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He escrito mucho sobre los Borbones, primero de los Borbones franceses (Luis XIII,  Luis  XIV, Luis  XV, Luis  XVI, Luis  XVIII), y luego de los Borbones españoles. Desde Felipe V a nuestro Rey actual Felipe VI, pasando por Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y Juan Carlos I… pero les aseguro que nada de lo que he leído de ellos y sobre ellos (y hay cosas que aterran a una mente normal), pero ninguna me afectó tanto como la carta que el nefasto Fernando VII escribe a José I, el Rey que le ha impuesto a los españoles su hermano el Emperador Napoleón.

«Señor:

Permítame que tanto en nombre de mi hermano (se refiere a Carlos María Isidro, el «Carlista») y de mi tío como en el mío propio presento a Vuestra Majestad la parte que hemos asumido en su elevación al trono de las Españas. Por haber sido siempre objeto constante de todos nuestros deseos la felicidad de la nación generosa que sois llamado a gobernar, lo vemos cumplido con el advenimiento al trono de las Españas de un Príncipe cuyas virtudes lo han hecho tan querido de los napolitanos.

 

Confiamos, Señor, en que acogerá nuestros deseos en provecho de vuestra felicidad, a la que está unida la de nuestra Patria y que tendrá a bien concedernos vuestra amistad, a la que tenemos derecho en razón de la que profesamos a Vuestra Majestad.

 

RUEGO A VUESTRA MAJESTAD CATÓLICA QUE ACEPTE EL JURAMENTO QUE LE DEBO EN CUANTO REY DE ESPANA, ASÍ COMO EL DE LO ESPAÑOLES QUE ACTUALMENTE ESTÁN JUNTO A MÍ.

 

Quedo de Vuestra Majestad Católica el affmo. hermano. FERNANDO».

 

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Es increíble, es lamentable, da vergüenza ajena, duele el alma, te sublevas, y hasta piensas en la guillotina, que un ser sea capaz de felicitar al Rey que encima está matando a españoles.

Es increíble que un ser normal, que un español, se humille de tal manera ante el Monarca impuesto. Por ello, no es extraño que su propio preceptor el canónigo Escoiquiz dijera: “El Príncipe era lascivo, traidor, sanguinario, cruel y cobarde”. Y según su propio biógrafo, Villar Urrutia.:“Era déspota, jurado y solapado enemigo del Régimen parlamentario y felón, cazurro y taimado, falso y embustero…”

De ahí que hoy, al releer lo que he publicado en este mismo “Correo de España” me he vuelto a sublevar y me he ratificado en lo que pensé el primer día cuando hace muchos años leí la carta, quizás porque por aquellos días estaba escribiendo la vida de Luis XVI para el teatro y, naturalmente, tenía ante mí la guillotina, y haya vuelto a pensar en el final que yo le hubiese dado al Rey “felón”.

Es más, yo les sugiero a los monárquicos de hoy que un día instalen una guillotina en la Plaza Mayor de Madrid y hagan justicia con la Historia. Por mucho menos llevaron a  la guillotina a Luis XVI y a María Antonieta

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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