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Desde hace más de un siglo, la citada Fundación promueve a lo grande la atroz y iatrogénica “medicina científica”. Las actividades «filantrópicas» de la fundación han sido descritas como «colonialismo de facto en países como China y Filipinas». Además, la Fundación ayudó a dar origen a las primeras entidades mundiales de salud/enfermedad estatal, la Comisión Internacional de Salud (1913-16) y la Junta Internacional de Salud (1916-1927). También ayudó a financiar los primeros programas de salud/enfermedad “pública” en universidades como Harvard y Johns Hopkins, hoy sede de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.
Profetas de los cojones, siempre aciertan
Su joya de la corona: «predicción» notablemente profética, la Fundación Rockefeller, en 2010, publicó un informe Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo internacional» que presentaba cuatro escenarios futuros. Uno de estos escenarios hipotéticos fue «Paso de bloqueo», descrito como «[un] mundo de control gubernamental de arriba hacia abajo más estricto y liderazgo más autoritario, con innovación limitada y un creciente rechazo de los ciudadanos. La innovación tecnológica en ‘Lock Step’ está impulsada en gran medida por el gobierno y se centra en cuestiones de seguridad nacional y salud y seguridad. La mayoría de las mejoras tecnológicas son creadas por y para los países desarrollados, moldeadas por el deseo de los gobiernos de controlar y monitorear a sus ciudadanos«. Este escenario también predijo envases de alimentos «más inteligentes»: “A raíz de los temores de una pandemia, las grandes empresas y productores aplican primero envases más inteligentes para alimentos y bebidas en un entorno de empresa a empresa, y luego se adoptan para productos y consumidores individuales”. La participación de la Fundación Rockefeller en la salud pública no es nueva.
La Fundación Rockefeller, el Fondo Económico Mundial y otras entidades de tal pelaje predijeron con precisión milimétrica lo que luego acaeció. Por ejemplo, el Evento 201, realizado en octubre de 2019 (mes y pico antes del pufo plandémico), y coorganizado por la Fundación Rockefeller, “predijo” con absoluta precisión el brote global de un fantasmático coronavirus. Y la consiguiente censura contra los disidentes que serían bautizados como “negacionistas”.
Guerras nucleares y hambrunas
De manera similar, la Iniciativa de Amenazas Nucleares (NTI), que coorganizó una simulación que predijo el brote global de viruela del mono en marzo de 2021 ( con una fecha de inicio imaginaria de 15 mayo de 2022, concluyendo el 1 de diciembre de 2023). La citada NTI, apadrinada por Bill Gates, recibió 1,25 millones de dólares en subvenciones de la Fundación Rockefeller desde enero de 2021. Tal Iniciativa también predijo un acabose con armas nucleares.
A su vez, el otro coorganizador del citado simulacro de la viruela simiesca, la Conferencia de Seguridad de Munich, celebró recientemente, en mayo de 2022 una mesa redonda con la Fundación Rockefeller sobre «Cooperación transatlántica en seguridad alimentaria». Entre las sugerencias que se plantearon en esa mesa redonda se incluye un «enfoque en la transformación del sistema alimentario mundial y hacerlo más resistente a futuros impactos, tomando medidas ahora y a largo plazo».
Control total bajo (falsa) coartada sanitaria
La Fundación Rockefeller también es socia, miembro de la junta y donante de la psicótica GAVI (The Vaccine Alliance, que recibió el premio de la nieta del rey elefante en 2020), junto con el FEM del genocida Klaus Schwab, la Fundación Bill & Melinda Gates y la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, la misma que organizó el Evento 201. GAVI también es un socio principal de la Organización Mafiosa contra la Salud (OMS).
La Alianza GAVI, y la Fundación Rockefeller, también trabajan en estrecha colaboración con la Alianza ID2020. Fundada en 2016, ID2020 afirma abogar a favor de «enfoques éticos y de protección de la privacidad para la identificación digital», y agrega que «hacer correctamente la identificación digital significa proteger las libertades civiles». Recordemos, no es baladí, que los socios fundadores de ID2020 incluyen la Fundación Rockefeller, GAVI, UNICEF, Microsoft, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Banco Mundial, mientras que los socios generales de ID2020 incluyen Facebook y Mastercard.
Durante los últimos dos años, la Fundación Rockefeller y entidades como ID2020 y el FEM han estado muy involucradas en el impulso del denominado Green (Digital) Pass. Por ejemplo, el 9 de julio de 2020, Commons Project, fundado por la Fundación Rockefeller, lanzó “un esfuerzo global para construir una forma segura y verificable para que los viajeros compartan su estado de COVID-19”, es decir, un liberticida pasaporte de kakunas. El Proyecto Commons también estuvo detrás del desarrollo de CommonPass, otra iniciativa de nazi-pass de timovacunas covidicias, iniciativa desarrollada con el FEM (tan ciberpoligoneros ellos).
A su vez, el Good Health Pass fue lanzado por el citado ID2020, como parte de una colaboración entre Mastercard, la Cámara de Comercio Internacional y el WEF. Fue respaldado por el ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, ahora presidente ejecutivo del Instituto Tony Blair para el Cambio Global. Otros miembros de Good Health Pass Collaborative incluyen Accenture, Deloitte e IBM, que desarrollaron el singularmente siniestro de bolche-pass, el neoyorquino “Excelsior Pass”
La Fundación Rockefeller, junto con la Fundación Bill y Melinda Gates, también financió un documento del 27 de agosto de 2021 emitido por la OMS (Organización de Mata Sanos) titulado “Documentación digital de certificados de COVID-19: estado de vacunación». Leamos: “Este es un documento de orientación para los países y los socios implementadores sobre los requisitos técnicos para desarrollar sistemas de información digital para emitir certificados digitales basados en estándares para el estado de vacunación contra el COVID-19, y las consideraciones para la implementación de dichos sistemas, con el fin de continuar la atención. y comprobante de vacunación”. Sic.
Y agreguen dos perlitas: la Universidad Rockefeller explicó en 2017 lo que era la timovacuna covidiana: tecnología para controlar tu cerebro. Y en estos días, tan horrendamente OTAN, la Fundación de marras diseñó la liberticida y antipatriótica militarización de la sociedad.
La peña comiendo insectos, fumando petas
Reset the Table: Meeting the Moment to Transform the U.S. Food System», título exacto del detritus, otro más, publicado por la Fundación Rockefeller el 28 de julio de 2020. Otro reset, otro reinicio, tan foro de Davos. Describiendo otra «una crisis de hambre y nutrición sin precedentes en varias generaciones en Estados Unidos («unlike any this country has seen in generations«).
Reiniciar el sistema alimentario, pues (apenas dos meses después de que el 3 de junio de 2020 el FEM revelara su “Gran Reinicio”).Traducción, grosso modo: los insectos deben ser reconocidos como una «alternativa proteínica saludable y sostenible que puede salvar el medio ambiente y resolver el hambre en el mundo». Los insectos devienen «una fuente alternativa de proteínas creíble y eficaz que requiere menos recursos que la crianza convencional», y «un ingrediente saludable» muy digerible y especialmente adecuado para la dieta de las personas mayores. La cría de insectos también es mucho menos costosa, requiere pocos recursos naturales como el agua y podría reducir la contaminación agrícola hasta en un 99%. Reiniciar la mesa, pues, no es más que otro engranaje de una rueda diseñada para reventarnos. Destruir el planeta, mientras la peña acaba viviendo en invivibles Smart Cities, pululando en el metaverso y fumando petas de maría a todas horas.
Reiniciar la mesa describe también cómo pretenden tomar el control del suministro de alimentos y de la cadena de abastecimiento bajo la apariencia de «equidad», «justicia» y «protección del medio ambiente». Una de las claves de este empeño es la recogida de datos. Grosso modo: desean que el sistema alimentario actual se desmorone para luego poder «resolver» el problema introduciendo un nuevo sistema basado en alimentos sintéticos y genéticamente modificados, cultivados en laboratorio y patentados, además diseñados en granjas de insectos.
Reaccionar cuanto antes, obligación y necesidad
Si no reaccionamos a sus planes y nos resistimos, habremos tomado la decisión de aceptar su versión del futuro: sin intimidad ni propiedad privada. Todo lo que hagas será registrado, rastreado y castigado o recompensado según un algoritmo de crédito social que determina lo que significa ser un «buen ciudadano». A la china. O al modo OTAN, lo mismo da que me da lo mismo.
La única manera de salir de este caos prefabricado: autosuficientes, a corto plazo. Y crear sistemas alimentarios alternativos paralelos a nivel local, fuera del control de los globalistas, a medio plazo. No hay otra…
…Y, por supuesto, en el Rockefeller Center sigue estando la estatua de Prometeo, es decir, Lucifer, “el portador de la luz” para la Gran Masonería de estirpe satánica, profundamente anticristiana y antipatriótica, a fuer de desorejadamente ultracapitalista. Los verdaderos poderes ocultos con oscuros, oscurísimos intereses, pues, con y sin puro (jajaja) de los que habla el caniche más lamerón, la felatriz más leal, el vernáculo y extemporáneo y patrio Simonini (magistral El Cementerio de Praga, de Eco), nuestro nunca suficientemente ponderado el doctor Sanchinflas. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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