación e incluso dolida, recordando, tal  vez, lo sola y desamparada que se había visto en Vallecas cuando las  piedras volaban sobre su cabeza.

Y ahora veamos lo que diría y a quién le daría la razón el sibilino Maquiavelo.

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Según él hay dos clases de políticos, los que se guían y actúan bajo aquello de que «el fin justifica los medios» (o sea, por ejemplo, que para conquistar el Poder es lícito mentir hasta 70 veces 7, falsificar la verdad, reinventar los hechos y la Historia si ayuda, hacer culpables a las víctimas, anular al adversario y aniquilar al enemigo, disimular o cambiar los argumentos, comprar  o romper las urnas, torear o corromper a la Justicia, ablandar a los militares, chantajear…y si preciso fuere, encarcelar, torturar, matar o hacer desaparecer…lo del Rey Eteocles: «a cualquier precio el Poder jamás es caro»).  O sea, lo que hicieron  los  comunistas soviéticos de ayer en Rusia y lo que hacen los comunistas de hoy en Venezuela… o lo que pretenden hacer en España los comunistas del Progreso a la inversa.

Y están los otros, los que por Principios éticos, morales o religiosos, piensan que los fines, los objetivos, hay que conseguirlos por medios lícitos, legales o humanos. Son los verdaderos demócratas, son los que en este mundo que vivimos siempre pierden, porque para ellos no puede haber medios legales para un fin perverso.

Claro que «Los hombres son tan simples y de tal manera obedecen- a las necesidades del momento que aquel que engaña encontrará siempre tontos que se dejen engañar» (Capitulo XVIII).

Lo dicho. El Plebiscito está servido. O Monasterio o Iglesias. O «Frente Popular Comunista»  (PSOE;MM; UP) o «Frente Nacional en Libertad»  ( PP y VOX)

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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